Viaje al fin de la noche (1932) dio el espaldarazo a Céline como novelista. En su texto vertía gran parte de su
experiencia vivida, desde su àrticipación en
la I Guerra Mundial y su trabajocon los marginados
como médico.
Esta considerada como una de las
grandes obras del siglo XX. Sus páginas diseccionan 100 años de infamia:
el colonialismo europeo, los desastres que supuso
la I Guerra Mundial como fue el hambre y el dolor
de tantas muertes inútiles. Se aparta totalmente de lo que conocemos como
novelas. Sus héroes son lo más opuesto a lo que se entiende generalmente,
porque los seres de su novela sobreviven a duras penas y su destino es el
sufrir y morir. Son auténticos perdedores. Es una literatura descarnada en las
que nadie ni nada se salva. Es un descenso a los infiernos.
Es
un libro que ha provocado las más opuestas reacciones. En él se puede encontrar
junto a lo descarnado de sus personajes un gran lirismo. Su influencia, sobre
todo en la generación beat, ha sido notable y, en general, es el autor que más
ha influido en las nuevas promociones de narradores.
Sin
ser exactamente una autobiografía, sí hay mucho de Céline dentro. Claude
Lévy-Strauss se encontraba con la incógnita de clasificarla como novela o
autobiografía y la definía como “las páginas de un hombre que se niega aceptar la
guerra". En 1935 León Trostky
la definía como “un panorama de lo absurdo de la vida" y la exposición de
las “crueldades y
mentiras” que hay en ella. Por ello Trostky veía en Céline
un moralista.
Se ha considerado Viaje al fin de la noche como el
auténtico rostro de la humanidad.