RESEÑA,
1987
NUM. 174,
PP. 19 |
ESTE ES MI LUGAR
¡PAVLOVSKY
GASEOSO-A!
Tras la explosión primera
la Gran
Diva Pavlosky nos volvió a visitar con Este es mi lugar y en
esta ocasión el crítico Lucas López resumía el espectáculo como:
“un
apropiado apoyo para la ilusión, la magia, la bruma, la frontera más o menos
acuática, más o menos gaseosa de la que nace todo en su espectáculo”o.
|
FOTO: J. R. DÍAZ SANDE |
Espectáculo:
Este
es mi lugar.
Dirección: Angel Pavlovsky.
Iluminación: Miguel VicoAngel Pavlovsky.
Intérpretes: Angel Pavlovsky, Martina
Burlet, Juan Carlos Calzada, Carlos Duer, Paquita Gallego, Paquita Guillarantz,
Alicia Pavlovsky, Miguel Tubía.
Estreno
en Madrid:
Teatro Martín, 14 de marzo de 1987.
A
un amigo mío, profesor y psicólogo clínico, le he oído utilizar la expresión
"la frontera acuática" para describir una cierta configuración de la
personalidad bastante corriente en nuestra época contemporánea. En síntesis,
"la frontera acuática" nos refiere a una personalidad plástica e
indefinida, que no toma opciones y que reclama
el derecho inalienable a no estar de acuerdo con
sus propias opiniones. El humor de Angel
Pavlovsky se dispersa a partir de la bruma.
El
humor en el teatro tiene origen variado. Con frecuencia nace de la facilidad
de la palabra, el chiste rápido, la ocurrencia verbal. Un poco de más dificultad
y a menudo mejor calidad tiene el humor nacido de la caracterización de los
personajes: tipos chocantes, ridículos, graciosos, originales. Finalmente, el
humor más inteligente procede de la plasmación de las situaciones, Hay que
reconocer en Angel Pavlovsky la
facilidad para utilizar las tres fuentes del humor.
Pero
en Este es mi lugar, los tres manantiales nacen, se
desarrollan y cierran el telón envueltos en la ambigüedad. Es la equivocidad la
que da la chispa en los chistes de Pavlovsky,
es el transformismo el que aporta la gracia a su personaje, son los velos,
los humos artificiales, los juegos de luces y sombras, las sugerencias
matizadamente explícitas y el juego con la femenina masculinidad de los varones
y las masculina feminidad de las señoras las que proporcionan una
situación propicia a las carcajadas y la gracia.
Mas
sería equivocado tratar de hacer una crítica sobre Este es mi lugar tratando
de hacer una interpretación más o menos filosófica de su configuración y más o
menos psicológica de su humor. Sería un error porque se trata de todo un
espectáculo. El estilo ágil y desenfadado de "la estrella" vino
arropado por la brillantez del color (magnífico diseño de iluminación),
el barroquismo de los vestuarios ("barroco" e indefinición, apariencia,
bruma, teatro...), la colaboración magistral del coro femenino de mayores,
cantándonos en medio de un ambiente "felliniano" un fragmento del Nabucco,
(El coro de los esclavos).
Es
de subrayar la capacidad de Pavlovsky
para hacer participar al más bien siempre maleado público de un estreno. Desde
el comienzo, en que una señorita anunciaba a los espectadores (también
el humor estuvo aquí presente: "Don Guillermo Galeote", ''Don Francisco
Franco", Don "No-se-nada", estuvieron aquella inaugural en el
Teatro Martín), hasta la puesta en escena de un ballet ejecutado por quince
"deduntarios", pasando por el espectador que hizo de
"tenor" para anunciar la llegada de una "Carmen-Pavlovsky"
de lo más convincente, o por el beso encadenado que cada espectador propinó a
quien tenía a su lado, todo el espectáculo giró sobre la participación gustosa
del público.
No
había que hacer demasiadas disquisiciones. Se trataba de pasárselo bien. Angel Pavlovsky consigue llevar a buen
término su propósito. Quizá se le pueda achacar el que con Este es mi lugar,
aparte de ser el guionista, el director, el escenógrafo, el protagonista,
sea además el tema. Las vivencias rocambolescas de sus progresivos estrenos
son, sin embargo, como toda buena historia del teatro, un apropiado apoyo para
la ilusión, la magia, la bruma, la frontera más o menos acuática, más o menos
gaseosa de la que nace todo en su espectáculo.
|