SOLDADOS
DE SALAMINA
Palabras,
palabras, palabras
Título: Soldados de Salamina
Autor: Javier Cercas
Adaptación
teatral: Julie
Srmon/Joan Ollé
Música: Versiones de Suspiros de España de J. Álvarez
Alonso y J.A. Álvarez Quintero, Xavier Alberti, Lluis Cartes, Banda Sinfónica
Municipal de Madrid y Joan Manuel Serrat/ Triste
historia (sobre un poema de Jaime Gil de Biedma) por Paco Ibáñez/
Versión de Cançço de Bressol de de
Joan Manuel Serrat por Pascal Comela
Espacio
Escénico: Sebastià Brosa/Joan Ollé
Iluminación: Lionel Spycher
Vestuario: Miriam Compte
Espacio
sonoro: Damián
Bazin
Caracterización: Ester Ortega
Asesoramiento
de movimiento:
Damián
Muñoz
Asistente
de dirección: Iban
Beltran
Diseño
de imagen: Ángel
del Pozo
Fotografías: David Ruano
Video: Gag Video
Estudio
de grabación: Setem
& Estudis Soterraània S. L., Equipo tècnic Teatre Llliure
Construcción
de escenografía: Arts-cenic y Theatrend
Confección
de vestuario: Joseph
Abril, Eugeni Caireta, Dress Art, Goretti Sastrería Teatral
Regidor: María de Frutos
Técnico
de sonido: Damián
Bazin
Ayudante
de vestuario: María
Lluc Fiol
Ayudante
de producción:
Nene
Coca
Prensa
de Bitò Producciones: Silvia P. Aspiroz
Distribución: Bitò Producciones S.L.
Jefe
técnico: Manuel
Martínez
Jefa de
producción: Lola
Davó
Producciones: Temporada Alta 2007
En
Coproducción: Centro
Cultural de
la Villa
de Madrid
Agradecimientos: Teatre Lliure. Carles Cano,
Lluis
Elias, Xavier Basiana y Elisenda Rodríguez (Centre
Sant Pere Apóstol)
Intérpretes:
Carlos
Álvarez-Novoa (Miralles), Gonzalo Cunill (Javier Cercas), Lluis Marco
(Sánchez-Maza)
Dirección: Joan Ollé
Duración:
100
minutos (aproximadamente, sin intermedio)
Estreno
en Madrid: Centro
Cultural de
la Villa,
18 – V - 2007 |
CARLOS ALVAREZ-NOVOA
LLUS MARCO
GONZALO CUNILL
fotos:
David ruano |
lluis marco
foto:
David ruano |
Soldados de
Salamina se
inspira en un episodio de nuestra Guerra Civil protagonizado por Rafael Sánchez Mazas, jerifalte e
ideólogo falangista que llegó a ser ministro en el primer gobierno de la
dictadura. Detenido en Barcelona fue trasladado al gerundense santuario de Santa María del Collel, convertido en
cárcel franquista. Condenado a muerte junto a otros reclusos, logró librarse de
ella por puro azar, pues las balas de los ejecutores no le alcanzaron. Escapó
como pudo y se ocultó en un
bosque próximo. Allí le encontró un miliciano,
quien, contra toda lógica, no sólo le dejó escapar sino que desorientó a sus
perseguidores señalándoles un camino equivocado. Javier Cercas partió de esta historia para escribir la novela, en
la que él mismo interviene como personaje que busca al que salvó la vida del Sánchez Mazas, creyendo encontrarle, ya
anciano, en una residencia del sur de Francia. |
GONZALO CUNILL
C. ÁLVAREZ-NOVOA
foto: David ruano |
La versión teatral de Joan Ollé y Julie Sermón es fiel al espíritu y a la letra de la narración original. Nada añade a
lo que en ella se cuenta y es poco lo que se quita. La pregunta que uno se hace
es si el viaje de un género a otro merecía la pena.
A
primera vista, no. El espectáculo, que consta de tres partes muy diferenciadas,
es sumamente estático. En la primera,
siete personajes situados ante una batería de micrófonos, narran de forma
fragmentaria, sin apenas moverse, los hechos de la historia, como si los
rememorasen. En la segunda, es el
propio Sánchez Mazas el que, de
nuevo frente al público, va desgranando a través de un largo monólogo, apenas
interrumpido por otras voces, las circunstancias de aquél suceso y desvelando
algunos aspectos de su vida y de su idea de
España. En la tercera, en fin, el novelista
explica como, en
el curso de su investigación sobre el fascinante episodio, encontró
la pista que conducía hasta aquel miliciano
y el resultado de su encuentro con él. Sin embargo, hay algo en la puesta en escena que
atrapa. Sin duda es su sobriedad. Una escenografía mínima ocupa un escenario
bañado por una luz tenue luz.
foto: David ruano |
JOAN OLLÉ/JAVIER CERCAS
foto: David ruano |
La música, presidida por las notas
nostálgicas de Suspiros de España, son el telón de fondo de las verdaderas protagonistas: las palabras. Son importantes por lo que expresan, pero también lo
es la forma en que han sido ordenadas y son desgranadas por los actores. En la
larga escena inicial, están agrupadas en frases muy cortas, como si fueran
fragmentos de un largo discurso. Algunas se resisten a desparecer y vuelven a
ser dichas por los actores una y otra vez. La repetición y el recitado, hecho
con monotonía de canturia, dan al conjunto una extraña musicalidad. Pero
donde la palabra adquiere mayor fuerza dramática es en el largo diálogo final. Cercas está ansioso por averiguar si
está ante el hombre que evitó la
muerte del
ideólogo fascista, y éste, en el tramo final de su vida,
se resiste a reconocerlo, aunque queden pocas dudas de que lo es. Para la
otra cuestión crucial, saber lo que motivo su conducta, sobre todo sabiendo que
conocía la personalidad del preso, no hay una respuesta clara, pero el anciano
va desvelando con cuentagotas algunos secretos de su vida que nos permiten
intuirla. |
La versión teatral de Soldados de Salamina no es fruto de un encargo, sino el deseo de Joan Ollé de dar vida a las palabras
encerradas en las páginas de un libro cuyo contenido le ha emocionado. Esa
diferencia queda patente en su trabajo. Ha tenido la fortuna de que en esta
aventura escénica le hayan acompañado tres buenos actores, en especial Carlos Álvarez-Novoa, el miliciano que
se convierte en héroe precisamente por no haber matado al enemigo
que
estaba a su merced. Los autores de
la versión,
en la única alteración llamativa del texto
original, han convertido al anciano en un inválido atado a una silla de ruedas,
con lo cual el actor sólo dispone de su voz para expresarse. Escucharle es un regalo.
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L.
MARCO/C.A.-NOVOA, G. CUNILL
foto:
David ruano |
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