SOLDADOS
DE SALamina
reflexiones
de
la dramaturga
Julie
Sermón
(*)
Apuntes de intención
De
la Historia al
"relato real"
Fue
en 1994 cuando Javier Cercas,
novelista y periodista, oyó hablar por primera vez de la ejecución frustrada de Sánchez Mazas,
"poeta exquisito, ideólogo fascista,
futuro ministro de Franco" |
(p.103), |
quien,
en los últimos días de la guerra, escapó en dos ocasiones de su muerte
anunciada. La primera vez, porque consigue escapar del grupo de presos que los
"rojos"
habían conducido hasta el bosque para su fusilamiento; y la segunda porque,
misteriosamente, el soldado republicano que lo encuentra
escondido entre los matorrales le perdona la vida.
|
Después de estos dos golpes de
suerte, Sánchez Mazas deambula por
el bosque durante tres días, hasta que halla refugio en una granja donde se
oculta en compañía de desertores republicanos, quienes le protegen hasta
la llegada de las tropas franquistas. A cambio, Sánchez Mazas se ocupará de ellos después de la guerra: es el contrato
de los "amigos
del bosque". La aventura, extraordinaria pero cierta, del padre
fundador de
la Falange,
persiguió a Javier Cercas durante
casi seis años.
Intrigado
por aquella historia en la que desde el comienzo intuía "un secreto
esencial", el autor se ocupa de rehacer los hilos enigmáticos
de la historia, en una investigación de la memoria que resulta ser, finalmente,
tanto un caso de detective como un descubrimiento del sentido de la escritura. En efecto, un enigma se revela
ocultando otro, y el autor descubre un secreto que no era el que esperaba
encontrar, pero que resuelve todas sus preguntas. Proponer una adaptación
teatral de Soldados de Salamina significa, después de Javier Cercas, no sólo reconstituir una
historia que obra como memoria, sino también poner en escena la aventura de un
gesto de escritura.
|
Del "relato real" al teatro
Primera parte del
libro:
Los amigos del
bosque
En este momento, Javier Cercas narra en primera persona
las etapas de su encuesta: de coincidencias en encuentros, de búsquedas en
visitas, el lector está invitado a seguir al narrador en su juego de pistas.
Adaptándose al ritmo de sus descubrimientos, coincidencias, dudas,
resoluciones, el lector participa en el trabajo de reconstitución iniciado por
el autor, al mismo tiempo que ve nacer y fabricarse a vista un proyecto de
novela.
En
el libro, este camino es cronológico, y da al lector la sensación de
acompañar al autor en tiempo real. Sería posible trasponer esta
temporalidad al teatro, representando en su sucesión las conversaciones y
testimonios que marcan la investigación de Cercas.
Entonces, el trabajo de adaptación sólo consistiría en extraer
fragmentos de diálogo y escenificarlos, basándose
en las virtudes demostradas de la ilusión teatral. |
GONZALO
CUNILL
(JAVIER CERCAS)
FOTO:
DAVID RUANO |
El
problema es que el cine ya lo ha hecho, y seguramente mejor de lo que el teatro
jamás podrá hacerlo.
- Además, ¿cómo eliminar sin perder demasiado el tema
de la realidad?
- Como
los protagonistas existen realmente, ¿qué
elección debemos hacer para representarlos en escena?
- Y
también, ¿en qué medida podemos teatralizar
la realidad?
JAVIER CERCAS
FOTO:
DAVID RUANO |
Organizar el "aparentar"
de una historia verdadera puede convertirse rápidamente en obsceno. Por ello,
nos parece más interesante entrar en el juego de la
convención: más que reproducir el proceso de investigación e imitar a sus
protagonistas, hemos elegido reconstruir los movimientos y que el público pueda
oír y ver la esencia. El relato de Cercas se efectúa a través de recuperaciones, reformulaciones, verificaciones,
adaptaciones de un pequeño número de datos matriciales, que en la
escritura tejen un entramado de recurrencias, tanto temáticas como poéticas:
precisamente es este espacio el que queremos poner en escena, respondiendo, por
la forma que propone Cercas, con una
forma de representación que lleva al teatro la singular y dinámica mecánica de
invención.
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Primera parte de
la representación:
Las voces de los bosques
FOTO: DAVID RUANO |
Hemos optado
por un espacio único, en el cruce de la realidad y el espacio mental: sobre la
tierra y al fondo, un ciclorama, donde proyectamos la imagen del bosque de Collell (filmado en tiempo
real). En este espacio verde, se colocan micrófonos y atriles; al lado, sillas.
En esta primera escena, decidimos no encarnar a los personajes: un coro de
siete a diez
"testimonios" se encarga de los fragmentos de material recolectado por Cercas, representa finales de escenas ejemplares, restituye las
palabras fundadoras, pero nunca en su propio nombre. Ante el espectador, los
testimonios hablan o leen, en primera o tercera persona, solos o en grupo, pero
de una forma u otra, citan las palabras: no se trata de hacer creer aquello que
ven, sino de pasear al espectador por paisajes imaginarios de la memoria; por
descontado memoria colectiva, pero sobre todo también memoria del
narrador-investigador.
En vez de hacer
hablar a Javier Cercas en persona,
nosotros utilizamos en escena, de una manera lúdica y musical, las voces y las
palabras que lo han alimentado y han vivido en él durante sus años de
escritura. A la vez de hacer de investigadores, de la obra de Cercas, agrupamos y distribuimos los
materiales de palabras que la atraviesan en una doble orquestación. La primera
consiste en clasificar las pistas y los indicios que el autor disemina a lo
largo de la escritura, y en yuxtaponer las distintas versiones de un mismo
acontecimiento con el cual va acompañando su relato. Luego,
se trata de volver a atravesar las articulaciones mayores de la investigación (descripciones de
Sánchez Mazas, relatos de la ejecución,
anécdotas del cuaderno de notas, encarcelamientos y
liberaciones), sustituyendo, de manera lineal de la narración novelesca, un
principio de enunciación polifónico, que deja ver toda la información en un
juego de espejos. |
FOTO: DAVID RUANO
|
Ligada a esta primera línea de testimonios "seriales", hay una segunda línea más musical,
una especie de fuga, hecha de pequeños flashes teatrales: fragmentos de
escenas dialogadas, imágenes o estribillos obsesivos, cuestionamientos
recurrentes, enunciados, leítmotívs y otros aforismos claves que riman
con el texto de Cercas. La mezcla de
estas dos líneas de palabras de un lado, las secuencias narrativas y del otro,
el estribillo de los motivos permite inscribir en escena la tensión que no
deja de trabajar la novela, entre el archivo razonado de datos, testimonios, y
la parte concedida al imaginario y a la subjetividad. Los juegos de
contrapunto, superposición, efracción, ruptura, etc., que permiten este mensaje
enunciativo también son, evidentemente, una verdadera mezcla de teatralidad,
abierta a la improvisación libre de los intérpretes músicos de jazz del recuerdo.
Segunda parte del
libro:
Soldados de Salamina
En
la parte central de su novela, Javier
Cercas, epónimo, escribe el libro que tiene encargado. No sólo porque es el
proyecto por el que se ha decidido y que lo ha llevado, otra vez, a dejar de lado
sus funciones de periodista, sino también porque ha decidido mantener la
promesa hecha sesenta años antes por Sánchez Mazas a los amigos del bosque, es decir, la promesa de
contar la historia de su curioso reencuentro en un libro titulado Soldados
de Salamina.
LLUIS MARCO
(SÁNCHEZ-MATAS)
FOTO: DAVID RUANO |
Una vez terminada la encuesta y
resuelto el rompecabezas, al autor sólo le queda consignar aquello que ha
aprendido a lo largo de los meses precedentes y dar forma a su "relato real". Y lo hace con cuidado: como una
biografía muy documentada, cuenta la historia de Sánchez Mazas; sus ambiciones literarias y su fascinación por la
cultura antigua, compromisos políticos fascinantes, tribulaciones de tiempos de
guerra, y evidentemente, la experiencia capital de su ejecución y la huida que
se deriva de ella, el reencuentro con los amigos del bosque, las promesas
hechas y mantenidas o no, mientras hacía carrera de manera mediocre bajo el
poder de Franco. En esta parte, el
autor, que vela sobre todo por ordenar y precisar los datos acumulados durante
el tiempo de
la encuesta, intenta también
describir el retrato psicológico
de Sánchez Mazas, tanto basado en sus intervenciones históricas como en
su producción novelesca y poética. |
Inmersos
en este trabajo interpretativo, Javier
Cercas se autoriza hipótesis que intentan delimitar y tal vez comprender
las contradicciones de esta personalidad enigmática; se esfuerza en comprender
a este hombre de letras y de cultura, cuyo talento contribuyó de manera
decisiva a encender los espíritus y a asolar España. Nos parece
interesante, en el escenario, seguir este deseo que tiene el autor de penetrar
claramente el alma secreta de Sánchez
Mazas, dándole la palabra directamente.
Segunda parte de
la representación:
Memoria de
ultratumba
Este
traspaso de competencias narrativas, es decir, confiar a Sánchez Mazas la carga de
su relato de vida tal como lo ha reconstituido Cercas, se impone por muchas razones.
En primer lugar, se trata de ligar el propio movimiento
del libro que, después de un primer tiempo de recomposición impresionista y
cubista alternativamente, representa totalmente el destino del falangista.
Siguiendo al autor, hemos elegido poner, en el tiempo de un monólogo, la figura
de Sánchez
Mazas en el proscenio. Después de tomar la palabra, y del mismo modo
que en el libro, desaparece.
|
L. MARCO
FOTO: DAVID RUANO |
La segunda razón de esta decisión de adaptación es más
estilística: en esta parte, la escritura de Javier Cercas se caracteriza por una preocupación de neutralidad y
objetividad propias del relato histórico, multiplicada en esta ocasión por un
cierto lirismo exagerado, que puede recordar la retórica falangista. Esta
mezcla de frialdad y de exaltación hace una palabra que puede encarnarse
aparentemente en Sánchez Mazas: ya fallecido, lúcido y omnisciente, abarca con
una mirada su vida de poeta fascista.
Tercera y última motivación: el hecho que de su experiencia, ya
partir de su estancia en los bosques, Sánchez Mazas haya querido hacer de
su ejecución una aventura épica. El primer relato que hace a los amigos del
bosque ya es novelesco y así es como se ha instituido el mito del héroe que se
ha perpetuado, progresivamente, hasta Cercas.
Fascinado por esta escena principal, el autor acaba por escribir la novela que Sánchez
Mazas no escribió.
FOTO: DAVID RUANO |
A
su vez, el teatro lleva a su límite el deseo histriónico de Sánchez
Mazas, convirtiéndolo en el actor que recita el papel de toda su vida,
y no sólo aquel de su episodio heroico. En esta escena, nos encontramos con el
mismo dispositivo de ciclorama de doble cara, pero esta vez escenificamos más
el decorado realista: todo como, en la escritura, Cercas multiplica los detalles históricos y los pequeños
hechos verdaderos, nosotros reconstituimos un ambiente franquista con la
bandera española de fondo. En el centro, un micrófono de los años
cuarenta. Sánchez Mazas con traje chaqueta. A cada lado, tres sillas. En
el proscenio, micrófonos.
En
el monólogo de Sánchez Mazas, optamos por retener como esencial sólo las
informaciones "sensibles"
(explicaciones psicológicas, comentarios retrospectivos, relatos ejemplares).
En los lados del escenario, podemos imaginar que unos auxiliares asisten el
monólogo: como notarios, mencionan las fechas, realizan apuntes históricos.
Puede ser que la escena de la mirada la explique uno de ellos.
También
puede ser que, de vez en cuando, unas siluetas teatrales entren, se sienten,
escuchen un rato y salgan después; es decir, coreografía de fantasmas,
evocaciones sugestivas de figuras transitorias. Evidentemente será el escenario
quien decidirá la pertinencia y el interés de estas propuestas; en el marco de
la escritura, nos limitaremos a poner a disposición de la puesta en escena un
conjunto potencial de materiales para ser dichos y miniaturas para figurar.
Tercera parte del
libro:
Cita en Stockton
CARLOS
ÁLVAREZ-NOVOA
(MILICIANO
MIRALLES)
FOTO:
DAVID RUANO |
Esta última parte se inicia sobre
una constatación de fracaso: el autor ha llegado al final de su proyecto y se
da cuenta de que la manera de disponer los datos históricos y biográficos que
ha ido compilando no es digna de ser una obra literaria. Decepcionado y
resignado, vuelve a trabajar en el diario, pero entonces no sabe que la
entrevista que hará de Roberto
Bolaño tendrá una importancia decisiva para continuar su escritura.
Cuando los dos hombres intentan definir la esencia del héroe, Bolaño cuenta a Cercas el destino extraordinario de un
hombre ordinario, Miralles, que se
encontró unos años antes en un camping. Cercas escucha atentamente las aventuras de todas las batallas de
este soldado (Guerra
Civil, campaña militar de África, liberación de los campos nazis), e
inmediatamente interesado por la dimensión
novelesca del personaje, decide contar su
historia. |
Desde
entonces, el novelista imagina episodios, idea frases en su mente. Hasta que en
él se impone una intuición sorprendente, con una clara evidencia:
Cercas está
convencido de que Miralles podría
ser claramente el soldado desconocido que perdonó la vida a Sánchez Mazas, y que seguramente es la
pieza clave que le faltaba para emprender su primer proyecto de novela. Y de
nuevo el narrador, agitado, se lanza en una nueva encuesta. Apoyado y ayudado
por su compañera Conchi, el
autor pasa semanas enteras pidiendo información, mira minuciosamente las listas
de geriátricos de Dijon, donde sabe que Miralles,
si aún existe, vive a partir de ahora. No hay resultados. Pero incluso si acaba
por no creer más en ello, Cercas no
abandona la tarea hercúlea que se ha fijado, y un día ve recompensada su
tenacidad: Miralles está al otro
lado del teléfono. Después de este primer intercambio, y a pesar de
que Miralles lo intenta desanimar
por este trabajo, Cercas decide ir a
visitarlo.
Del encuentro en Dijon, podemos
decir que resulta ser una derrota del periodismo,y una victoria de la
literatura. Si Cercas se va de Nymphéas sin haber obtenido realmente la respuesta a la cuestión que le preocupaba,
en efecto vuelve a irse con una certeza tal vez más esencial que el secreto que
esperaba revelar. Después de la conversación con Miralles, Cercas comprende que, finalmente, la escritura se trata menos de un asunto de intriga
que de una aventura humana, y que si, tal como lo pretendía Oswald Spengler, es cierto que "siempre es un
grupo de soldados quienes, en el último momento, salva la civilización",
pertenece a un pequeño número de escritores el hecho de retirar, para
huir antes de tiempo y del olvido,
a
aquellos a quien la historia no les han rendido nunca
el homenaje que merecían. Al final de esta etapa
de encuesta inicial, Cercas descubre
y designa,
finalmente, una de las necesidades primordiales de la literatura, es decir,
hacer obra de memoria, de reparación y de consolación. |
G. CUNILL/C. A-NOVOA
FOTO:
DAVID RUANO |
Tercera parte de la representación:
Conversación en
Nymphéas
Si
las dos primeras partes del texto son apoyadas y avaladas por la realidad
histórica, la verdad de esta última parte es más de orden poético: la verdadera
legitimidad del libro de Cercas es
debida y pasa por su encuentro con Miralles.
Es por ello que, en este tercer tiempo de representación, hemos elegido
reducirlo todo a este dúo. En la atmósfera verde de la primera escena, que en
la segunda ha pasado a ser roja y amarilla, la sigue un ciclorama blanco, que
tanto puede figurar perfectamente el ambiente médico del geriátrico como la
página en blanco para escribir. Por otro lado, podemos considerar,
eventualmente, la proyección de frases o palabras en el ciclorama.
JOAN
OLLÉ/ JAVIER CERCAS
FOTO:
DAVID RUANO |
En la novela de Cercas, la segunda parte tiene la función de paréntesis: es un
libro dentro del libro, que es un tiempo de suspensión. y de fijación en un
movimiento más general de encuesta permanente, retomada, como hemos vistos, a
partir del comienzo de la tercera parte. En la escritura de la puesta en
escena, es importante tener en cuenta esta dinámica. Por ello, antes de la
conversación de Cercas y Miralles, volvemos a encontrar el
principio coral que hemos podido ver en la primera escena; pero esta vez, la
sinfonía de los estallidos de voz se produce al teléfono. En el escenario, no
hay micrófonos, sino varios aparatos telefónicos que permiten atravesar de
nuevo, y de una nueva
forma, las principales etapas del
recorrido de
la encuesta (llamadas de Aguirre, Figueres, Bolaño,
llamada de Cercas y Conchi para informarse). Se trata de
dar a conocer a aquellos que, cada uno a su manera, han contribuido a llevar al
narrador hasta Miralles y su
geriátrico de Dijon. |
Por
lo que respecta al encuentro de los dos hombres y su conversación, cabe decir
que al no querer tratar esta escena capital a la manera de la ilusión realista
(hacer como si Cercas llegara a Nymphéas), nos inspiramos libremente en la escritura teatral de Michel Vinaver, y adoptamos el principio de intercambio de diálogos
sobre un fondo de monólogos cruzados. Miralles cuenta al espectador el recorrido de su vida, y Cercas, el de su escritura, y de vez en cuando, nace el diálogo
entre los dos interlocutores. Mezclando la conversación que efectivamente tiene
lugar en Dijon y los enunciados tomados de otras situaciones de enunciación, hemos optado, después del
autor, por un diálogo de sordos y por la verdad del arte (en la ocasión, la
convención teatral). El interés de este montaje de las réplicas es que permite
crear los efectos de ironía, momentos de complicidad, hechos paralelos, que no
revelan ninguna intención de los personajes en escena. Sin tener que
interpretar los artificios de la situación, los actores pueden ser en la verdad
de las palabras y en la emoción de lo dicho, algo que es una manera de seguir,
teatralmente, el gesto de catalizador de la memoria que inició Cercas.
(*) Julie
Sermón es Doctora en Artes del Espectáculo (2994) por
la Université Paris
3-Sorbonne Nouvelles. En la actualidad es profesora de la citada universidad y
del ENSATT de Lyon (Escuela Nacional Superior de Artes y Técnicas de Teatro).
También es autora de diversos artículos sobre teoría teatral. Desde el
2004 ha colaborado con Joan Ollé en dramaturgias y
adaptaciones de sus últimos montajes |
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