RESEÑA
1998
NUM. 299,
pp. 33 - 34 |
Arte
Un
inquietante lienzo en blanco
Arte
fue un fenómeno singular. Lleno de taquilla y prolongación de temporada. Con
esta comedia Yasmina
Reza fue
conocida popularmente en España.
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Título: Arte
Autor: Yasmina Reza
Dirección: Joseph María Flotats
Intérpretes: Joseph maría Flotats,
José
maría Pou,
Carlos Hipólito
Estreno
en Madrid: Teatro Marquina, 29 – IX - 1998 |
JOSE M. POU
JOSEP M. FLOTATS
CARLOS HIPÓLITO
FOTO: JESÚS VALLINAS |
A
pesar de su sencillez, Arte tiene
mucho de ejercicio de virtuosismo. Con un incidente en apariencia banal, Yasmina Reza consigue componer una
aguda y brillante comedia. La compra de un cuadro por parte de Sergio,
un médico joven y de prestigio, se convierte en motivo de disputa con sus dos
mejores amigos - un ingeniero aeronáutico y un empleado de una papelería - y esta
alcanza tales proporciones que remueve los cimientos de la amistad y pone en
peligro la relación entre ellos. Sólo la intervención de la propia
comediógrafa, que evita un final hacia el que avanzaba la acción, impide lo
que personajes y espectadores se temían.
La
trama se configura mediante una serie de variaciones sobre el mismo tema,
ágilmente dispuestas en escenas rápidas y progresivas que apuran las
posibilidades del conflicto: encuentro entre los amigos de dos en dos,
monólogos y escenas en las que los tres están presentes. El médico es
partidario del arte contemporáneo y el ingeniero lo detesta, porque prefiere
los cánones clásicos. El empleado de la papelería adopta una posición
intermedia y se esfuerza por apaciguar los ánimos de sus amigos, pero acaba por
exasperarlos, porque cada uno de ellos querría que defendiera su posición sin
vacilaciones.
La
aparente simplicidad de Arte no impide admitir una pluralidad de
interpretaciones ni vislumbrar los abismos a los que remiten sus agudas réplicas
o la feliz hilaridad del diálogo, que se reviste por momentos con rasgos
wildeanos. No puede pasar tampoco inadvertido el hecho de que las mujeres
estén ausentes físicamente y la referencia a todas ellas sea siempre negativa,
pasada por el tamiz de la descalificación y la burla. Los amigos ocupan un
espacio preferente en las vidas de estos tres hombres y el cuadro
desempeña el papel de un intruso que amenaza esa estabilidad emocional
entre ellos.
Tal
vez pueda irse aún más lejos y quepa entender el conflicto entre el médico y
el ingeniero como una versión del viejo pleito de las parejas de la comedia, en
el que inopinadamente algo o alguien entra en sus vidas y altera una convivencia
hasta el momento pacífica. La intervención del amigo, el tercero en discordia,
no consigue sino complicar la situación, pese a sus intentos pacificadores. En
este sentido puede hablarse de perversidad respecto al texto y de las innumerables
posibilidades de ese lienzo en blanco que lo simboliza. El falso final feliz
así lo confirma. Sólo los monólogos - en realidad, apelaciones directas al
público me parecen innecesarios o excesivamente obvios en una comedia de
estas características.
La
puesta en escena subraya ese carácter de texto abierto. Sobre un espacio amplio
y casi desnudo, en tonos grises y blancos, y con un vestuario en esos mismos
colores, la acción se desarrolla con rapidez y habitualmente con limpieza. Pero
la claridad del trabajo no pretende la interpretación definitiva, sino la
sugerencia de posibilidades. De ahí la sencillez escena gráfica y la casi total
ausencia de apoyos y de objetos.
Por
otro lado, esta desnudez quiere destacar el trabajo interpretativo, que se ha
confiado a tres grandes actores: Cados
Hipólito, José María Pou y Josep M. Flotats, quien se ha hecho
cargo también de la dirección del espectáculo. Su labor persigue ante todo la
expresividad - más que la contención - y, sobre todo en el caso de Flotats, no rehúye los momentos de
histrionismo, aunque este permanece siempre dentro de los límites del buen
gusto. El resultado es eficaz, como cabía esperar de la solidez de estos
actores.
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