RESEÑA 1983
NUM. 147 pp. 16 - 17 |
RENOVACIÓN DEL GÉNERO LÍRICO |
El teatro de la Zarzuela ha abierto su temporada con dos
novedades y un nuevo criterio de fondo. El criterio es insuflar
vida al mundo zarzuelero y para ello, el nuevo director del
coliseo, José Luis Alonso, juega con unas claves: intentar
recuperar el arte de interpretar en cantantes y coros y llamar a
escena a aquellos actores de prosa en papeles que puedan
soportar una voz no muy exigente para los cantables.
Las novedades son Gloria y Peluca de Barbieri como reposición
(primicia en nuestro siglo), ya que desde la fecha de su
estreno, el 9 de marzo de 1850, no había vuelto a subir a ningún
escenario. La otra novedad es levantar el telón con La Verbena
de la Paloma, que aunque muy solicitada en el repertorio de las
compañías privadas, no pisaba el teatro de la Zarzuela desde
1957. José Luis Alonso es el artífice escénico
GLORIA Y PELUCA
Título: "Gloria y Peluca".
Letra: José de la Villa del Valle.
Música: Francisco Asenjo Barbieri.
Escenografía: Wolfgang Burman.
Figurines: Elisa Ruiz.
Director de coros: José Perera.
Director musical: Benito Laurent.
Director escénico: José Luis Alonso.
Orquesta: Sinfónica de Madrid.
Coros: Titular del Teatro de la Zarzuela.
Intérpretes: Carlos Chausson (Marcelo),
Belén Genicio (María).
Reposición en Madrid: Teatro de la
Zarzuela,
10 octubre 1983
(Inauguración de temporada). |
FOTOS: ANTONIO DE BENITO |
La pieza es casi un chascarrillo, disculpa de texto bufo para
ironizar la batalla de antaño entre música italianizante,
pariente de la ópera, y la creación de una música auténtica
mente española a partir del folklore nacional.
La acción en un Madrid de 1850 en el almacén de pelucas del
Teatro Circo, cuya batuta lleva Marcelo, un obrero peluquero que
bebe los vientos por la composición musical y el manejar la
auténtica batuta, amén de ser correspondido en su amor por
María, jefa de sastras y colindante en su oficio con el almacén.
María es la tierra sencilla que censura la musicomanía de un
Marcelo que pinta pentagramas por las nubes. Al final el amor
triunfa, purificado por el fuego que se encarga de quemar los
pentagramas.
Gloria y Peluca importó (e importa) el día de su estreno porque
daba a conocer un nuevo músico con una partitura brillante en
las dos facetas: en la música italianizante (del más auténtico
parafraseo musical de la ópera bufa) y en la música española,
como son las seguidillas de los dos intérpretes. Barbieri en
esta "ópera prima" posee ya la veteranía del músico que al año
siguiente compondrá el brillante Jugar con fuego.
CARLOS CHAUSSON |
Antes he hablado del "equívoco género chico". Los pentagramas de
esta partitura poco tienen que ver con los del posterior "género
chico". Más cercana
al estilo de la ópera bufa, es "chico" por lo que tiene de
brevedad en el texto y por lo que tiene de simpleza en la
anécdota.
Carlos Chausson (Marcelo), cantante con residencia en Nueva
York, presta una atinada voz con brillante variación en agudos y
bajos y con dominio seguro, al mismo tiempo que aporta una
chispeante interpretación que consigue desenterrar la risa del
respetable. Se mueve con soltura en escena y devuelve a la obra
musical sus dos esencias: canto e interpretación.
BELÉN GENICIO |
Belén Genicio (María) es segura en la parte musical y presta su
brillante voz a una interpretación suficiente pero con la
desigualdad del que canta y no interpreta igualmente. Hay un
esfuerzo por aunar ambos ritmos, pero Belén es más preferida por
su canto que por su lado interpretativo. Carlos Chausson y
Belén
Genicio, voces seguras y bien formadas, dan a la partitura de
Barbieri un toque operístico de agradecer en lo italianizante y
gracia en las seguidillas. El coro no les va a la zaga. Destaca,
además de sus voces correctas, la soltura de interpretación.
Con una brillante escenografía, menos pobre de lo que el texto
pedía, de tipo realista, Gloria y Peluca queda como pequeña
pieza operística bufa en la que José Luis ha cuidado el
movimiento escénico de protagonistas y coro y ha logrado que nos
situemos en la propia acción dramática. Asistimos con gusto y
agrado. Se puede pensar que su recuperación ha valido la pena.
LA VERBENA DE LA PALOMA
FOTOS: ANTONIO DE BENITO
JOSÉ BÓDALO
(D. HILARIÓN)
MERCEDES HURTADO
(CASTA)
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Título: "La Verbena de la Paloma".
Letra: Ricardo de la Vega.
Música: Tomás Bretón.
Escenografía: W. Burman.
Figurines: Elisa Ruiz.
Coreografía: Alberto Lorca.
Director de coros: José Perea.
Director Musical: Benito Laurent.
Director Escénico: José Luis Alonso.
Orquesta: Sinfónica de Madrid.
Coros: Titular del Teatro de la Zarzuela.
Intérpretes: José Bódalo (D. Hilarión), Carmen Sinovas (Seña
Rita), Antonio Ordoñez (Julián), Angela de las Heras (Susana),
Mercedes Hurtado (Casta), Tote García Ortega (Seña Antonia),
Joaquín Molina (tabernero), Natalia Duarte (Cantaora).
Reposición en Madrid: Teatro de la Zarzuela, 10 octubre 1983
(Inauguración de temporada).
¿Qué me van a decir ustedes de una obra que todos apuntan como
joya lírica y sobre la que tantos clichés hemos construido? La
música está ahí y todos la conocen. A destacar la puesta en
escena de José Luis Alonso. Teñida de una escenografía,
vestuario y tipos realistas como el de esas estampas de la
antigua ILUSTRACION ARTISTICA de nuestras abuelas, se asoma el
Madrid barriobajero de principios de siglo y finales del otro.
Esto se ha conseguido no solamente con unos decorados de módulos
giratorios reproduciendo realísticamente los lugares en el que
el "drama de los celos" ocurrió, sino con pinceladas de pequeños
detalles en traslaciones de personajes y tipos que terminan por
perfilar los caracteres de los personajes principales. Da la
sensación de que se asiste a un auténtico cuadro de costumbres
alejado de los tópicos folkloristas.
ANTONIO ORDOÑEZ
(JULIÁN)
CARMEN SINOVAS
(SEÑA RITA) |
La incorporación de José Bódalo (D. Hilarión) permite construir
un personaje de gran gracia y finura interpretativa. Lo mismo
sucede con Joaquín Molina (el tabernero) o los dos policías que
aunque más caricaturescos, reconstruyen, con verismo, tipos y
situaciones.
En la parte musical destacan Carmen Sinovas, con una "seña" Rita
convincente y con una voz de buenos graves, así como la voz
brillante de Natalia Duarte en la cantaora. Antonio Ordoñez
(Julián), algo vacilante en el lado interpretativo, es seguro en
sus cantables y proyecta una prometedora voz.
El acontecimiento musical era don José Bódalo-Hilarión. Muy
pendiente y algo oculta su voz en los concertantes, se muestra
seguro y lúcido en el "Una morena y una rubia" a cuya partitura
sirve tanto por su voz como por su picaruela interpretación.
ANGELA DE LAS
HERAS (SUSANA) |
Los coros, brillantes en su polifonía, saben moverse con gracia
y consiguen la creación escénica adecuada huyendo de
estereotipos y marchitas rítmicas, dando al conjunto una bella
ambientación.
Tanto Gloria y Peluca como La Verbena, en sus músicos, son
fieles a la batuta de Benito Laurent.
Da la sensación de que hay como un "renacimiento" en el género,
al menos en el cuidado de su puesta en escena y movimiento
dramático. No es que se piense que la zarzuela será una novedad
y creará públicos entusiastas como lo hizo en su día con aquel
teatro por Horas o con la Zarzuela Grande, pero sí es posible
adecentar un repertorio y, aunque con una mentalidad de antes,
contemplar con agrado un género, como se ha conseguido con la
ópera.
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