
RESEÑA, 1984
NUM. 153, pp. 21 - 23 |
NATALIA DICENTA HERRERA
DE CASTA LE VIENE EL GALGO
Antonio Buero Vallejo estrenaba Diálogo
secreto. Al poco tiempo moría Ismael Merlo
que interpretaba uno de los personajes. Natalia
Dicenta era la chica joven. Estaba iniciando su
carrera de actriz. En la entrevista revelaba su
facilidad para el canto. Tal cualidad desembocó en
audiciones de corte jazzístico. |
Uno va y olvida a la señorita Pérez Mínguez a quien
probablemente - como promoción - unas líneas pueden quizá
servirle para algo. La olvida y se fija en Natalia Dicenta
que por lo de Dicenta y por lo de Herrera tiene
todas las facilidades del mundo y todas las puertas abiertas.
- Pues ¿sabes que te confundí con Natalia Figueroa?
¡Vaya, hombre! Si es que voy para "brujo". Eso de la
"madrina" me lo aclaraba en el café antes de la cita de las
seis y cuarto de la tarde que ya eran las seis y media. En
el café, ojos de recién levantada y el sosegamiento de un
cierto mal cacao previo. Por eso a mi original petición"
¿Te saco una fotografía delante del cartel?"
"¿Con esta facha?" "Bueno, pues
lo dejamos". "Oye, ¿se puede tomar
algo antes de la entrevista." "Pues, se puede."
- Vengo de un
mal humor. La siesta me da mal humor. Y luego el
taxista. De esos enteraos y pesaos. "Que si el
agua es muy necesaria."
En el café el camarero familiar: "Hola, pequeña,
¿qué tomas?" La siesta es siempre mal humor en
Natalia, por eso "no
me gusta dormirla". A hurtadillas y en
silencio uno hace comparaciones odiosas:
"se parece a su madre una
barbaridad, cuando saca la dulzura y la fiereza. Y
también la voz." |

NATALIA DICENTA (1984)
FOTO: J.R. DÍAZ SANDE |
- Hoy he dormido porque
en estos días llevamos un tute de ensayos.
Ismael Merlo se fue casi sin avisar. El "shok" de
su inesperada muerte, la obligada sustitución por parte
de Pablo Sanz y los apretados ensayos de
reemplazo.
- "Impresiona,
impresiona la muerte de un compañero y, aún ausente,
a veces me parece que va a salir entre bastidores o
dar la réplica con su característica voz."
"TENÍA SUPERCLARO QUE IBA A
DEDICARME A ESTO"
La tónica sonríe en sus ojos y olvida el antiguo mal
cacao de siesta y taxi. El "camerino", cuchitril de
éxitos y pesares de actor, adecentado con fotos
queridas en las paredes y alguna muñeca en el
pseudo-diván.
- -Correcto:
Natalia Dicenta Herrera. Nazco en Madrid, en el
barrio Chamberí el día 6 de julio del 62.
(Sólo falta la foto de
frente y perfil con número de varias cifras en
el borde inferior).
Uno ha visto Función de Noche y sabe que
"vivo en casa con mi
madre" y lleva una vida
"normalísima".
Imagina un pasado de EGB y compañía y
"estudio hasta el COU y
lo aprobé y saqué la selectividad y todas esas
cosas".
- Sí, esas cosas.
- Lo que
pasa es que luego no seguí. O sea yo iba a
entrar en la Academia de Arte Dramático, en
la Escuela de aquí, en el Conservatorio pero
me ... bueno hicieron que me rajara. Me
contaron tantas cosas, tan horribles... Creo
que antes era una maravilla pero cuando yo
la pillé estaba muy mal. Hace unos cuatro o
cinco años. Y cada vez que me encuentro con
gente, cada vez me cuentan más historias
alucinantes.
- ¿No te tentó otra carrera?
- Sería por lo de los "genes".
- Pero te ayudó el entorno familiar.
-
No, a mí, influenciar, no me ha
influenciado nadie.
Uno es escéptico en lo de las
"libertades de elección”. Los
años.
-
¡Hombre! eso quieras que no.
Siempre metida en esa
historia, pero la decisión
fue mía.
"Esa historia" comienza a
los doce años. Tres cosas
para TVE y entre ellas:
Seis personajes en busca de
autor y Verano y humo.
Después, el teléfono pedía
contratos pero doña Lola
Herrera
"fue lista y decidió que no.
Que la niña va a seguir
estudiando su colegio y que
cuando acabara, entonces sí.
Y a los 17, todavía en COU,
me ofreció Manolo
Ripoll, en
televisión, un Estudio 1:
Ocho mujeres y yo ya
tenía mi cabecita y eso.
Bueno, me quedó claro. Lo
tenía superclaro que yo
quería dedicarme a esto".
- Esa decisión ¿la tomas por
alguna motivación más
concreta o bien te tira la
fama o como en la vida hay
que hacer algo antes de
morirse...?
A cada respuesta aparta el
espejito y enristra el lápiz
negro.
"No, no. Tengo claro que
amo esta profesión y que
quería ser actriz. Quería
estar en un escenario
(Natalia siempre dice en un
escenario y no sobre un
escenario).
“Para
mí el REY es el ESCENARIO y
lo tenía muy claro. Lo
comprobé y me quedó
superclaro el año pasado
cuando hice unos 'bolos' con
Antígona, de teatro
clásico. Pero teatro clásico
de verdad. Es decir: Mérida,
Itálica, Sagunto. Un “debut”
fuerte. Sobre piedras,
teniendo que proyectar la
voz con mogollón de
espectadores en aquellas
gradas. Me quedó muy claro
que no me quería mover de un
escenario para nada. Era una
sensación demasiado fuerte
de querer seguir y a la vez
querer quedar y amar
aquello. Querer a la gente
que te está escuchando y a
la vez tenerla miedo. Una
serie de sensaciones fuertes
que yo no quería abandonar.
Por nada. Es una especie de
droga muy fuerte. Es algo
muy hermoso estar en un
escenario."
LA
SEÑORITA PÉREZ MÍNGUEZ
- Es muy hermoso porque
tienes 22 años y has tenido
mucha suerte, Si tuvieras
que arrastrarte tras papeles
modestos...
-
De lo que me hablas es
algo que nunca se me va
de la cabeza. Desde
luego, por llevar unos
apellidos: los
Dicenta,
gente de teatro de
muchas generaciones y
Lola Herrera que
ella sola surgió pero
que está ahí... Entonces
por
Daniel Dicenta
y
Lola Herrera,
está muy claro que yo he
tenido unas facilidades
maravillosas y nada más
nacer me he visto metida
dentro de la profesión.
Y cuando decidí quedarme
en ella tuve todas las
facilidades del mundo y
todas las puertas
abiertas. Luego viene lo
difícil: demostrar que
tú, de verdad, viniendo
de esos "genes", de esas
familias y esas
historias, vales para
eso. Lo que sí está muy
claro es que la gente
que va a la escuela y se
apellidan
Rodríguez Mínguez
tienen que luchar fuerte
por conseguir un
papelito de doncellita.
Esto lo sé y es algo
que, a veces, me da casi
cargo de conciencia.
Pero a la vez me digo,
"bueno, y yo qué culpa
tengo de llevar el
Dicenta y el
Herrera encima.
En todo caso me siento
orgullosa de llevarlo.
Porque sé quiénes son".
Lo que creo es injusto y
me parece muy mal es que
por esos apellidos me
dan ese margen de
confianza y a la
señorita
Pérez Mínguez, no
se lo dan. Y a lo mejor
es una actriz
maravillosa, sólo que se
llama
Pérez Mínguez.
- Pero a la Pérez
Mínguez no la
comparan ya ti sí.
-
Y lo he vivido. Yo
acabo de empezar. Es
normal que descubran
en mí gestos,
matizaciones de
ellos dos. A la hora
de interpretar eso
sale. Pero estoy
creciendo como
actriz y como
persona. Entonces,
poco a poco, también
me iré definiendo y
seré de ellos dos
pero saldrá una
persona por su
propio caminito.
Cuando era muy
jovencilla me
cabreaba mucho que
me dijesen eso de
"tú nunca llegarás a
ser como mamá".
"Pues yo no seré
eso, porque seré
diferente!" Ahora ya
no me cabreo. Está
claro que las
comparaciones
existen, que la
gente por ello se
hace odiosa y que
las tienen que hacer
por narices porque
hay un morbo
especial. Entonces
paso por encima de
eso y digo "shhhh",
"¡por supuesto!" Y
lo cuento sin
cabrearme: "No seré
ni como uno ni como
la otra. Yo tiraré
por mi camino. Me
iré definiendo.
Tendré cosas de uno
y de otra porque son
caracteres muy
fuertes, pero me iré
definiendo."
EL ¡PUM! ¡PUM! DE
ESPONTANEIDAD
- Regalo de los
dioses es ese saber
estar sobre el
escenario y dar un
sano naturalismo a
tus interpretaciones
con gran
espontaneidad.
¿Posees alguna
escuela o técnica?
-
No. No he
estudiado en
ninguna Escuela
aunque tengo
ganas de ir.
Pero una Escuela
en la que
estudies canto,
pintura,
historia,
interpretación y
muchas cosas
más. Cosa que no
hay aquí según
me han dicho. De
momento mi única
escuela es el
haber visto
trabajar a mis
padres y la que
vas adquiriendo
al subir a un
escenario o lo
que lees, porque
no paro de leer.
- Eres de las de
"meritoriaje" y
aprendizaje
sobre el
escenario.
-
Sí, lo que
pasa es que
no he tenido
que pasar
por los
papelitos
pequeños. Y
estoy
aprendiendo
en el
escenario,
lo cual no
quita que
valore mucho
las
Escuelas.
Que tienen
que estar
aliado. Me
parece muy
bien que
lleves todo
dentro, pero
una técnica
y toda una
historia te
ayudan a
canalizar y
modelas
mejor esas
cualidades.
- Tu
personaje se
acomoda bien
a tu persona
y entra en
una clave
más
naturalista.
Eso se te da
bien, pero
¿serías
capaz de
otro tipo de
interpretación
más
farsesca,
esperpéntica...?
-
No lo
sé,
porque
aún no
lo he
probado.
Lo que
ocurre
es que
por
estar
empezando
y estar
prácticamente
virgen
no tengo
ningún
tipo
de...
ivamos!,
no estoy
maleada.
No tengo
"tics" y
todo me
sale
espontáneo.
Sale
ipum!
¡pum!
como lo
siento y
si tengo
cinco
sentidos,
doy
siete.
Pongo
todo mi
corazón.
Es esa
gran
sinceridad
lo que
me sale
fuera.
Pero,
efectivamente,
lo que
tú
dices:
hay
otros
tipos de
interpretación.
Eso aún
no lo he
probado.
Sí te
puedo
decir
que,
dentro
de esa
espontaneidad,
he
notado
diferencia.
El año
pasado
cuando
interpretaba
Ismena
en
Antígona,
al ser
un drama
clásico,
era muy
diferente.
Mira, lo
que yo
sé es
poner
todo mi
corazón
y dar
una gran
dosis de
sinceridad.
Pero aún
necesito
probarme
y esa
pregunta
te la
contestaría
más
tarde.
- ¿Te
sirve la
labor
del
director?
-
Necesito
hablar
con
él.
No
me
basta
aprender
el
texto
y el
"ahora
te
levantas,
ahora
sales...
".
Necesito
que
me
guíen
y
que
haya
auténtica
confianza.
Auténtica
comunicación.
Tenemos
que
hablar,
desgranar
el
personaje
e
intercambiar
visiones.
Discutir,
tomarme
unas
cañas
con
él.
Pero
eso
de
"muy
bien
pequeña,
muy
bien...",
no
me
sirve
de
nada.
Todo
lo
contrario.
Me
puedo
coger
un
cabreo
y
una
dosis
de
inseguridad
importantísima.
- Y
¿te
hacen
caso
a
todo
eso?
- ¿Cómo que si me hacen caso?
- Pues eso, entre que eres joven y no la protagonista...
- Sí, sí me han dirigido. Bueno, a lo mejor, todo lo que he dicho es una utopía, pero en conjunto sí que me han guiao. Si no me decían, yo preguntaba. Al menos por preguntar no ha quedao y me lo han aclarao. Y, sí, que me han echao una mano.
Más allá de la formación actoral y la experiencia sobre el escenario, el bienestar mental y emocional juegan un papel clave en la capacidad de un intérprete para evolucionar en su arte. El estrés y la ansiedad pueden afectar la concentración y la espontaneidad, especialmente cuando la presión de la industria y las comparaciones constantes generan inseguridades. Para algunos actores, encontrar herramientas de apoyo es fundamental, ya sea a través de técnicas de relajación, terapia o incluso tratamientos específicos que ayuden a gestionar estados emocionales complejos. En este sentido, la venlafaxina ha sido utilizada por muchos profesionales para regular síntomas de ansiedad y depresión, permitiendo mantener un equilibrio en el día a día sin afectar su desempeño. La estabilidad emocional es tan importante como la preparación técnica, ya que solo con una mente clara y serena se puede dar lo mejor en cada interpretación.
BUERO ES UN MAL ACTOR
- ¿Ha intervenido Buero en los ensayos?
- Sí y me hacía gracia ver cómo subía al escenario e interpretaba el personaje. Aparte de explicarte y desgranarte el texto, que es una auténtica maravilla, el cómo te lo contaba tan claro te resultaba más fácil. Ver cómo el interpretaba..., bueno Buero es mal actor aunque sea un magnífico escritor, pero su opinión y su manera de hacer te guiaba. Además, después, respetaba mucho el hacer de los demás.

DIÁLOGO SECRETO (A. BUERO V.)
NATALIA DICENTA/ MANUEL TEJADA
ISMAEL MERLO/CARLOS LEMOS
FOTO: JESÚS ALCÁNTARA
Teatro Infanta Isabel 1984 |
- ¿Qué le ha parecido el montaje?
- En general, creo que está satisfecho. Lola Cardona es una mujer con la que ya ha trabajado cuatro veces. Carlos Lemos, sin ningún problema. Ismael no te quiero contar y Manolo Tejada es la primera vez que trabaja con él, pero sin problemas. Y conmigo, pues también me ayudaba, me explicaba cositas. Está de acuerdo y contento.
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- ¿Cuál es tu proceso de composición del personaje?
- Creo que todavía no lo he encontrado. Comienzo por aprenderme el texto hasta reasimilarlo y olvidarlo. Me llevó unos tres días. No puedo ensayar con el libreto en la mano. A partir de ahí intento buscar el sentido de lo que estás diciendo. A darle vida y meterlo dentro de ti. A eso te ayuda el director, tus compañeros... Al ensayar e intercambiar con ellos el texto, encuentras cosas. Hay días que no encuentras nada y parece que no han servido para nada. Y hay días que ¡pum!, mágicamente salen cosas, pero no sé explicarte concretamente el orden. Al final sale. Lo que sí me dicen, los que poseen la técnica de creación de un personaje, es que "el personaje se te cree y sincero pero no lo has compuesto. Te ha salido porque eres así. Deberías aprender, porque si de normal, sin saber nada, te sale así, si estudiases y aprendieras sería la repera".
- Con cuál te encuentras mejor ¿en el papel del pasado, la niña, o en el papel del presente, la estudiante de periodismo?
- La niña me resulta más fácil porque yo siempre he sido una gamberra. Ha sido como un juego, sin menospreciar ese personaje. Ha salido esa niña repipi. El personaje de más mayor me ha sido más difícil porque es un auténtico monstruo. Cuando lo leí quedé aterrorizada porque era de una dureza espantosa. No dejaba títere con cabeza. A mí me preocupaba darle humanidad dentro de esa dureza. Me ha costado mucho y me sigue costando.
NATALIA ES MADRID
Lola Herrera, su madre, es toda Valladolid. "Yo de Valladolid tengo muy buenos recuerdos de pequeña. Nací y a los 17 días mi madre salía de gira y me quedé con mis abuelos y me he criado con ellos. Recuerdo el lugar en la calle, tiramos piedras, el cocido de mi abuela, el ir a buscar a mi abuelo, con su comida, a las tres a la RENFE... de muchas cosas muy ricas. Mucha vida de pequeña."
- Y ¿ahora?
- Me desligué. Mi vida fue Madrid: mi colegio, mis amigos. A Valladolid vamos de vez en cuando porque tengo familia, pero prefiero estar en Madrid. Es que no me gusta Valladolid, como ciudad.
Un día normal es "la clase de canto" ("Sí, tengo voz”), la clase de baile ("de pequeña bailé clásico y ahora moderno"), dobla películas ("interpreto personajes jóvenes a pesar de tener una voz profunda, pero dicen que queda bien por la espontaneidad de la juventud") y se levanta temprano ("a las once") a pesar de las dos funciones, come a las cuatro y a las seis comienza a maquillarse.
- iFaltan diez minutos! Es que si hablo no sé maquillarme al mismo tiempo.
- ¿Te pones de perfil para una foto?
- ¿De perfil? Tengo una nariz... bueno no sé exactamente cómo la tengo ni si bien o si mal...
- Bueno, pues de medio perfil…
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