RESEÑA (ABRIL 1993)
(Nº 238, pp. 17)

TEMPESTAD

Y POSTERIOR NAUFRAGIO

El crítico denuncia el que la subvención estatal
arrope iniciativas desastrosas como esta y no tenga en cuenta
otros textos más meritorios.

Título: Tempestad.
Sobre textos de: Shakespeare. Auden y Nauman.
Dramaturgia, escenografía y dirección de escena: Rodrigo Garcia.
Intérpretes: Miguel Angel .Altet, Gonzalo cunin, Chete Lera, Rosa Savoini.
Boxeadores: Chumi, Julián Gómez, José Armentai.
Vestuario: La Carniceria Teatro.
Estreno en Madrid: Sala Olimpia. Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas, 11-11-93.

Si Shakespeare se sirvió de tres fuentes de inspiración/información para componer su Tempestad (Noche de invierno, del español Antonio de Eslava, cierto acontecimiento fijado en la conquista de América muy popular en el siglo XVII, y el boceto de la Comedia del Arte La Arcadia encantada), parece lícito que un creador de ahora, Rodrigo García, haga lo propio tomando del maestro inglés su título y atmósfera, más algunos textos de Auden y Nauman. Ya se sabe que al teatro todo le está permitido excepto confundir y saturar. Con este trío de magníficos autores, el dramaturgo, escenógrafo y director articula un espectáculo con pretensiones de lúcida vanguardia dramática. No hay tal.

Lo que La Carnicería Teatro nos ofrece es un laberinto de imágenes que confunden de principio a fin, y en consecuencia agotan hasta la desesperación. Este estrepitoso náufrago teatral se produce porque ni la embarcación armada para el caso (puesta en escena y dramaturgia), ni los encargados de encaminarla a buen puerto (dirección y actores) demuestran los más mínimos fundamentos en la navegación teatral. El descalabro parte de una absurda dramaturgia donde los discursos de los tres autores citados son alterados, descontextuados y puestos al servicio de la incoherencia más gratuita. Sólo a través de una extraordinaria y disciplinada concentración el espectador logra intuir que se le propone una nebulosa historia donde la vieja utopía es descuartizada por la actual violencia social, materializada en la presencia de tres boxeadores y la contundencia de unos demoledores palos de béisbol. Los aspectos visuales son los que con mejor tino pretenden concretar la dispersa acción: espacio sugerente que acoge el perfil de un gimnasio dentro del cual aparecen intermitentemente otros tantos lugares que rompen el tiempo en una concatenación de símbolos ciegos en sí mismos, metáforas confusas, sonidos y músicas que dispersan, juego de luces que pretenden centrar un viaje a ninguna parte. Y a poco más llega la comprensión lógica de lo visto. Lo demás, suposiciones, especulaciones subjetivas, estupor generalizado.

El irremediable daño que este tipo de experimentos ocasionan a nuestro teatro —no en su mejor momento para soportar semejantes «caprichos»— se multiplica peligrosamente en esta ocasión, porque su programación se encuentra incluída en una muy razonable muestra de autores españoles actuales propiciada por el Centro Nacional de Nuevas Tendencias. Se ofrece así, por un lado, una falsa y penosa panorámica sobre la capacidad de nuestro teatro; por otro, se desvaloriza el indudable acierto de otras propuestas presenciadas en el ciclo, tales como el impecable texto de Ignacio Amestoy Betizu, toro rojo.

 

Más información

           LA TEMPESTAD - Información General

           LA TEMPESTAD - Entrevista
           LA TEMPESTAD - Crítica Teatro
           LAS AMBICIONES DEFRAUDADAS - LA TEMPESTAD - Crítica Teatro
 


MIGUEL MEDINA VICARIO
Copyright©medinavicario

Sala Olimpia.
Centro Nacional de Nuevas Tendencias

 

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