MADAMA
BUTTERFLY
DENUNCIA SOCIAL E
IMPERIALISTA
Título: Madama
Butterfy (Tragedia giapponese en tres actos)
Música: Giacomo
Puccini (1858-1924)
Libreto: Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en la obra
teatral homónima de David Belasco inspirada en el relato de John Luther Long
Director
de escena: Mario Gas
Escenógrafo: Ezio Frigerio
Figurinista: Franca
Squarciapino
Iluminador: Vinicio Cheli
Escenografía: Spazio Scenico, Roma - Scenotecnica,
Roma - Altamira, Madrid
Vestuario: Cornejo, Madrid
Utilería: Teatro Real · Rancati, Milán · Valero Visión, Madrid
Pelucas: Mario Audello, Turín
Caracterización
y calzado: Teatro Real
Realización
y medios técnicos: Videoreport
Proyecciones: Vipor
Coro y
Orquesta Titular del Teatro Real
Coro
y Orquesta Sinfónica de Madrid
Producción del Teatro Real (2002)
BMG Ricordi Music Publishing SPA di
Milano Editores
y propietarios
Patrocinadores: IberCaja,
Ayuntamiento de Madrid, Phiñips, Telefónica, Telemadrid.
Intérpretes:
Cristina
Gallardo-Domâs* (14, 17, 23, 26)/ Micaela Carosi* (15, 18, 20, 22, 25, 27) (Madama
Butterfly (Cio-Cio-San), Marina Rodríguez-Cusí (14,
17, 20, 23, 26) / Itxaro Mentxaka (15, 18, 22, 25, 27) (Suzuki), María José Suárez (Kate Pinkerton),Carl Tanner* (14, 17, 23,
25, 27)/ Roberto Aronica (15, 18, 20, 22, 26) (B.F. Pinkerton),Vladimir Stoyanov (14, 17, 20, 23, 26)/
Ángel Ódena (15, 18, 22, 25, 27) (Sharpless),
Emilio Sánchez (14, 17, 20, 23, 26)/ José Ruiz (15, 18, 22, 25, 27) (Goro), Guzmán Hernando (El príncipe Yamadori),
Miguel
Sola (14, 17, 20, 23, 26)/Alfonso Echeverría
(15, 18, 22, 25, 27) (El
tío bonzo), Mario
Villoria (Yakusidé), Tomeu Bibiloni (El comisario imperial), Juan Manuel Muruaga (El oficial del registro), Marisa González (La madre de Cio-Cio-San), Montserrat Muñumel (La tía), María Concepción Moyano (La prima).
Director
del coro: Jordi Casas Bayer
Asistentes
del director de escena: José Antonio Gutiérrez, Ignacio García
Maestros
repetidores: Patricia Barton, Riccardo Bini
y Mack Sawyer
Director musical: Plácido Domingo (14, 15, 17, 18, 22,
23, 25, 26, 27) Philippe Bach (20)
Duración aproximada: Acto
I: 55 minutos, Pausa de 30 minutos, Actos II y III: 1 hora y 30 minutos
* Hace su presentación en el Teatro Real
Estreno
en Madrid: Teatro Real, 14 – VII- 2007 |
FOTOS: JAVIER DEL REAL |
Para cancelar la temporada de Ópera en el Teatro Real, se ha
recuperado una Madama Butterfly de
2002, con un original montaje escénico de Mario
Gas. Con él ha vuelto a Madrid Plácido
Domingo, no para interpretar a Pinkerton, sino para dirigir la
orquesta.
FOTO:
JAVIER DEL REAL |
Comenzamos por el montaje de Mario Gas. La acción no se sitúa en
Japón, sino en un Japón de Hollywood. En los años treinta en uno de esos
estudios de cine se está filmando Madama
Butterfly, por lo tanto vemos toda la parafernalia cinematográfica:
parrilla de proyectores, balconada, cámaras en derredor, figurantes, y todo el
equipo necesario para la filmación de una película. Obviamente no hay telón y desde que se entra
en el teatro, sobre el escenario pululan todos ellos. Golpes de martillo,
la Butterfly habla con el director de la película, y en el comienzo no podía faltar para el
cine sonoro la claqueta y el claquetazo con el que la orquesta ataca la
obertura. |
Todo esto va más allá de un recurso externo y sin motivación. De
lo contrario podríamos decir que “sobra”. Mario
Gas no es director de originalidades vacuas. Comenzamos a comprender su
sentido, cuando en la parte superior de la embocadura del Teatro, sobre una
pantalla comienzan a contarnos esta historia pucciniana a base de planos cortos
y en un blanco negro – incluida mascarilla en óvalo – como el cine de Hollywood
de los años treinta. Es entonces cuando, para el espectador, sucede algo
extraño. Tiene una doble visión de esa historia de amor. El marco
escénico le da el consabido Plano General del Teatro y la distancia nos lleva a
engaño: vemos japonesitas y japonesitos. Creemos que estamos en Japón.
No obstante, los primeros planos destruyen los rasgos orientales y los
personajes, a pesar del quimono y demás tópicos de vestuario, no pueden ser más
falsos en cuanto a su orientalismo. La emoción y sentimiento que en la ópera se
encomienda al cuerpo y la emotividad musical de la voz y la orquesta, aquí se
expresa también con el gesto. Un gesto poco cinematográfico, ya que amplifica
la necesaria articulación vocal de emisión de voz.
Visto este resultado,
del cual, imagino, Mario Gas es
consciente, la intención del tal plató y la tal emisión cinematográfica tiene
otro alcance. Por medio anda Brecht con su extrañamiento brechtiano. Ya posee un tímido extrañamiento
o distanciamiento al incluir sobre el escenario toda la baraunta de gente del
cine. El extrañamiento va más lejos con la filmación en primeros Planos
de la película. Todo el exotismo oriental queda destruido al comprobar que son
actores occidentales y que no se ha forzado mucho el maquillaje para que
parezcan orientales. Nunca la nariz occidental me ha parecido tan cercana a la
de Cyrano
de Bergerac. La tramoya está patente y con todo lo indicado la
denuncia de los convencionalismos artísticos. |
FOTO: JAVIER DEL REAL
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Pero esto en vez de ser solamente un distanciamiento, aporta algo
interesante. La historia de
la Butterfly y del
canallita Pinkerton, puede darse en
occidente. Puede ser de hoy y es de hoy. Lo que consigue Mario es traer al presente y pulsar las conciencias ante un tema
que hoy llamamos turismo sexual o simplemente prostitución. Y hay algo más, no
presente en el texto original. La ópera y la zarzuela de hoy sesobretitula. Es un modo de que el espectador no se
pierda, bien sea por la dificultad del idioma o por la incomprensión, a veces,
del propio texto castellano cuando lo expresa el bel canto. Mario aprovecha el sobretitulado para
lanzar un último mensaje. Sobre el escenario, al fondo la prepotente quilla del
barco invade la levedad de la casa japonesa. Sobre la pantalla de cine el
niño agita la banderita americana. En la pantalla de los sobretítulos
una nota alude a la invasión americana que pasa abusivamente por las naciones.
El texto no está en el libreto como final, pero lo que Mario aprovecha es una frase de Pinkerton en el primer
acto:
En cualquier lugar del mundo,
el yankee aventurero disfruta
y saca provecho despreciando los
peligros. |
Esta frase a la luz de los últimos acontecimientos bélicos y a ese
nuevo talante occidental de explotar a otros países a muchos niveles, cobra
mayor impacto y da la clave del montaje.
La Madama Butterfly de Gas termina siendo una historia
de burdel abusivo. Una historia negra que se vierte también sobre el escenario.
La Casa está en
tonos oscuros en columnas y filigranas que adornan las vidrieras. Los fondos no están llenos de colorido como en
otras versiones.
Con todo esto, creo que lo que nos cuenta Mario Gas es una triste historia personal, pero una historia de
denuncia social.
FOTO: JAVIER DEL REAL |
Y ya que estamos con la
escenografía, hay que valorar el gusto
exquisito de Ezio Frigerio, así como
el de Franca Squarcino en el vestuario.
Una escenografía que sirve bien a la idea del cinematográfico montaje escénico.
La casa de Butterfly tiene la posibilidad de ir girando, con lo cual la
contemplamos desde distintas perspectivas: distintos puntos de vista de una
cámara cinematográfica. Hay algunos momentos de gran emotividad y belleza en
tales evoluciones escénicas.
Micaela
Carosi, Roberto Anorica y Ángel Ódena protagonizaron,
respectivamente, a Cio-Cio-San (M. Butterfly), B. F. Pinkerton y Sharpless.
Ellos y todo el conjunto de intérpretes hacen creíbles sus
personajes
a nivel dramático, con las lógicas limitaciones que, a veces, impone el
canto.
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Micaela
Carosi nos da una Butterfly de delicados matices
vocales y se impone con fuerza en el conocido y popular Un bel dì, vedremo. Roberto
Anorica desde el comienzo arranca con fuerza y seguridad sin aquella
palidez que le invadió al inició de Il
Trovatore. Es cierto que son dos estilos distintos y que Il Trovatore entraña una especial
dificultad. Roberto une canto e
interpretación. También de buena presencia física y vocal es Ángel Ódena en su Sharpless.
Lógicamente, uno de los interrogantes era la dirección musical de Plácido Domingo. Plácido ya posee una experiencia en este campo y en concreto con
esta ópera de Puccini. Lo que hemos
podido oír en nada desmerece y da la sensación de que se mueve con gran
naturalidad en este terreno de la dirección musical. Hay una especial sintonía
con los cantantes, acomodándose a sus fraseos musicales y a las diversas
situaciones narrativas. Una dirección vibrante sin exageraciones que convenció. Plácido es pausado, educado y
delicado en su dicción y expresión al hablar. A la dirección ha aplicado ese
talante.
Esta Madama de Mario Gas es una buena velada musical
que con la historia oriental, aparentemente alejada en el tiempo y en el
espacio, nos golpe el estómago con su denuncia social e imperialista.
LA MADAMA DE GAS
UNA
INCÓGNITA DE TRANSMISIÓN
Como otras óperas esta Madama Butterfly se ha transmitido a través
de una pantalla en
la Plaza
de Oriente y también en el cine Kinépolis.
Es la primera vez que siento curiosidad de cómo se puede retransmitir el
invento de Mario Gas: Teatro y
Cine. No me imaginaba cómo podría
hacerse. He podido ver la retransmisión que ha realizado Televisión Española
en el Canal 2 el 24 de julio de 2007. Y mis sospechas se
han confirmado. Las imágenes que muestra la televisión
poco tienen que ver con el fenómeno teatro-cine que se
experimenta en vivo, dentro del teatro. La mencionada
pantalla de cine en blanco y negro se olvida totalmente
y asistimos a una simple retransmisión de la ópera en la
que el elemento cinematográfico, a penas pesa.
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FOTO BASE: JAVIER DEL REAL |
Si siempre la traslación de un medio artístico a otro es un
problema y un mal menor, aquí se hace más imposible. En este caso lo que vemos
y sentimos los espectadores dentro del teatro, no es lo mismo que lo que
contemplan los espectadores de la televisión.
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