EL DÚO DE LA AFRICANA
SESIÓN DE ÓPERA
EN UNA REPÚBLICA BANANERA
Título: El dúo de
La
Africana
un espectáculo de: Xavier Albertí y Lluïsa Cunillé
a partir de la zarzuela de: Manuel Fernández Caballero y Miguel Echegaray
Música original: Manuel Fernández Caballero
Dramaturgia: Lluïsa Cunillé
Escenografía: Lluc Castells
Vestuario: María Araujo
Iluminación: Albert Faura
Movimiento: Barbara Kasprowicz
Caracterización: Toni Santos
Espacio sonoro: Jordi Orriols
Ayudante de dirección: Carles Fernández
Ayudante de escenografía: Irene Martínez
Ayudante de vestuario: Mireya Llatge
Escultura
del perro: Amadeu Ferré
Producción: Teatre Lliure
Intérpretes: Chantal Aimée (Señora
Gobernadora), Xavier Albertí
(Maestro), Pere Arquillué (Empresario),
Joan Carreras (Greguerío), Miquel Cobos (Giussepini), Oriol Genís (Regidor), María Hinojosa | Marta Valero (
La Antonelli), Alicia Pérez (Bailarina de los pies
descalzos, Amina, Doña Serafina), Carme Sánchez (Primera voz femenina del coro),
Voces en off: Víctor Molina y
Rafa Cruz
Coro de Cámara: Fòrum Vocal
Dirección del Coro: Daniel Mestre
Duración: 1 hora y 40 minutos
Estreno en Madrid: Teatro María Guerrero (Centro Dramático Nacional), 15-I-
2009 |
FOTOS: ROS RIBAS |
DOÑA FRANCISQUITA (Versión de JOSÉ TAMAYO) |
Unas consideraciones previas al
comentario sobre esta representación El
dúo de
la Africana, dirigida por Xabier Albertí. Desde hace años, se viene
luchando por la supervivencia de
la zarzuela. Lo intentó José Tamayo hace más de medio siglo, cuando se hizo cargo de la
dirección del remozado teatro de
la Zarzuela y
ofreció una Doña
Francisquita ejemplar, con una puesta en escena que estaba a la altura de
las que ofrecía con su compañía
Lope de Vega y un reparto de lujo en el que llegó a figurar un Alfredo Kraus en los albores de su
carrera. Su primera Antología de la
zarzuela, que paseó por medio mundo, fue la brillante culminación de su
operación rescate. |
FOTO: ROS RIBAS |
Entre los esfuerzos más recientes
por rescatar al género del olvido, algunos, como Mario Gas, han insistido en su dignificación, ofreciendo en el Español
montajes magníficos de La eterna canción,
Black el payaso y Adios a la bohemia.
Sin embargo, el mayor inconveniente para devolver a la zarzuela su antiguo
esplendor, estriba en lo obsoleto de sus contenidos, en el escaso interés de
sus tramas argumentales, en general muy alejadas de la sensibilidad de la
sociedad actual, mientras la música se conserva viva y es uno de nuestros más
valiosos patrimonios culturales. Intentos anteriores al de Albertí por superar los inconvenientes señalados han
consistido en trasladar la acción a
nuestros días. Así lo hizo con desigual
resultado
Marina Bollaín con La verbena de la
Paloma y, luego, con
el espectáculo titulado ¡Adiós,
Julián!, en el que reunió fragmentos de El
barberillo de Lavapiés, La del manojo de rosas, La revoltosa y
La
Gran Vía. Xavier Albertí ha elegido una vía distinta
acorde con su idea, expresada con ocasión del estreno de este Dúo de la africana, de que es necesario
que el adaptador deje en los libretos la huella de su tiempo. Es decir, que
quite el polvo depositado sobre él a lo largo de los años y le
añada lo necesario para que brille de nuevo.
FOTO: ROS
RIBAS |
El dúo de
la africana, una
de las joyas del género chico, se
desarrolla en el escenario de un teatro en el que una compañía lírica
italiana de medio pelo ensaya
la ópera La Africana, de Meyerbeer. Sus estrafalarios miembros son el empresario Querubini,
tipo tacaño y celoso;
La
Antonelli, su esposa y prima dona de la
compañía; Giuseppini, tenor cuyas relaciones con la diva van más allá de
las estrictamente profesionales; Amina, la hija del empresario y de
su esposa, pretendida por el bajo, pero que bebe los vientos por Giuseppini;
la madre de éste, doña Serafina, que no se resigna a que su vástago
malgaste su talento en una compañía de tercera e irrumpe en los ensayos para
sacarle de allí; un inspector de policía que persigue a Querubini por fraude; Pérez,
el regidor; y el coro, mal pagado e indisciplinado, testigo, como el público, de
un amplio repertorio de arrumacos de
enamorados, de enredos sentimentales,
de estallidos de celos, de intempestivas subidas y bajadas de telón, de
desmayos y de un sinfín de disparates a cual más jocoso. La intervención de Albertí y de Lluisa Cunillé,
que firma la dramaturgia, ha consistido, básicamente, en situar la acción en
una republica bananera, en bautizar a la compañía ambulante con el
catalán nombre de
La Santa Espina y en
sustituir el ensayo de
La Africana por una representación ofrecida a
puerta cerrada a
la Señora Gobernadora
de la ciudad con el objeto de conseguir que conceda la preceptiva autorización
para actuar ante el público. El cambio de escenario facilita la incorporación
de nuevas situaciones y alarga la duración del espectáculo, sin que lo esencial
se altere.
Visto el espectáculo, surgen algunas
dudas sobre si en él se reflejan las intenciones innovadoras del género
pretendidas por Albertí. Lo que se
aporta al texto original no es el lenguaje actual surgido de la pluma de Cunillé, del que aquí las muestras son
escasas, sino lo que ella ha tomado prestado del de Valle-Inclán - en concreto de Tirano
banderas y, en menor medida, de Luces
de bohemia -, Gómez de
la Serna – sus greguerías -,
Mihura y quizás algún otro escritor de entonces. Es cierto que esas incorporaciones
elevan la calidad del texto que escribiera Miguel
de Echegaray, pero en el resultado no reconocemos la pretendida huella de
la modernidad. Téngase
en cuenta que las aportaciones a la zarzuela, estrenada en 1893, proceden de
textos fechados en el primer tercio
del
pasado siglo, período al que también corresponden
las alusiones a personajes tan populares en la época como
la bailarina Tórtola Valencia. |
FOTO: ROS RIBAS |
FOTO: ROS RIBAS |
FOTO: ROS
RIBAS |
Es encomiable el esfuerzo de Albertí por contribuir a la
recuperación de la zarzuela buscando vías nuevas, pero en esta ocasión no se ha
visto recompensado. La distancia entre el objetivo buscado y los resultados es
enorme. Hasta hoy, la única aportación positiva a este propósito se ha
producido en la mejoría de las puestas en escena, en línea con lo hecho por Tamayo. El problema es, en mi opinión, que
falla el diagnóstico sobre los males que aquejan a un género teatral tan
nuestro. No anda descaminado Albertí
en el suyo, al que ya nos hemos referido, pero sorprende un comentario
contenido en el programa de mano, supongo que formulado por él, aunque no lleva
firma, afirmando que el espectáculo que presenta es
una muestra de cómo podría haber llegado a ser la zarzuela hoy y en este país
si hubiera continuado la evolución artística que se vio interrumpida por el
largo paréntesis de
la
Guerra Civil y los cuarenta años de franquismo. No será
este crítico el que defienda aquel régimen detestable, que no sólo ignoró la
cultura, sino
que causó estragos en
ella y muy concretamente en el ámbito de la escena, pero no creo,
sin embargo, que la zarzuela estuviera entre las manifestaciones teatrales
especialmente perseguidas. Las causas del declinar del género son otras. No es
bueno echar la culpa al empedrado, porque crea confusión. |
Dicho esto, el espectáculo es, a
pesar de algunos altibajos, brillante, ligero y divertido. Lastima que un
piano, bien tocado por el propio Albertí,
sustituya a
la orquesta.
Los actores se mueven como pez en el agua en la bella y
evocadora escenografía de Lluc Castells.
También merece elogios el vestuario diseñado por María Araujo. En cuanto a la interpretación, responde al desenfado
que exige el juego metateatral que propone el argumento y, dentro de un buen
tono medio, destaca el excelente trabajo de Chantall Aimé en el papel de Gobernadora de pandereta; Pere Arquillué, en el del celoso
empresario; y
María Hinojosa, la prima
dona, cuya vis
cómica es equiparable a su excelente voz.
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FOTO: ROS RIBAS |
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JERÓNIMO
LÓPEZ MOZO
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Centro
Dramático Nacional
Teatro María Guerrero
Director: Gerardo Vera
C/ Tamayo y Baus, 4
28004 – Madrid
Metro: Colón, Banco de España, Chueca.
Bus: 5,14,27,37,45,52,150
RENFE: Recoletos
Parking: Marqués de la Ensenada,
Pz de Colón, Pza del Rey.
Tf. :91 310 29 49
ServiCaixa 902 33 22 11
Venta Internet:
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Día del Espectador: miércoles (50%)
Descuentos: Grupos. Tercrera Edad, Carnet Joven
Atención al abonado: 91 310 94 32
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