RESEÑA,
1980
NUM.
124, pp. 16 |
¡VIVA
LA PEPA!
(Cádiz,
1812)
¡Viva
la Pepa! Fue la
última obra de Juan Antonio Castro. Aquejado por la enfermedad asistirá al
estreno, y moriría el 4 de junio de 1980.
Ese
mismo año se estrenaba 5 Horas
con Mario de Miguel
Delibes
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JUAN ANTONIO CASTRO |
Título: "¡Viva
la Pepa!"
Autor: Juan Antonio Castro
Dirección: Luis Balaguer.
Cooperativa octubre
Estreno en Madrid: Teatro Fígaro, de
1980
Desde Tiempo del 98, J. A. Castro ha venido buscando en su creación dramática dos
objetivos claros y fundamentales: El primero, componer una trilogía sobre
España (Sobre la piel de toro es su título genérico), que culmina con este ¡Viva
la Pepa! y cuyos antecedentes fueron el texto ya citado y Tauromaquia. Castro siente una especial y justificada preocupación por España y su Historia.
Revisa una y otra vez aquellas
páginas del pasado que de modo más sensible
incidieron en este hoy. Hacer revivir de modo directo
y comprometido los hechos premonitorios del presente.
¡Viva
la Pepa! revisa un
momento histórico fundamental. El reinado de Fernando VII, la invasión francesa, las Cortes de Cádiz. Es la fecha clave en la entrada de unos
presupuestos ideológicos cuyos sones todavía flotan en el talante actual. Los
intereses políticos, de nuevo, siempre, frente a una sociedad atormentada,
patriotera, presa del ostracismo, aterrada por oscurantismos, carne de
superiores intereses y sangre de estúpidos campos de batalla. Al tiempo, el
esfuerzo de una cierta clase media, liberal, por acercar los intereses comunes.
Una España oscura, pues, que lucha ciegamente por sacudirse el
absolutismo, la injusticia y la invasión extranjera. Había que destacar, en
este sentido, los errores fundamentales que impidieron al pueblo
español disfrutar de una Constitución que hubiera significado, sin
duda, un paso cualitativo en su existencia. El autor no duda en establecer
rápidamente acertados paralelismos críticos: de Constitución a Constitución,
el vacío, el retroceso. Algo de lo ocurrido entonces, cierto, debe hacemos meditar
ahora.
Necesitaba
esta propuesta una puesta en escena "sencillamente compleja", cargada
de fantasía y realismo al mismo tiempo. Convertir el espacio escénico en un
cúmulo de colorido y sugerentes formas.
La Cooperativa Octubre, dirigida en esta
ocasión por Luis Balaguer, se encontraba
ante la necesidad de afrontar una empresa de altos vuelos económicos,
difícilmente superables para los flacos medios de
que suelen disponer la mayoría de nuestras empresas teatrales. Pese a ello,
la imaginación tan administrada puede paliar con toda, dignidad este frecuente
tipo de dificultades. Así, la escenografía (salva matizaciones estéticas
subjetiva cumple perfectamente con su cometido y sobre ella se desenvuelve
soltura la acción. Octubre, por su parte, realiza un trabajo actoral muy considerable,
requiriendo de todos sus componentes un
continuo esfuerzo ante la complejidad y diversidad sus cometidos.
El
resultado se traduce en un espectáculo
festivo, salpicado de canciones y situaciones afortunadas, que no cae en la
trampa de concesión, populacheras sin dejar, no obstante de incidir en un
espectador amplio (los diferentes niveles del texto así lo permiten) que podrá
sentirse cómplice total o parcial, pero que en cualquier caso presentirá
fácilmente que el esfuerzo de todo un equipo teatral se encuentra a su
disposición.
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