LA ISLA DEL TESORO
El tesoro son
las palabras
Título: La Isla del Tesoro
Un espectáculo de: Isabelle Bres, Karla Junyent ,
Georgina Cardona, Ester Nadal, Joan Ollé
Con textos de: Peter Handke, Pablo Neruda, Joan Barril, Joan
Ollé
Música de: Manos Hadjidakis, Joan Manuel Serrat
Intérpretes: Isabelle Bres, Karla Junyent, Ester Nadal
Dirigido por: Ester Nadal y Joan Ollé
Elementos escenográficos: María de Frutos
Iluminación: Lionel Spycher , Colaboración de Iban Beltran
Jefa de producción: Lola Davó
Técnico de luces: Pep Gámiz
Producción en gira: Nati Sarriá
Una producción de: Bitò Produccions - Festival
Temporada Alta 2005
Dirección: Ester Nadal y Joan Ollé
Duración:
60 minutos
Estreno en Madrid:
Teatro de La Abadía, 11 – I -2007 |
FOTOS: DAVID
RUANO |
¿Es
teatro? ¿Se puede considerar como tal un espectáculo en el que tres
mujeres sentadas en un sofá situado frente al público recitan durante una hora una
retahíla de palabras, que aisladas sólo expresan lo que dice el diccionario,
pero que al asociarse, y en virtud del orden en el que son pronunciadas, adquieren
nuevos significados o suenan con el ritmo que es propio de una pieza musical?
¿Lo es que reciten a Neruda con la misma cantinela con que los niños
de San Ildefonso informan de los números premiados en la lotería, que jueguen a
volver del revés populares refranes o que estimulen la imaginación del público
iniciando frases para que éste las complete? ¿No son más apropiados para
acoger esta suerte de malabarismos verbales otros escenarios, tal vez los de
los cafés teatro o las salas de fiesta?
FOTO: DAVID RUANO |
Estas y otras preguntas
son las que uno se formula mientras la sesión avanza, mas antes de encontrar
respuestas llega, casi sin darse cuenta, el final. A pesar de no haber
despejado la duda, aplaude porque lo que ha visto le ha dejado buen sabor de
boca: los ingeniosos juegos creados sin más herramientas que las palabras; la
pícara y, al tiempo, aparente ingenuidad que muestran las actrices; el humor
parecido a aquél que se presentaba como
destinado a gentes inteligentes,
pero que, en el
fondo, era un
poco tonto… Luego, la memoria acude en auxilio del crítico y le proporciona el
asidero que le permite afirmar la naturaleza teatral del espectáculo. O, al
menos, no negarla. Me refiero a las breves, inocentes y un tanto surrealistas escenas
que Joan Brossa reunió bajo el título Strip-tease. ¿Teatro,
pues? ¿Por qué no?
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