SIGLO XX… QUE ESTÁS EN LOS CIELOS
¿LUZ EN LA OSCURIDAD?
Título: Siglo XX… que estás en el cielo
Autor: David Desola
Adaptación espacio: Altamira
Iluminación: Francisco Ariza
Composición musical y espacio sonoro:
Pablo Salinas
Sonido directo: Michel Rugamer
Olores: Darío Sirerol
Asistente de escena: Juan Aranda
Coordinación artística: Daniel Pascual
Diseño gráfico: Javier Portillo
Fotografías: Rubén Martín
Producción: Teatro Español de Madrid
Intérpretes:
Roberto Enríquez (Chico con voz
de Chica),
Silvia Abascal (Chica con voz de chico),
Santiago Crespo/ Ricardo Gómez (Voz infantil),
Reyes Monforte (Voz de locutora)
Dirección: Blanca Portillo
Duración aproximada: 65 minutos
Estreno en Madrid: Café del teatro (Teatro Español), 6–IV-2006. |
SILVIA ABASCAL/ROBERTO ENRIQUEZ
FOTOS: RUBÉN MARTÍN |
Él es un joven miliciano catalán y republicano, muerto por el
estallido de un obús durante la Guerra Civil. Ella, una joven
que murió, víctima de la heroína, durante la década de los
ochenta. Vivieron, pues, en épocas distintas. El autor, David
Desola, los ha reunido en un lugar indefinido. La razón para
hacerlo es que considera que a ambos les une ser víctimas de de
dos de las peores enfermedades que ha padecido nuestro país en
el siglo pasado: la Guerra Civil y la plaga de la heroína que,
años más
RICARDO GOMEZ
FOTO: RUBÉN MARTÍN |
tarde, segó la vida de tantos jóvenes. Los diálogos fluyen con
facilidad y en ellos se mezclan con habilidad las reflexiones
sobre las tragedias en que se vieron envueltos y algunas gotas
de humor, unas más ingeniosas que otras, destiladas del
desconocimiento que el protagonista tiene de lo que fue de
España tras su muerte. El buen manejo de la palabra por parte de
Desola no es una sorpresa, pues ya estaba presente en
Baldosas y Almacenados, interesantes obras de las que
también es autor, que fueron representadas con éxito.
Llegados a este punto, al crítico le asaltan varias dudas. El
espectáculo se representa a oscuras, excepto en la brevísima
escena final, en la que los personajes se muestran en escena,
convirtiendo cuanto hemos oído en un magnífico guión
radiofónico. ¿Plantea el autor en su propuesta que la
representación se haga así o se trata de una iniciativa de
Blanca Portillo, que es quien lo ha dirigido? No lo sé. Se
ha apuntado que se trata de presentar el encuentro de los
jóvenes como un viaje al interior del cerebro de los
espectadores/oyentes, lo que explicaría que se deje a éstos la
responsabilidad de situar el lugar de la acción. Sin embargo, a
juzgar por
algunas declaraciones formuladas por la directora en
vísperas del estreno, en las que anunciaba una puesta en escena
arriesgada y sorprendente, todo parece indicar que la sorpresa
consistía en eso, en dejar a oscuras la sala o, como también se
ha dicho, en iluminarla con una delicadísima luz para no ver.
Ello ha permitido que se juegue con las voces de los personajes,
de modo que surjan de distintos lugares de la sala o que el
chico hable con voz de chica y ella con voz de chico. También
forma parte del experimento, la creación, con fines evocadores,
de un reconocible ambiente aromático.
Hay que decir que dejar el escenario sumido en la oscuridad no
constituye una novedad. En general, suele suceder en
determinados momentos de la representación. Tal es el caso de la
escena de El concierto de San Ovidio, de Buero Vallejo,
en la que el ciego David apaga el farol que
ilumina la escena y, al dejarla a oscuras, adquiere ventaja
sobre su rival Valindín, al que mata a bastonazos.
Pero hay otros ejemplos en los que toda la obra transcurre sin
luz. Así sucedía en la obra La gota, del dramaturgo
francés Guy Foissy. Estrenada en 1974 con notable éxito,
fue representada durante algunos años en teatros de todo el
mundo. Su propósito era reivindicar la palabra en el teatro, lo
que hizo enviando al infierno cualquier otro signo teatral. Años
después, en 1995, Jesús Campos estrenó en Madrid su obra
A ciegas, en la que utilizaba la misma fórmula. Está
claro que no hay nada nuevo bajo el sol y que cada vez resulta
más difícil ser original.
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SANTIAGO CRESPO
FOTO: RUBÉN MARTÍN |
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