BARCELONA
MAPA DE SOMBRAS
RECOVECOS Y SECRETOS
DE UNA SOCIEDAD EN CRISIS
Título: Barcelona, Mapa de Sombras
Autora: Lluïsa Cunillé
Traducción al castellano: Luïsa Cunillé
Escenografía: Juan Sanz, Miguel Ángel Coso
Vestuario: Almudena Rodríguez Huertas
Iluminación: Luis Perdiguero
Ayudante de Escenografía: Susana Moreno
Ayudante de Dirección: Carmen López
Realización vestuario: Carmen López
Realización Escenografía: Antique Escena,
Tafegu, Tamal
Producción: CDN
Intérpretes: María José Alfonso (Mujer),
Montserrat Carulla (Ella),
Nicolás Dueñas
(Médico),
Roberto Enriquez (Joven),
Marina
Szerezesky (Extranjera),
Walter Vidarte (Él)
Voz en off gral. Juan Bautista Sánchez:
Alfredo Sanzol
Dirección: Laila Ripoll
Estreno en Madrid: Teatro Valle Inclán
(Sala Francisco Nieva), 2 de marzo de 2006 |

NICOLÁS DUEÑAS/
MONTSERRAT CARULLA
FOTO: JAVIER DEL REAL |
Inauguración del Teatro Valle Inclán con dos formatos: la sala
grande y la sala pequeña. Esta última lleva el nombre de
Francisco Nieva, como homenaje y agradecimiento al escenógrafo,
figurinista y autor teatral que rompió moldes en el teatro
español. Vetado en su época lo hemos ido recuperando – a veces
demasiado tarde - poco a poco. Ahora encuentra la inmortalidad
en esta Sala.
La Sala pequeña, su otro apelativo, es eso: pequeña y
polivalente. Ahora coloco las butacas a la italiana, ahora no.
Ahora rodeo el espectáculo y con esta distribución consigo que
el piso pensión (no declarada) del Ensache de Barcelona, tenga a
los espectadores en derredor. La sensación es que los
espectadores nos colamos en la casa y voyeurísticamente
recorremos las diversas habitaciones, para asistir a las vidas
de seis seres. Ellos no saben que estamos presentes y por eso,
ingenuamente, desnudan su alma. No vamos a contar el argumento,
ya que es un mosaico en el que las piezas, al final, encajan
perfectamente y una larvada intriga susurrada aquí y allá, se
desvela.

MONTSERRAT CARULLA
WALTER VIDARTE
FOTO: JAVIER DEL REAL |
El texto que construye Luïsa Cunillé – autora que se prodiga
poco por los madriles, sí en el extranjero – es peculiar. Su
estructura dramática transcurre por las lindes de la secuencia
dramática en la que cada historia comienza y termina, aunque a
lo largo de la conversación se dejan caer o insinuar temas que
sólo al final entenderemos. Se trata pues de una discreta
intriga. Existe un hilo narrativo: la súplica por parte del
dueño del piso hacia los inquilinos para que abandonen su casa.
Lo que le queda de vida quiere vivirlo solo en compañía de su
mujer. Espacialmente también existe una continuidad: las
diversas habitaciones de aquel piso. Y también existe una unidad
más interna: todos ocultan una segunda vida emocional que en la
despedida sale a flote. Las relaciones de los personajes son
dúos amorosos, en su sentido más amplio, como los de las Óperas
en los que los personajes se dejan llevar de sus emociones
reprimidas y las hacen estallar. |
Pero hay algo más, no se trata solamente de asistir a los
conflictos y al pasado de unas personas. Todas ellas se
encuentran en un marco: Barcelona. Hay muchas connotaciones de
la ciudad, de su historia, de su centro operístico, de una
burguesía catalana venida a menos. Y en medio de ese deshacerse
de una época, simbolizada en el matrimonio dueño del piso, se
encuentra la inmigración como esperanza. La obra termina por ser
– sin pretender moverse en el terreno de denuncia política o
social abierta – un análisis de una sociedad que fenece frente a
otra que surge, aunque no sabemos si para bien o para mal. Un
tema de fondo es La Boheme y María Callas, todo un símbolo para
la vida catalana de una época. Es posible que no pudiera ser
otra ópera, pues La Boheme es una historia de bullicio, de vida
artística, de amor y de un apagarse lentamente.
Todas estas connotaciones a la vida barcelonesa, hace que sea
una historia de Barcelona. Indudablemente que puede tener
alcance universal, pero si se conoce un poco la historia de
Barcelona, su mejor espacio es éste.
Luïsa Cunillè nos entrega un bello texto de grandes sugerencias
evocadas con discreción y sin espavientos, incluso las
situaciones más dramáticas y chocantes. Esta discreción, éste
buen gusto en el saber utilizar las palabras adecuadas hace que
Barcelona, mapa de sombras no sea un melodrama y sí un texto que
abre la imaginación del espectador. Luïsa nos invita a
zambullirnos a través de esas ventanas que vemos en las ciudades
encendidas y ante las que siempre nos preguntamos: ¿qué drama o
alegría estará iluminando aquellos puntos de luz. |

MARIA JOSÉ ALFONSO
WALTER VIDARTE
FOTO: JAVIER DEL REAL |
Laila Ripoll, ha encontrado una dramaturgia apta y una
utilización del espacio inteligente. Cada personaje tiene su
espacio – su habitación – y ello conlleva diversos espacios
dentro de la casa. Si sería un muermo bajar y levantar telón en
un teatro a la italiana o jugar con la mutación en oscuro, aquí
se hace más difícil. Los espectadores en derredor formamos una
barrera e impedimos que los muebles o demás atrezzo salgan o
entren. La tecnología teledirigida ha hecho posible las
significativas, discretas y pequeñas transiciones, así como se
ha encontrado el momento adecuado para que los actores abandonen
u ocupen su espacio.

MARINA SZEREZESKY/W. VIDARTE
FOTO: JAVIER DEL REAL |
Interpretativamente se ha buscado el naturalismo, huyendo de
toda teatralidad y de toda proyección de voz. Era obvio, una vez
que estamos tan cerquita de los personajes. Todos mantienen una
gratificante unidad interpretativa, que da veracidad y
autenticidad a sus personajes.
Montserrat Carulla – la dueña del piso - transmite ese
escepticismo de tanto cansancio vivido y su fibra emocional
materna; María José Alfonso – la profesora de francés (el
francés, otro mundo que tuvo su auge y ahora es desbancado por
el inglés) – nos da un simpático personaje que transcurre por
las lindes de la discreta extravagancia y fantasía; Walter
Vidarte – el dueño del piso – encarna bien la descomposición

M. CARULLA/ROBERTO ENRÍQUEZ
FOTO: JAVIER DEL REAL |
de su propia vida, tanto a nivel interior como el del exterior de
su enfermedad; Roberto Enríquez – el joven guardia de seguridad
– convence en su difícil interpretación lacrimógena y
sentimental, sin caer en el folletín; Marina Szerezesky es el
contrapunto de optimismo al derrotismo del resto de los
personajes y su acento argentino funciona incluso simbólicamente
como la nueva canción de la nueva generación y nos llega
agradablemente; Nicolás Dueñas – el hermano de la dueña – da
vida a un personaje que, en el texto, casi aparece como un
recurso para desentrañar la intriga y dar respuesta a las
sospechas lanzada aquí y allá. Como personaje para un actor es
más ingrato. La veteranía de Nicolás, sabe situarlo en un punto
de discreción.
El título Barcelona, mapa de sombras, termina por ser simbólico.
Las historias que la Cunillè nos cuenta no suceden
a la luz del día, sino en los recovecos de las oscuridades. La
solución intimista de puesta en escena, hace que esa vida
barcelonesa nos llegue muy adentro y sin estridencias.
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