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LA VERDAD DE LAS MENTIRAS

LA FINA ARMONÍA Y LA CALIDEZ MINIMALISTA
HACEN QUE EL ESPECTADOR SE SIENTA
OCULTO PROTAGONISTA Y ALEGRE INVITADO.

Título: La Verdad de las mentiras
Autor: Mario Vargas Llosa, a partir de textos de Francisco Ayala (Diálogo entre l amor y un viejo), William Faulkner (A rosa for Emily), Juan Rulfo (¡Dies que no me maten!), Juan caros Onetti (El infierno tan temido), Jorge Luis Borges (El Aleph)
Iluminación: Lionel Spicher
Música original: Toti Soler
Fotografía: Chema Madoz
Regiduría: Vanesa Álvarez
Técnico de iluminación: Roger Muñoz
Construcción escenográfica: El Teler
Edición de video: Multimedia
Dirección de producción: Amparo Martínez
Producción ejecutiva: Jaume Flor
Producción: Peggy Galán
Dirección técnica: Miguel Montes
Intérpretes: Mario Vargas Llosa, Aitana Sánchez Gijón.
Dirección: Juan Ollé
Duración: 1 hora y 50 minutos, sin intermedio
Estreno en Madrid: Teatro Español, 3 de II - 2006.

FOTO: CHEMA MADOZ

El título La verdad de las mentiras corresponde a un libro de Mario Vargas Llosa publicado en 1990, donde el autor realizaba una visión crítica de algunas de sus obras preferidas del siglo XX. Con este análisis de las buenas letras pretendía mostrar las múltiples posibilidades de la literatura, presentándola como paradigma enriquecedor de la experiencia vital, ella, imaginación impresa, podía provocar la transformación de la existencia de escritor y lector. En definitiva, realizaba una loa de sus amores literarios y una invitación al placer de la lectura.

Este libro inspiró a Mario para llevar a cabo un espectáculo teatral de título homónimo, protagonizado por él mismo y en compañía de la actriz Aitana Sánchez-Gijón, ambos dirigidos por Joan Ollé. Si bien, esta idea fue ya materializada anteriormente por el autor italiano Alejandro Baricco, quien hizo lo mismo con sus lecturas preferidas.
 

FOTO: CHEMA MADOZ
Un Mario solitario e iluminado abre el espectáculo desde un atril, donde pronuncia su particular elogio a la creación literaria. Después en un escenario casi desnudo pero cálido, se inicia una lectura a dúo, viva e interpretada, de las distintas obras. En el escenario, el salón de una casa confortable, aparecen dos sillones color crema con una mesa de madera en tono claro sobre una tarima. Detrás y a modo de tapiz van surgiendo proyectadas las páginas con las que se da inicio a cada relato. Éstas se transforman en libros con cristales recortados, formando figuras, llenos de luz, en resumen juegos creativos y sugerentes que sirven de telón de fondo.

Todo transcurre en una fina armonía, en un tono de calidez minimalista ante la que el espectador se siente oculto protagonista y alegre invitado. La luz, tímida y sugerente en los interludios musicales y clara y nítida en las lecturas, acompaña la atmósfera apacible. También la música de guitarra sonora, de agilidad tranquila y cantarina motiva el despertar de la imaginación a relatos de vidas tan lejanas y distintas.
 
Mario aparece en el escenario con pantalón gris oscuro, camisa rosa (o azul claro) y cabellera blanca. Él abrirá el espectáculo con un punto de luz a la derecha del escenario, posteriormente presenta e invita a Aitana que aparece al otro lado de las tablas, para ambos encontrarse en el centro del acondicionado y blanquecino salón. Así es como Mario inicia su particular incursión interpretativa en el mundo de los cuentos, así, es como su dulcificada cadencia andina nos va introduciendo en los distintos personajes que cobran vida en la imaginación del espectador, hasta el punto de confundirse lectura e interpretación.
FOTO: CHEMA MADOZ

FOTO: CHEMA MADOZ
Aitana aparece en el escenario con un sugerente vestido marrón oscuro descotado y el pelo recogido que resalta su delicada belleza. Ella, con un abanico más amplio de movimientos en el escenario, juguetea, se sienta en la mesa o se tumba sensualmente en el suelo... todo ello más su certera y segura interpretación, la hacen una digna partner del nobelado Mario.

Así el espectáculo comienza con Diálogo entre el amor y un viejo del centenario granadino Francisco Ayala. Mario y Aitana entran en un pícaro coqueteo, entre un viejo verde decadente y una chica descarada, presumida y un tanto remilgada, que se apuesta con una amiga conquistar al anciano. Tras el flirteo el anciano cae derrotado ante la perspicacia seductora de la joven.

El segundo relato A Rose for Emily de William Faulkner, nos lleva a la América profunda donde una señorita, Miss Emily Grierson, no paga impuestos. Ella vive sola en su casa de madera, abandonada de su novio y de su padre fallecido; se oculta gris en el pequeño submundo de su pueblo de Jefferson.

En este recorrido por la geografía literaria los intérpretes recalan en el México de Juan Rufo con ¡Diles que no me maten! En una cárcel de Jalisco, en los años veinte, quieren fusilar al viejito Juvencio y éste pide a su hijo que busque ayuda para cambiar su destino. Esto es harto difícil porque Juvencio muchos años atrás había asesinado a Don Lupe como un a animal, y ahora, cosas del destino, el hijo de D. Lupe era coronel y se encontraba en el momento de vengar la muerte de su padre.
 
En el Río de la Plata, en la ciudad imaginaria de Santa María enmarca su historia Juan Carlos Onetti, El infierno tan temido. Aquí el triste y melancólico viudo Risso busca una segunda oportunidad a la vida casándose con la joven actriz Gracia César. Pero el pobre viudo no se permite esta nueva suerte y acaba trocando su destino en desdicha y abandono. Ella le mandara extrañas fotos de distintos lugares del mundo que muestran el cariño tan profundo que sigue sintiendo por él.
FOTO: CHEMA MADOZ

Así terminamos el recorrido por Buenos Aires, años treinta, donde de mano de Borges entramos en El Aleph. En esta historia de olvido, Borges promete no olvidar nunca a Beatriz Viterbo (muerta) y junto con su primo Daneri, pasaran todos los treinta de abril a visitar la casa donde vivió Beatriz. Hasta que se enteran que la casa será destruida y con ella el sótano donde se encontraba el Alef, (punto desde el cual se veían todos los puntos del universo) donde se podían ver todas las cosas como Dios las veía...

Antes de contar cada una de las cinco historias Vargas Llosa nos introduce en el mundo de cada personaje representado, construyendo en la mente del espectador todo lo que no aporta el escenario, con el fin de llevar al público a sentarse en la butaca de la imaginación propia alentada por sugerentes lecturas interpretadas.


Francisco Javier Caballero
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