.:: Entrevista ::.

JERÓNIMO LÓPEZ MOZO

UN DRAMATURGO PARA

PUERTAS EL SOL,
UN EPISODIO NACIONAL


FOTO BASE de JERÓNIMO LÓPEZ MOZO: JUAN ORTIZ de MENDIVIL

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA:
LA REACCIÓN AIRADA DE UN PUEBLO HUMILLADO
POR LA INSOLENCIA DE LOS MILITARES EXTRANJEROS
Y ABANDONADO A SU SUERTE POR UNOS GOBERNANTES INEPTOS.

Jerónimo López Mozo es autor dramático curtido en esto de subir a escenas personajes y contarnos sus historias. Historias que surgen de la propia realidad que contemporáneamente nos rodea y preocupado por las últimas demandas sociales. Con su obre El arquitecto y el relojero, ya se había adelantado al tema sobre la recuperación de la  memoria histórica y con Ella se va – la temporada pasada de nuevo en cartel -, ponía al rojo vio el tema de la violencia de género.

Ha estrenado y/o publicado 60 obras de teatro y recibido diversos premios, entre ellos el Premio Nacional de Literatura Dramática 1998 por su obra Ahlán. A él se unen premios Sitges, Hermanos Machado, Arniches, Tirso de Molina, Enrique Llovet, Serantes, Hermanos Machado, Álvarez Quintero de la Real Academia Española y Fray Luis de León. La puesta en escena en Nueva York de su obra Guernica obtuvo el Premio ACE a la mejor producción.

Su producción literaria abarca ensayos, crítica y el libro de viajes Almería  (apuntes de un viaje), así como la novela (inédita) El happening de Madrid.

En cuanto crítico de teatro y articulista sobre el tema ha colaborado en revistas como Pipirijaina, Hermano Lobo, El Público, Reseña, Primer Acto, Yorik, Estreno, Asaig de Teatre y actualmente colabora en la página www.madridteatro.net

Ha sido Secretario General de la Asociación de Autores de Teatro y miembro del Consejo de Lectura del Centro Dramático Nacional

Todo esto quiere decir que de eso que llamamos teatro entiende más que un poco.

EL 19 DE MARZO Y EL 2 DE MAYO
de BENITO PÉREZ GALDOS
SUBE AL ESCENARIO DEL TEATRO ALBÉNIZ

La Fundación Dos de Mayo, Nación y Libertad, que patrocina la Fundación Caja Madrid en colaboración con la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, ha producido como conmemoración del Bicentenario del Dos de mayo Puerta del Sol, un episodio Nacional. La dirección se la ha encargado a Juan Carlos Pérez de la Fuente, quien ha recurrido a Jerónimo López Mozo para escribiese la dramaturgia a partir de la novela de Benito Pérez Galdós: El 19 de marzo y el 2 de mayo, la tercera novela de los Episodios Nacionales

El enrolarse en este maremagnum de espectáculo ya no tiene fecha fija en el recuerdo de Jerónimo

  • No puedo precisar si fue a finales del año pasado cuando recibí una llamada telefónica de Juan Carlos - confiesa Jerónimo. Quería saber si, llegado el caso, aceptaría escribir un texto sobre el Motín de Aranjuez y el Dos de Mayo basado en los Episodios nacionales, de Galdós. Debía darle una repuesta urgente, pues en los días siguientes tenía que presentar el proyecto y era necesario citar los nombres de de los participantes. La respuesta fue afirmativa, aunque no me entusiasmaba.

- ¿Qué te frenaba a aceptar?

  • Por una parte, en diversas ocasiones he sido crítico con el afán de adaptar novelas al teatro y, por otra, Galdós no figura entre mis escritores preferidos.

Tras unos meses una nueva llamada de Juan Carlos Pérez de la Fuente le anuncia que la propuesta había sido aceptada: “La suerte estaba echada”.

  • Pero no mis dudas. Mis dudas no habían desaparecido, pero, a esas alturas, no supe decirle que no. Además, me parecía interesante trabajar con Juan Carlos. Mi amistad con él no era antigua. Nos presentaron en 1994, pero hasta el año siguiente, en el que fue nombrado director del Centro Dramático Nacional y me invitó a formar parte, por razones que desconozco, de su Consejo de Lectura, no tuvimos una relación más estrecha. Fue entonces cuando supe que, en sus inicios teatrales, había montada con el grupo de teatro que dirigía mi obra Guernica. Durante el tiempo que estuvo al frente del CDN, tuve ocasión de conocerle bien, de apreciar su forma de entender el teatro y de pensar que los autores cuyas obras representaba eran unos afortunados. No supe decirle que no, pero, en el fondo, tampoco quería hacerlo.

NO QUEDARSE EN UNA
IMPRESIONANTE PUESTA EN ESCENA,
SINO REFLEXIONAR
SOBRE AQUELLOSACONTECIMIENTOS

- En una obra personal el autor está detrás de lo que narra. En una adaptación, como ésta, nos cuentas lo que ha narrado Galdós o vas más allá?

  • En la primera reunión que mantuvimos, Juan Carlos me dio algunos datos más sobre el proyecto. A diferencia de mí, él si admira al Galdós dramaturgo y conoce bien su obra. No en vano, años atrás había dirigido la versión de teatral que hizo Ricardo López Aranda de Fortunata y Jacinta.  En esa reunión me amplió la información sobre lo que pretendía hacer. En lo esencial, se trataba de poner en pie un gran espectáculo del que me hablaba con un entusiasmo contagioso. La escenografía se la había encomendado a José Hernández, quien había hecho la de Pelo de tormenta, de Nieva. A medida que Juan Carlos hablaba, no me fue difícil imaginar una impresionante puesta en escena. Pero no todo se reducía a eso, sino a reflexionar sobre aquellos acontecimientos a través de la mirada del escritor canario.

- Imagino que te habrás tenido que empaparte de la novela.

  • Había leído los Episodios nacionales muchos años atrás. He vuelto a ellos como si no los conociera. Primero, con una lectura rápida. Mi primera impresión fue que su dramatización era poco menos que imposible. Narrativa pura con muchos escenarios y mucha acción, llena de sucesos inverosímiles de tintes melodramáticos. Me asusté. Lecturas más lentas me permitieron descubrir otros aspectos. Por ejemplo, la enjundia de unos personajes muy bien descritos. Empecé a quererlos, a hacerlos míos. Mi opinión sobre Galdós fue cambiando poco a poco. Sí, creo que me he empapado de la novela. Buena prueba de   ello, es que he puesto todo mi empeño en que el espíritu de Galdós estuviera muy presente en la obra y en que el vocabulario fuera el suyo. Cuando no encontraba la palabra adecuada, la buscaba en otros textos de él.

- ¿Cuándo te sentiste más seguro y tranquilo para poner orden a tanta información por parte de Pérez de la Fuente y por parte de la propia novela?

  • Cuando encontré la clave: El hilo conductor de la historia que es Don Gabriel de Araceli, ya anciano, recordando sus vivencias, y un joven Galdós ávido de conocer la verdad de los acontecimientos.

CARLOS ÁLVAREZ-NOVOA
(D. Gabriel de Araceli)
JESÚS NOGUERO
(Benito Pérez Galdos, joven)

ME INTERESABA MUCHO
EL CONTENIDO
POLÍTICO E INTELECTUAL DE LA OBRA

- En esa lectura ¿te guió otro criterio más personal que el mero transmitir el pensamiento de Galdós?

  • Como autor me interesaba, y mucho, el contenido político e intelectual de la obra. Siempre he tenido la impresión de que tanto el Motín de Aranjuez como los sucesos madrileños del Dos de mayo han sido manipulados por políticos e historiadores en función de sus intereses. El protagonista de ambos episodios fue el pueblo, pero no un pueblo heroico y consciente de su papel en la Historia de España. En el Motín de Aranjuez, los sentimientos del pueblo fueron manipulados por conspiradores palaciegos que no dudaron en reclutar a los revoltosos a cambio de dinero. El Dos de Mayo no tuvo nada que ver con el Motín. Fue un levantamiento de otra naturaleza. El destinatario fue el ejército francés, que se había adueñado de Madrid.

- Esto desmonta esa visión unitaria y nacionalista que se ha dado, sobre todo en otras épocas, de esa famosa Guerra de la Independencia.

  • Como digo en la obra, no hubo una conjura silenciosamente preparada, sino la reacción airada de un pueblo humillado por la insolencia de los militares extranjeros y abandonado a su suerte por unos gobernantes ineptos. Los madrileños no tenían conciencia del paso que estaban dando. Ignoraban que su acto de furia desembocaría en la Guerra de la Independencia. No pasaron, pues, el testigo a otros, sino que otros, siguiendo su ejemplo, lo recogieron. Eso es lo que yo quería decir y, también, que en estas cuestiones siempre es el pueblo el que paga los platos rotos. Juan Carlos quería que, en determinado momento, un Galdós interpretado por un personaje conocido del mundo de la cultura reflexionara sobre aquellos años. El personaje existe, aunque interpretado por un actor. Lo que dice, no traiciona a Galdós, pero incorpora mi punto de vista. He de decir, que he tenido libertad para hacerlo. También, que no quiero engañar a nadie y, por eso, en la rueda de prensa señalé que en ese monólogo estábamos Galdós y yo.

LA NOVELA HISTÓRICA:
REVELADORA DE LA VERDAD HISTÓRICA

En el mencionado monólogo Galdós/López Mozo se da una visión sobre el concepto de la novela histórica y de quiénes tienen que pagar el precio. Al final del episodio de El Motín de Aranjuez, Don Gabriel de Araceli da su visión personal de aquel acontecimiento y conjura a Galdós para que aclare algo más


CARLOS ÁLVAREZ-NOVOA
(D. GABRIEL)
DON GABRIEL.- Y así acaba la historia del todopoderoso Godoy, Príncipe de la Paz. La corona de España pasó de las sienes del padre a las del hijo. Todo se había hecho como los cortesanos habían previsto. ¡Vaya prodigio! Envilecieron el Trono, pero lo peor es que hicieron creer a Napoleón que España era una Nación en la que, sobre la capa rota del populacho, príncipes y reyes se jugaban la Corona a cara y cruz. Lo que había visto y oído me repugnaba. Pero lo vi y lo oí porque estaba allí. Pude mantenerme al margen y no lo hice. ¿Usted lo entiende, Galdós? (GALDÓS calla. DON GABRIEL se dirige hacia la figura de GALDÓS MAYOR que hará su entrada por el patio de butacas mientras el coro le ilumina con linternas) ¿Usted lo entiende?

Es aquí cuando Jerónimo López Mozo se enmascara tras ese Don Benito con 35 años más y manifiesta su tesis sobre esas luchas:

DON BENITO PÉREZ GALDÓS.- Soy Benito Pérez Galdós treinta y cinco años después de que escribiera la primera parte de los Episodios Nacionales. Ahora, como peino canas, me llaman don Benito. Seguramente, por haber escrito aquellas páginas he sido invitado a presidir la Comisión organizadora del Primer Centenario del Dos de Mayo. ¡Cuantos años han pasado! ¡Cuantos acontecimientos ha vivido España desde entonces! Lo del Estatuto Real en tiempos de María Cristina, la caída de Espartero en el cuarenta y tres, lo de O’Donnell en el cincuenta y seis … Cosas buenas y cosas malas, todas protagonizadas por militares, generales o sargentos, tanto da, o por nombrados padres de la Patria. Pero ninguno como aquél. Allí, la voz cantante la llevaron los lacayos, los cocheros, los vendedores al por menor y toda esa gente que frecuentaba los bodegones, las posadas y las herrerías, esos que pocas veces se toman el trabajo de hacer notar su existencia. Dentro de unos minutos dirigiré unas palabras a los demás miembros de la Comisión.
BENITO PÉREZ GALDÓS

(Mostrando unos papeles)


CARICATURA de GALDOS

Aquí las llevo escritas. Diré lo que casi todos quieren escuchar: que ésta es la celebración de la festividad de la Santa Independencia, perdida y recobrada por el pueblo español; que es necesario conservar vivo el recuerdo de las glorias patrias y conmemorarlo fervorosa y dignamente; que ante el ultraje sufrido por la Patria, Madrid fue la primera de sus hijas que se alzó con gesto iracundo contra el usurpador; que aquél dos de mayo se inició en esta Villa el temerario alzamiento contra la invasión extranjera; que a su fuerza poderosa y organizada, se enfrentó, heroica, mártir y desorganizada, la del pueblo llano y la de un puñado de militares que, dejando a un lado la jerarquía de su graduación, se fundió con él; que ese día fue prólogo de la protesta contra el imperio y de los tremendos golpes que sucesivamente quebrantaron su inmenso y deslumbrante poder… Mas, siendo verdad cuanto voy a decir, no contiene todo mi pensamiento. Parte de lo que ahora callo, está escrito y parte lo tengo guardado en la cabeza porque todavía, a estas alturas de mi vida, aquellos sucesos continúan moviéndome a reflexión. Cualquiera hubiera creído en la existencia de una conjuración silenciosamente


RAMÓN BAREA
B. PÉREZ GALDÓS (65 años)
preparada, pero aquella guerra imprevista y sin plan era movida por la inspiración de cada uno. Era aquél un pueblo ignorante e ingenuo, abandonado a su suerte, huérfano de toda dirección y sometido a una Corona despótica y abyecta, rodeada de camarillas tan inmundas que dejaban al propio Rey a merced de sus poderosos enemigos. En vez de combatir a su lado, doblaban la rodilla ante el ídolo de la fortuna, le colmaban de adulaciones y le ofrecían reconocimiento y admiración entre sórdidas demandas de dinero. El pueblo ignoraba todo eso. No lo ignorábamos los que, pasados los años, pusimos nuestra mirada en aquellos acontecimientos y escribimos sobre ellos. Un error frecuente y difícil de entender es que se explique el sacrificio de los madrileños como si tuvieran conciencia del paso que estaban dando. ¡En absoluto! Ellos ignoraban que su acto de furia fuera a convertir a España en un gigantesco campo de batalla, después de su muerte. Ni siquiera lo sospechaban. Prendieron la mecha, insisto en que sin proponérselo, de la guerra de la Independencia, que trajo consigo unas ansias de libertad hasta entonces desconocidas. Actuaron movidos por la humillación a la que les sometieron aquellos extranjeros. Hería su dignidad y su orgullo. No pasaron el testigo a otros, sino que otros, viendo su ejemplo, lo recogieron del suelo. Muchos escribieron sobre esto. También yo lo hice. Elegí la novela como vehículo. Había decidido dedicarme a ella. Es el género en el que la que fantasía tiene su mejor asiento. Así, cuando el autor se inspira en hechos verídicos, le está permitido modificarlos a su antojo sin que nadie pueda reprochárselo. Confieso sin rubor que aquellos episodios nacionales que escribí en mi juventud no siempre reflejaron la realidad de lo acontecido. Pero sepan los que, pretendiendo conocerla, acuden a otras fuentes en las que el rigor es obligado, que es posible que no encuentren la verdad

BENITO PÉREZ GALDÓS
que buscan. Y es que, cada cual interpreta la historia a su manera o a la manera que conviene en cada momento o que las circunstancias dictan. Por eso yo defiendo, y que me perdonen los historiadores, que en el espíritu, y no en la letra de las novelas, se halla esa verdad que no se basa en documentos ni en interpretaciones interesadas. Es la que yo pretendía mostrar en las memorias de Gabriel de Araceli. Cuando los fastos de este primer centenario concluyan se iniciará el camino del segundo. Yo no viviré para verlo, pero estoy seguro de que, a medida que se aproxime la señalada fecha, se verterán otra vez ríos de tinta sobre ese fragmento de nuestra historia. Se repetirán cosas que ya se han dicho y aparecerán nuevas interpretaciones, sinceras o no, sin que resulte fácil para quienes las reciban distinguir unas de otras. Yo me sentiría satisfecho si mi invención sigue gozando del favor de los lectores. ¡Faltaría más! Es el sueño de todo escritor. Pero más satisfecho me sentiría si, bajo la mentira que yo he escrito, quedara la impresión de que, como siempre, es el pueblo el que paga los platos rotos.

UN TEXTO NACIDO EN EL ESCRITORIO
Y RESPETADO SOBRE EL ESCENARIO

- ¿La has creado en tu escritorio o la has ido confeccionando en comandita con Juan Carlos Pérez de la Fuente?

  • En mi escritorio. Una vez aceptado el encargo, no tuve más contactos con Juan Carlos hasta que tuve escrita la primera parte. Le gustó y continué hasta concluir el texto.

- Una vez creado el texto ¿ha sufrido modificaciones o ajustes durante los ensayos?

  • El texto fue aceptado por Juan Carlos sin reservas. También sé que gustó a quienes, por participar en el proyecto, lo conocieron. Y a los actores. Creo que las opiniones recibidas son sinceras. Dicho esto, claro que ha habido modificaciones durante los ensayos. Han sido mínimas y ninguna ha afectado a lo esencial. En la parte dialogada, apenas la supresión de alguna frase innecesaria o la incorporación de otras que enriquecían al personaje. También, a petición de los actores, la sustitución de algunas palabra. Pero he decir que, en todos los casos, he sido consultado. Es algo que quiero resaltar porque tan extremado respeto por los autores es muy poco frecuente.  En las escenas de acción, ha habido un añadido y algunos ajustes. El añadido, todas las voces que acompañan la detención de Godoy, feliz sugerencia de Juan Carlos. Los ajustes tiene que ver con la necesidad de disponer de frases o pequeños diálogos para llenar huecos. Esto me llevó a crear más de las necesarias, a disponer de una especie de banco de frases del que ir echando mano.

ESCRIBIR POR ENCARGO
NO MODIFICA MIS EXPECTATIVAS
COMO ESCRITOR

- A excepción del mundo televisivo, hoy no es frecuente que en el teatro se escriba porque te piden un texto, sino que se escribe y después a buscar quien lo estrene. ¿Es la primera vez que escribes para algo que ya tiene asegurado el estreno?

  • No es la primera vez. Durante mucho tiempo he tenido la impresión de que escribía sobre lo que yo quería sin que existiera un destinatario. Pero, repasando mi producción, me doy cuenta de que muchas de mis obras son fruto de encargos recibidos. Así surgieron, entre otras, El Fernando, texto colectivo que escribimos varios autores, para el Teatro Universitario de Murcia; Parece cosa de brujas, Los fabricantes de héroes se reúnen a comer y Como reses, en colaboración con Luis Matilla, y Comedia de la olla romana en que cuece su arte La Lozana, en solitario, todas ellas por encargo de Cesar Oliva; Yo, maldita india…, una versión libre de El Tartufo y El olvido está lleno de memoria, que fueron sendos encargos de Antonio Malonda; Sueño de una noche de teatro, que escribí para María Galiana por encargo del CDN… No son pocas y puede que aún me deje alguna en el tintero.

- El compromiso de escribir por encargo, ¿modifica tus expectativas como escritor?

  • En absoluto. En todos los casos mencionados los encargos han sido formulados por directores con los que he trabajado regularmente y con los me siento totalmente identificado. En algunas ocasiones los temas elegidos lo han sido de común acuerdo y sin otro propósito que el hacer algo, juntos. En tales circunstancias, habría que hablar de estímulos.

DISIMULAR EL ORIGEN NARRATIVO DEL TEXTO
Y RESUCITAR LOS FANTASMAS A LO KANTOR

- ¿Por dónde has abordado la adaptación teatral en ese maremagnum de la novela?

  • Una de mis mayores preocupaciones era conseguir disimular, en la medida de lo posible, el origen narrativo del texto. Luego, que el libreto fuera el soporte adecuado a los propósitos de Juan Carlos. Ambas cosas las resolví de la siguiente manera. Estaba previsto que un Gabriel de Araceli adulto fuera, como narrador, el hilo conductor de la historia. Decidí incluir entre los personajes al joven Galdós, el que, a sus cerca de treinta años, acometió la escritura de los Episodios. Así, es Galdós y no el público, el receptor de las palabras del octogenario Araceli. Todos lo demás personajes habitan en su memoria y comparecen en escena invocados por él. Así sucedía en las obras de mi admirado Tadeusz Kantor. Aquí, como en aquellas, el que resucita a sus fantasmas se mezcla con ellos en el escenario.

CARLOS ÁLVAREZ-NOVOA
(D. Gabriel de Araceli)
JESÚS NOGUERO
(Benito Pérez Galdos, joven)

DIÁLOGOS Y ACCIONES VIOLENTAS:
EL ENTREMADO DRAMÁTICO

- Pero en este montaje, hay una gran acción coral y muchos efectos para reflejar al violencia de aquellos acontecimientos.

  • Por eso en cuanto al libreto, hay dos partes muy distintas. Una es la que contiene los diálogos, más literaria. Otra, la que describe los violentos sucesos que tuvieron lugar ante el palacio de Godoy, en Aranjuez, y, en Madrid, en la Puerta del Sol y en el Parque de Artillería de Monteleón. En ellos, lo visual es más importante que lo que se dice. Las palabras están supeditadas a la acción. Por ello, mis acotaciones se limitan a señalar los hechos y establecer el orden en que tienen lugar. Lo demás, son imprecaciones y frases que subrayan la acción.

CREO HABER INTERPRETADO
LA IDEA DE JUAN CARLOS,
PUES MI PROPUESTA SE HA CONSERVADO

- A nivel de la posibilidad de plasmar visualmente los acontecimientos sobre un escenario ¿cuándo lo decides o quién lo decide? Imagino que ha tenido que haber una fuerte colaboración de todo el equipo.

  • Ya he respondido, en parte, a la pregunta. Todo lo he decidido yo, pero teniendo muy presente la idea de Juan Carlos. Creo haberla interpretado fielmente, pues mi propuesta se ha conservado. Ahora bien, la parte del texto que se refiere a las escenas de acción es, en realidad, un guión a partir del que trabajar, un pretexto. Nunca se me hubiera ocurrido plantear que, cuando Gabriel de Araceli evoca la batalla de Trafalgar, que una ola gigantesca se creara en el escenario e invadiera el patio de butacas, pero Juan Carlos lo ha imaginado y lo ha materializado. Lo mismo sucede con los combates que tienen lugar en las calles de Madrid. Yo no propuse que los edificios se movieran transformando el paisaje urbano, pero él lo ha hecho. Yo he asistido estupefacto y en silencio a la creación de esa fantasía. He sido testigo que lo que se hacía, pero mi participación ha sido nula. Otros creadores, empezando por José Hernández, han trabajado muy estrechamente con Juan Carlos  en esta fase del proyecto.

GALDÓS NO CONOCÍA
EL TÉRMINO DE LA MEMORIA HISTÓRICA
PERO LE INTERESABA QUE SE CONOCIERAN
LOS ACONTECIMIENTOS HISTÓRICOS

- En el prólogo se alude a la memoria histórica. Es un tema que tocas en el El arquitecto y el Relojero. ¿Tiene alguna conexión aquel texto y éste?

  • Puede ser, pero si la tuviera, no es deliberada. El arquitecto y el relojero tiene más que ver con El olvido está lleno de memoria y Las raíces cortadas. Pero no me desagradaría que alguien estableciera esa conexión.

- ¿Puede decirse que cuando escribe Galdós, le importa lo de la hoy llamada “memoria histórica”?

  • Algo hay de ello. En la novela, Gabriel de Araceli se refiere a la cuestión en algún momento. Habla de la necesidad de que su generación conozca aquellos acontecimientos históricos. Pero no creo que esa necesidad la planteara en los términos actuales, en los que hay una fuerte oposición a su recuperación por parte de quienes quieren enterrar el pasado, quizás porque su papel en él no fue ejemplar.

DON GABRIEL Y GALDÓS EN COMUNIÓN,
A TRAVÉS DE JERÓNIMO LÓPEZ MOZO

- La figura de D. Gabriel (en su modo de analizar la historia y su presente) ¿a quién refleja? ¿un segundo Galdós? ¿Tú modo de analizar la historia?

  • Don Gabriel es un personaje de ficción que ya octogenario revive aquellos acontecimientos que tuvieron lugar sesenta años antes. Galdós es su creador. Por lo tanto, se expresa a través de su criatura y lo hace, además, con su misma perspectiva, pues cuando empieza la escritura de Los Episodios, han transcurrido esos años. En el fondo, Galdós y don Gabriel son la misma persona. ¿Qué pinto yo? Puesto que don Gabriel no existe y Galdós murió hace mucho tiempo, me he tomado la libertad de apropiarme de su discurso para, sin traicionarlo, hacerlo mío. Ojalá, desde el limbo en que habiten, no se sientan traicionados.

LOS ESPISODIOS NACIONALES
LOS ARTÍCULOS DE PRENSA DE GALDÓS
Y SU AUTOBIOGRAFÍA
FUENTES DE
PUERTA DE SOL

- Además de los Episodios Nacionales ¿has recurrido a los análisis de otros historiadores?

  • Tuve la tentación de hacerlo, pero renuncié. También he evitado conocer, mientras escribía el texto, las publicaciones más recientes o los espectáculos que se han ofrecido con motivo del Segundo centenario del Dos de mayo, con la excepción de Yo lo ví, de Tomás Marco. He consultado, eso sí, algunos libros que no incluyen interpretaciones de aquellos hechos, buscando en ellos información documental y confirmación de fechas y otros datos sobre los que tenía dudas. A lo que sí he recurrido ha sido a otros escritos del propio Galdós, especialmente a sus artículos de prensa, y a algunos apuntes autobiográficos. También he leído, movido por la curiosidad, algunas piezas dramáticas de autores de la época publicadas o representadas entonces.

DISEÑO: JOSÉ HERNÁNDEZ


José Ramón Díaz Sande
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