TEATRO
INFANTA ISABEL
1907 - LOS CIEN PRIMEROS AÑOS - 2007
LA INFANTA ISABEL |
Cien años son
muchos años de levantada y bajada de telón y de hacer desfilar por un
escenario teatral los más variopintos títulos y albergar a actores de todos los
estilos. Cien Años ha cumplido, en el 2007, el Teatro Infanta Isabel y da testimonio de lo dicho.
El periodista de TVE Antonio
Castro Jiménez, se ha dedicado en estos últimos años a investigar
acerca de la historia teatral madrileña y regularmente ha ido
publicando: Sagas españolas del
espectáculo (2003), Teatros Nuevos y
recuperados de Madrid (2004) y Teatro
históricos, edificios singulares (2006). Ahora con motivo de esos cien
años del Teatro Infanta Isabel publica Teatro
Infanta Isabel, 1907 – Los cien primeros años -2007. El libro termina siendo un homenaje a la
celebración
del mencionado Centenario y ello pedía detenerse en un acto, celebrado en el
propio Teatro Infanta Isabel y así
reunirse con muchos – presente y ausentes en el recuerdo - de los que han
pisado el escenario. |
El Teatro Infanta Isabel va muy unido al nombre de Arturo Serrano,
su empresario durante 50 años. Sin embargo su historia comienza mucho
antes y son varios los personajes que se han encargado de su gestión.
LA CASUALIDAD GUÍA
LA VIDA
DE
ESTE TEATROAntonio
del Castillo, actual consejero delegado del Teatro Infanta Isabel, hace los honores de anfitrión en la
celebración de este centenario y comienza por crear un clima familiar:
ANTONIO DEL CASTILLO |
- Querido
amigos, amiguísimos y amiguetes. Me pregunto yo mismo qué hace un tipo
como yo en un sitio como este presentando. A lo largo de estos años
se me confirma que la casualidad influye
más que la causalidad. Mis
padres se trasladan a vivir a una casa de aquí al lado de la calle
Barquillo, y allí vive un nieto de los fundadores de este teatro y resulta
que también va a mi mismo colegio. Tras cada teatro hay una pregunta
¿Por qué se construyó? ¿Quién lo hizo? En este caso el
abuelo de mi vecino, que era todo un
personaje que se llamaba Luis Garrido Juaristi, vino de provincias y hablamos del año 1875. Estudia y se
hace maestro en Madrid y en 1909 ya era un abogado inquieto que se metió
en política.
|
Comienza siendo concejal
en Logroño y cuando se convocan las elecciones para
la Alcaldía de Madrid,
la consigue, tras una agitada sesión, 32 votos de los 44 y sale elegido,
venciendo a rivales como Antonio Maura y Largo Caballero. Su mandato se
extenderá desde
1918 a
1920.
- Este
señor de Logroño – prosigue Antonio del Castillo – decide construir un teatro, pero en
realidad lo que construye es un cinematógrafo, como se llamaba en la
época. En 1895 el cine había nacido en París y ya en 1896, en Madrid, se podía
ver en el Salón Proyecciones, pero el primer cine estrella
construido de ladrillo será el Coliseo
Imperial en 1908. Es
en 1906 cuando se decide construir ese cine antes
Mencionado. se elije esta zona de Madrid que era una zona de ocio, ya que
había una serie de fincas de recreo de la aristocracia. Habían surgido una serie de edificios como eran: pequeños
teatros, circos y locales recreativos,
salas para conciertos… Una de esas
fincas se
compra y se construye este
cine que se llama Cinema
Nacional, pero
como el invento viene de París pasa a
ser Petit Palais y luego Pathe
Cinema, recordando al personaje Pathe del inicio del cine francés. Los primeros años lo llevó la familia Juaristi.
|
LUIS GARRIDO JUARISTI
El Petit Palais
(boceto de Antonio del castillo) |
En 1913 surge de nuevo la teoría de la casualidad
- Juaristi contacta con un empresario teatral
emergente, Arturo
Serrano, padre, el
cual le pone al local el nombre de Infanta
Isabel, en honor a
la Infanta. Se
comienza a compaginar teatro y cine y así funcionará hasta 1927. Se ha
iniciado la saga de los Serrano –
padre e hijo -, que tienen
también otros teatros. Llega
la República y no era muy lógico que se llamara Infanta Isabel por lo que se suprimió lo de Infanta y se quedó como Teatro
Isabel. También es
verdad que podría haberse mantenido ya que a
la Infanta Isabel, por su simpatía, era al único miembro
de la familia real a la que dejaron vivir en España, aunque al
final se fue a París.
|
ARTURO SERRANO LÓPEZ |
NUEVO
BAUTIZO AL DESENCADENARSE
LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
Con la contienda de la guerra civil vuelve a ser bautizado.
- En el 1938 se
le cambia el nombre por el de Ascaso – continúa Antonio del
Castillo -, que es un
anarquista aragonés, el cual después será expulsado de España y
huirá a Francia. En 1939 el teatro vuelve a recuperar el nombre. Pero es Antonio Castro, su
autor, quien nos cuenta bien todos esos años en el libro que ha
publicado.
LA PUBLICACIÓN DE UN LIBRO
CONMEMORA
EL CENTENARIO
Antonio
Castro constata que Antonio de
Castillo se ha leído el libro, por la erudición que ha mostrado.
ANTONIO CASTRO |
- El 9 de febrero de 1907 se abre el Cinema Nacional, aunque la licencia no se
concedió hasta el 19 de ese mes. No tenía nada que ver con el edificio
actual. Salvo el local, no había palcos ni tampoco el primer piso. La
cabina de proyección estaba al final y las localidades más caras eran las
últimas por aquello de la distancia. Los pasillos eran diáfanos, por el
peligro de fuego. Posteriormente se amplia y va cobrando más entidad hasta
nuestros días. Desde 1916 ya tiene esta configuración, y en 1920 se le
aplican los mosaicos sevillanos por todo el vestíbulo.
|
La zona en que se situaba el nuevo local era, según Antonio Castro
- Una zona de recreo pero no
tenía muy buena fama en la época. Ya existía el Teatro María Guerrero, que entonces se llamaba
de
la Princesa.
Los espectáculos por aquellos contornos eran: cine,
variedades, género ínfimo, cuplés, travestís que entonces se llamaban
transformistas, Strep-tease etc. También actuaban nombres famosos como Raquel Meller,
la Chelito…
|
JACINTO
BENAVENTE
ARTURO
SERRANO |
MARIANO
ASQUERINO/ ISABEL GARCÉS
JACINTO BENAVENTE |
En una siguiente etapa entra Arturo
Serrano, padre, el cual muere joven en un accidente al rodar la película Daroca.
- Su viuda heredó el teatro – prosigue Antonio
Castro – y su hijo
también llamado Arturo
Serrano, lo gestionará
durante más de 50 años junto a Isabel
Garcés, su
compañera sentimental, que fue la primera actriz de este teatro de
toda esa época.
Por este teatro, en sus inicios, pasaron muchos nombres como Mercedes Sanpedro, hermana de Catalina Sanpedro casada con Miguel Muñoz, padres de Guadalupe y Matilde Muñoz Sanpedro. Esta última se casó con Rafael Bardem, cuyo hijo fue el
cineasta Rafael Bardem y de ahí toda
la saga; Eloísa Muro y Mariano Asquerino, padres de María Asquerino, que fue primera actriz
de este teatro y tanto otros; la familia Gutiérrez
Caba…
- El Infanta
Isabel fue también
teatro de variedades y cine al mismo tiempo. Una fórmula que usaban muchos
teatros en todo el mundo, ya que las películas mudas eran muy cortas y no
daban para confeccionar un programa –
añade Antonio Castro.
Como autores han pasado Enrique
Jardiel Poncela, Miguel Mihura, Tono, Antonio Paso, Jacinto
Benavente y quien estrenaba muchos de esos títulos era Isabel Garcés, que terminó siendo un gran filón de oro junto con su
compañía en la que actuaban los Gutiérrez
Caba.
MUCHOS
HAN PISADO
EL
ESCENARIO DEL INFANTA ISABEL
Tras esta sucinta historia, son obligados los testimonios de
algunos que han pisado este necesario. Comienza Luis Garrido Amado,…
- …que es primo de
mi amigo – aclara Antonio del Castillo -,
cuyo abuelo es Luis
Garrido Juaristi, el
que fue alcalde Madrid e inauguró el Metro.
Lo que nos cuenta Luis
Garrido es…
- …una pequeña historia de mi
abuelo que vivió la época heroica de este teatro. Mi afición al teatro
comienza en 1934 con las Aventuras
de Pipe y Pipa. Antes, como han dicho, se mezclaban las varietés con
las películas mudas cortitas. El público llevaba bastones y en las
varietés pateaban si no gustaban. Salió una cupletista y no gustaba. Un animal
de la tercera fila, salió al pasillo central, que antes había, y dijo “¡Que baile el
empresario!” Mi
abuelo, que medía dos metros, de bailar nada. Bajó lo cogió por el cuello,
lo arrastró y se lo llevó hasta la calle Barquillo. Teníamos un palco y veíamos
todas las obras. Antonio
Castro ha hecho un
libro maravilloso.
Luis es Garrido por parte de padre – Moisés Garrido - y Amado por parte de madre. Por parte de los Amados tiene otra anécdota.
- Victoria Amado era mi madre y era sobrina de Carlos Arniches, que fue un hombre buenísimo y
divertidísimo. Por eso, por las dos partes he vivido siempre un ambiente
teatral. Sin embargo no me he dedicado al teatro. Haciendo dictámenes
internacionales se ganaba más, importante si se tiene mujer y seis hijos.
Volviendo a Carlos, era una figura humana, maravillosa y
extraordinaria. Mi madre iba a casa de Carlos y también iba
allí un conocido de Carlos: Rafael Alberti. Rafael se enamoró locamente de mi madre y se hizo un cuaderno lleno de
poesías. Es más, obligaba a mi madre a escuchar las
poesías. Pero después descubrieron que era copiadas. Como puede verse el ambiente literario
anidaba en nuestra casa por todas partes.
|
VICTORIA AMADO/MOISÉS
GARRIDO |
Una anécdota de aquella primera época en que el Infanta Isabel exhibía el género ínfimo
muestra el tipo de público que asistía.
- Actuaba
la cupletista Virginia de Matos –
cuenta Antonio Castro - y estaba afónica. Pidió suspender la
función. El empresario de entonces, García Pons, le espetó: “¿Alguien viene a
oírte cantar al teatro?”.
LA SEGUNDA ETAPA DEL TEATRO,
LA RESTAURACIÓN.
Antonio
del Castillo vuelve a tomar la palabra para da una pincelada sobre la época
tras la muerte de Arturo Serrano.
- Arturo no tuvo descendientes y
aquí entra Santiago Paredes, que es amigo mío de Valladolid. Otra casualidad. Iba para aparejador y
lo dejó por el teatro, llegando a ser productor teatral y dramaturgo. Me
pidió ponerle en contacto con el mundo del teatro. En aquel momento Francisco Aciaga era presidente del diario
La Riga y
del teatro, y Antonio del Castillo y Ana Achiaga como representantes de un grupo familiar. Yo los puse en
contacto y se creó la etapa Santiago Paredes.
|
|
FRANCISCO ACHIAGA |
El teatro era un local ruinoso que tuvieron que rehabilitar. El 29
de septiembre de 1987 se inaugura con la reposición de la obra de Antonio Paso La zorra y el escorpión, protagonizada por la actriz argentina Leonor Benedetto y Alberto Closas.
- Yo en aquellos
años – nos declara Santiago Paredes – era
un joven teatrero que buscaba un nuevo teatro español. Una nueva
evolución. Lo importante que hice en Madrid fue lo de Paco Nieva. Ya había desarrollado varios
proyectos antes de llegar al Infanta Isabel. Pero vi que si quería algo
más tenía que meterme en la producción y entonces necesitaba un teatro. Yo
conocía a Antonio y a su familia. Sabía que Arturo Serrano estaba mal y pregunté ¿qué se
va a hacer con el teatro? Hablé con ellos. Me dieron las llaves, vino toda
la familia Garrido y abrimos las
puertas para ver cómo estaba. Pasaron muchas cosas. Fue una experiencia
importante y para mí muy emocionante. Ahora estoy emocionado, quiero que
disfruten mucho del Infanta
Isabel y gracias a
todos los que ha pasado por aquí.
Antonio
Castro añade un matiz en esa entrega de llaves:
- Había un ama de llaves del teatro y hubo que negociar con
ella para que entregara las llaves. Lo que sí quiero recordar es que este Homenaje es al teatro, pero no lo
sería completo sino fuera también a todo el equipo humano: tramoya,
administración etc..
- Evidentemente
a todos: actores y demás equipo que necesita un teatro – corrobora Antonio del
Castillo. Y volviendo
a mi tesis de las casualidades,
hoy, 21 de abril, que celebramos este homenaje hay una noticia en el
periódico: la empleada más antigua del teatro que tiene 99 años
tiene problemas sanitarios y vive en la calle Pelayo, pero no hemos podido
encontrarla.
Abandonada en su
casa a los 99 años con
el alta del hospital |
ADELA |
Este es el titular con el que el periódico El País del lunes 21 de abril de 2008, encabeza un artículo de Patricia Ortega Dolz sobre el drama de
una anciana de nombre ficticio Adela.
Los vecinos desvelan su identidad: “vive “desde siempre” en
alquiler, casi desde antes de trabajar en la administración del teatro Infanta Isabel, que ahora, como ella,
celebra su centenario”. La
descripción de esta mujer por parte de los vecinos se resume como “una señora con un glamour
increíble”. El drama de Adela es
que se la encontró tirada en el suelo –podría llevar 12 horas, precisa un
vecino - y el informe médico diagnosticó “confusión mental”. |
Ese homenaje a todo el equipo técnico está representado en la
figura de Miguel Moraleda, el
técnico electricista del teatro.
- Yo me
incorporé al teatro – desvela Miguel – dos meses antes de que muriese Arturo Serrano, cuando actuaba
la Compañía
de Arturo
Fernández. Estoy muy
contento de veros a todos y no digo nada más.
Santiago
Paredes acabó vendiendo las acciones y los propietarios arrendaron el Infanta Isabel a otro empresario Francisco Salinas que estuvo al frente
hasta su fallecimiento e hicieron su programación antes de que llegara el equipo de Antonio
del Castillo. |
MIGUEL MORALEDA |
- Durante todos los años del Infanta Isabel –
añade Antonio Castro – son muchos los actores que han
pasado. Algunos comenzaron como figurantes o meritorios y hoy son primeros
actores, empresarios o estrellas. Algunos de ellos nos acompañan
hoy. Entre ellos Arturo
Fernández que comenzó
en este teatro diciendo una frasecita y hoy es un gran actor.
ARTURO
FERNÁNDEZ:
UNA
FRASE EN EL INFANTA ISABEL
PARA
EMPEZAR
Y 100
REPRESENTACIONES AÑOS MÁS TARDE
Arturo
Fernández, impecable en el traje y erguido en el porte, lo primero que hace
es apartar el atril y micro – que por otra parte no funciona – porque…
ARTURO FERNÁNDEZ |
- …de
lo contrario no se me ve bien el traje -
ironiza con el personaje que ha creado desde hace años - Me alegro muchísimo de poder estar aquí. Yo he comenzado en este
Teatro diciendo una frase que la recuerdo como si fuera ahora. En 1951 en
el Café Gijon me dijeron que Lili Murati estaba formando compañía para
ir de gira. Me fui al teatro Reina
Victoria donde ella
actuaba. Le notifiqué los trajes que tenía. En aquella época tenías que
tener un traje azul marino, un smoking y un frack y entonces te
contrataban. No lo hacían por la calidad. Pasé al camerino. Tenía
21 años. En cuanto me vio
le dije: “Me han dicho que iba a formar
Compañía para
salir de gira y vengo a ver si hay un trabajo para mí” “Qué lástima – me
dijo – no
haber venido antes, ya tengo todo elegido”.
Estaba Olga Piro y al veme me dijo “¿Tú eres actor?
¿Por qué no vas al Infanta Isabel, hay una comedia de Benavente. Te puedo presentar a Arturo Serrano”.
|
Arturo, el Fernández, se
presentó ante el otro Arturo, el Serrano. Lo vio y la buena planta del
mozo pareció venirle como anillo al dedo por el apuro en que se encontraba.
|
- Yo
mido 1,81 y esto pinta mucho – se sincera Arturo. Arturo Serrano me miró. En la obra que tenía entre
manos Antonio Casas un galán, se iba a marchar. En
aquella época las comedias duraban 20 o 30 días. Cuando se llegaba a las
100 representaciones aquello era un maravilloso éxito y se celebraba de un
modo especial. Arturo me dijo: “¿Podías sustituir a
un actor?” De esto han
pasado más de 55 años o incluso más posiblemente. Vi la función
desde el palco de Arturo
Serrano. (El palco es el del extremo izquierdo pegado al escenario). Al terminar me dijo. “¿Serás capaz?” “Sí”, le
contesté. Me dieron el libreto. De aquella existía la concha del
apuntador, porque se llevaban 7 u 8 obras en repertorio y los actores se
situaban al lado del apuntador. Pero era muy difícil escucharlo y tenías
que saber oírlo. Al ensayar, dos días después, me armé un lío y en vez de
abrazar a
la Garcés abrazaba a otro actor. Arturo me dijo:”Chaval, tienes buena
pinta” Yo tenía mi
voz asturiana. Entonces me dieron una frase: “¡Y qué entradas y qué salidas!” Éramos dos tramoyistas. Me pasé un
mes diciendo sólo eso. Sin embargo no sabía por qué decía “qué entradas y qué salidas”.
La historia iba sobre el teatro y criticaban al autor los dos tramoyistas.
En el teatro cuando un actor entra brillante y sale menos brillantes es
horroroso. Quince años más tarde vine con mi propia compañía
con Pato a la naranja y
estuvimos 5 años, cuando lo normal eran dos. Lo que no vine es en
1906. Chapines,- apelativo cariñoso acuñado por Arturo a lo largo de su vida -, esta es mi historia.
|
FRANCISCO
SALINAS:
NUEVA
ETAPA Y OTRA VEZ
LA CASUALIDAD
Antonio
del Castillo, en este itinerar de empresarios vuelve al tema de las casualidades que parece haber regido
este Infanta Isabel.
- Al ver el
impás, tras la muerte de Arturo
Serrano, apareció por
aquí Francisco
Salinas, que ya había
ejercido como productor teatral. Otra de las casualidades: estaba casado y
separado de una vecina del barrio, que vivía en la misma casa de mi amigo.
Se establece un período de 7 años. Al fallecer Francisco Salinas, el teatro seguirá en manos de su
mujer Paloma. Pero con anterioridad, y en la época
de Arturo Serrano, quienes estuvieron durante unos 15
años fueron la familia Gutiérrez
Caba: Emilio Gutiérrez y su esposa Irene Caba Alba, padres de Irene, Julia y Emilio. Irene
Caba Alba salió del
teatro para morirse. Arturo
Serrano no le pagó
los últimos tres días que faltó, antes de morir. Son esas tragedias que
los actores ocultan.
EMILIO
GUTIÉRREZ CABA:
DE
PEQUEÑO, PARA MÍ, ESTE TEATRO
ERA
UNA ESPECIE DE CORSÉ
Emilio
Gutiérrez Caba no hace mucho dejó este teatro en esta
temporada donde volvió a reponer La mujer
de negro, junto a Jorge de Juan.
En realidad el Infanta Isabel es
casi su segunda casa. Hace años le entrevisté y, de una u otra forma
surgían referencias a este teatro. Lo mismo me pasó con su hermanas Irene y Julia.
- De niño, este teatro me trae un
mal recuerdo – declara Emilio, en este homenaje del teatro.
Era una especie de corsé. No podía moverme para no hacer ruido. De
1940 a 1960 estaban en
la Compañía
del Infanta mis padres y mis hermanas. En 1975 vine con Una rosa en el Desayuno y más
tarde con La mujer de Negro.
Para mí este teatro lo tiene todo. Ahora los veía a todos ellos en el
patio de butacas. Lo han pasado bien y mal. Es toda mi vida. Mi hermana Julia no ha venido, pues está muy tocada por este teatro. Gracias a todos.
|
|
EMILIO GUTIÉRREZ CABA
|
IRENE
CABA/ISABEL GARCÉS/JULIA G. CABA/J. BENAVENTE/
EMILIO
GUTIÉRREZ/IRENE G. CABA/GREGORIO ALONSO
ARTURO
SERRANO/MARIANO ASQUERINO |
Antonio
Castro recuerda una anécdota que…
- …no he recogido en mi libro. Irene (hija) cayó enferma y en 24 horas, su hermana Julia tuvo que sustituirla. Era su primer papel como protagonista.
|
ANALÍA
GADÉ:
UNA
ACTRIZ BELLÍSIMA
Del calendario se descuelga el 11 de abril de 1956 y se estrena La voz de
la Tórtola que interpreta
una actriz…
- … que, según el crítico Alfredo Marquerie –
recuerda Antonio Castro -, es “una actriz bellísima, con dominio del escenario, que sabe
escribir y da la réplica oportuna”.
Era ya una estrella en su país, Argentina, cuando llegó aquí y es Analía Gadé.
Analía
Gadé debutó con la compañía de Esteban Serrador.
|
- Estoy otra vez
aquí – declara Analía -, y ¿qué puedo contar? El 11 de
abril de 1956 conocí en
la Compañía a Esteban Serrador. Por medio de Esteban y su hermana Pepita
Serrador, pedimos el
teatro a Arturo Serrano. Estuvimos 3 meses con La voz de
la Tórtola,
luego vino Juegos Peligrosos (18 -5 -1956)
|
ANALÍA
GADÉ |
PALCO DE ARTURO SERRANO
|
Hay una vacilación en Analía que se rompe con un…
- …no sé cómo
decirlo… Yo, en Argentina, trabajaba con Enrique
Discépolo, más conocido como Chapulín, autor de tangos maravillosos. En
1947 gané un concurso de cine y en 1949 hacía teatro. Debuté con Enrique,
que era muy nervioso. Tenía que entrar por el lateral primero – Analía mira a la
platea, como excusándose. Lo
tengo que contar pues se relaciona con Arturo
Serrano. A los pocos
días viene la mujer de Enrique, viene corriendo y me anuncia que en el palco de Arturo Serrano estaba Juan Duarte, hermano de Eva Perón. “Viene por vos”, me dice. Yo estaba muerta de
miedo. Salí…Tenía 17 años. No
sabía qué hacer porque mi salida era justamente de frente al palco, por el lateral primero derecha. Entonces hice
girar al actor de modo que fuera él quien
quedase enfrentado al palco e hice la escena de espaldas a Juan Duarte. Después me llamó Enrique Discépolo y me dijo “Pero ¿qué has hecho?” Yo me
puse a temblar. “Me dijeron que estaba en el
palco Juan Duarte y estaba muerta de miedo porque me persigue. Por eso hice la escena de espaldas”. “Sos boluda”, me dijo Enrique. “Le has puesto el traste (trasero) y es lo mejor que
tienes”. Y
esto con Arturo
Serrano en
el palco que era un tremendo “picaflor” hice la escena hacia él. Fue un gran éxito.
Analia
Gadé lleva en Madrid toda una vida, algo que no estaba en su mente.
- Al principio
yo odiaba Madrid. Me parecía horroroso y llevo 52 años. Me ha
llegado a gustar no sólo por el éxito que he tenido, sino por la tierra.
Mi padre es vasco, Gorostiza. Me enamoré aquí y ahora, casi al final
de mi carrera, sigo aquí. ¿Dónde voy a terminar mis días? Pues no
lo sé. Es un problema que tengo. A esta tierra la quiero muchísimo, tanto
como a
la Argentina.
Analía,
en el recuerdo, vuelve a aquel primer éxito.
ANALÍA
GADÉ (1983)
EMILY |
- Terminamos
las representaciones e hice 7 películas en exclusiva y por lo tanto tuve
que quedarme 3 años y al final Madrid lo asocio con el aceite, que
no me gustaba entonces y ahora me parece maravilloso el aceite. Después me
contrató José Tamayo para Las brujas de Salem y una obra que quiero y que representé en
este teatro bajo la dirección de Miguel
Narros fue un monólogo - Emily de William Luce. Puse mucho dinero y perdí, pero es la obra que más me ha gustado hacer.
|
Antonio
Castro recuerda que la historia de un teatro es la de sus actores y
muchos de ellos están aquí, incluso Sara
Montiel a pesar de que no ha debutado en el Infanta Isabel.
- No, no
tuve esa suerte – confirma Sara.
ETAPA
ACTUAL:
TAMDEM
ANTONIO DEL CASTILLO Y
ENRIQUE
SALABERRÍA.
Una serie de circunstancias, insiste Antonio Castro, hace que Antonio
del Castillo esté, ahora, al frente de la empresa.
- La etapa
actual empieza –relata Antonio del Castillo -, cuando desaparece Salinas y Paloma, su mujer. Nosotros, los
propietarios, gestionamos el teatro asociados a un programador genial. Yo
me he sentido como el tutor de la novia Infanta
Isabel. No sé si es
por su nombre aristocrático, el caso es que tiene muchos pretendientes.
Hoy con uno y mañana con otro. Yo buscaba un compañero
estable y me decidí por uno joven, apuesto y con talento. Así este chico
con esta chica (el teatro Infanta Isabel) son felices y comen perdices. Y
este chico es mi compañero y amigo y llega como programador, el
cual fuera de este teatro también tiene otros proyectos. Sabéis que hablo
de Enrique
Salaberría.
Enrique
Salaberría está al frente del grupo SMEDIA, que también programa otros
teatros de Madrid.
ENRIQUE SALABERRÍA |
- Quiero,
de verdad, dar las gracias – comienza Enrique.
Tengo pocas cosas que decir. La llegada de Arturo
Serrano fue dar un
paso impresionante y lo mismo con Paredes, Salinas y Paloma. Ahora nosotros. El Teatro Infanta Isabel nos ha aceptado muy bien a todos, mejor que nosotros a ellos. Pero,
al teatro, le falta todavía dar una vuelta más: recuperar el espíritu artístico,
vital en
Madrid. Si no estamos acompañados de vosotros y de
Mecenas, este país no dará nuevos autores, ni actores, ni empresas de
verdad. Movemos algo y dinero, pero, todavía, no somos lo que podríamos
ser. Lo pensamos de verdad. Es necesaria la presencia real de mentes
artísticas, para que los actores, autores y demás puedan estar presentes
en este teatro y también en otros. Celebramos los 100 años y esperamos
celebrar otros 100.
|
LAS
CATILINARIAS DE
RAFAEL
ÁLVAREZ, EL BRUJO
El Infanta Isabel se ha
caracterizado por poseer Compañía propia, recuerda Antonio Castro. Los actores que han formado las grandes
Compañía, partían del Bululú.
Todavía hay uno que se mueve en esos caminos del Bululú y es Rafael Álvarez, el Brujo que se ha hecho un adicto a
este teatro desde hace unos años. El apelativo de El Brujo, cuando va por esos caminos con sus peroratas en los
pueblos crea cierta confusión.
- Cuando voy de gira por los pueblos me
piden que eche las cartas. En este homenaje, yo quería hacer un discurso,
pero me ha desbordado la situación –
confiesa el Brujo. Ha sido fantástico. Estoy
entusiasmado por el magnetismo que hay aquí. Yo soy tímido y me he sentido
acomplejado por lo que hay alrededor y los espíritus del teatro. Está Arturo Fernández con su devoción por el teatro, su
traje, su encanto, sabiduría y elegancia. Estoy orgulloso de pertenecer a este teatro. Con todos me siento muy bien. El discurso que tenía era político.
Ahora al ver lo que sucede en el PP – se
refiere al conflicto Rajoy y Esperanza Aguirre y antes Ruiz Gallardón y Esperanza – hay una vacante. A río revuelto, ganancia de pescadores.
Puedo criticar a las autoridades. Era
un discurso político muy crítico.
Ver cómo esta sabiduría,
magnetismo o
fuerza que mantiene el teatro es ajeno a los políticos. Los políticos hablan de apoyo al teatro público. No lo pueden evitar. Se ocupan del Teatro María Guerrero, el Teatro de
la Abadía que no saben lo que es, a nivel oficial, pero que atrae por su calidad.
Pero del resto ni se ocupan. No, no
quiero soltar este discurso.
|
RAFAEL ÁLVAREZ, EL BRUJO |
El modo de evitar el discurso político por parte de Rafael sigue el ejemplo de Cicerón en sus Catilinarias, contra Catilina: ¡Hasta
cuando vas a abusar de nuestra paciencia. No voy a hablar de…
GERARDO MALLA/RAFAEL ÁLVAREZ
PARES Y NINES (1989) |
- No,
no quiero soltar este discurso – prosigue el Brujo. Tras hablar Antonio del Castillo, deberíamos agradecer a las
Instituciones políticas que no intervengan y dejen al teatro privado en su
sitio. Mi ignorancia no sabía que la diosa
casualidad pudiera hacer tantas cosas. Hoy siento una gran pena porque
creadores como Mario
Gas – director del Teatro Español y por lo tanto publico - , Gerardo
Vera - director del Cetro Dramático Nacional – o Eduardo Vasco –
director del Teatro Clásico – que gozan de presupuesto no sepan lo que es la casualidad. Yo había notado cierto magnetismo aquí pero no
sabía que estaban todos los espíritus. Quiere decir que en el camerino al
comer mi sándwich entre función y función, me siento mirado por todos los
espíritus. Hoy lo sé.
|
El itinerario de Rafael
Álvarez ha sido el del teatro privado.
- Mi historia trascurre en el teatro
privado y lo sabe bien Santiago
Paredes. Con Pares y Nines de José Luis Alonso de Santos vine a este teatro, tras La taberna fantástica de Alfonso Sastre, que fue mi alumbramiento. Hacía
teatro por ahí pero no sabía si podía estar con las grandes figuras.
Cuando vine con Pares
y Nines ya estaba
aquí Chicho, el fotógrafo. Me había enganchado a
la Escuela del Conocimiento que consistía en plantar árboles
frutales en una provincia
y estar sin hablar hasta las siete de la tarde. Así captábamos energía. Era un fin de
semana cada mes y me enganchó de tal modo que, para mí, eso fue lo primero y
lo segundo el teatro. En el reparto de Pares
y Nines estábamos tres: Gerardo
Malla,
Eufemia Román, a la que llamábamos Efigenia, y yo. Al empresario, Santiago Paredes, le planteo que el primer fin de semana
entero, el sábado y domingo, me iba a
plantar árboles frutales. Allí me habían dicho que
si lo ponía en práctica, el magnetismo funciona. Y me dijeron “que te sustituyan cada mes un fin de semana”. Sustituirme y éramos
solamente tres. Paredes lo hizo y aún no sé por qué.
Volví y le dije: “Ha
funcionado”.
|
PARES Y NINES (1989)
(Archivo teatro, óleo) |
Rafael
Álvarez se dirige a Santiago
Paredes:
- Te lo
agradeceré siempre. Y volvemos a la casualidad.
Con Rafael termina el
homenaje al Teatro Infanta Isabel,
que se plasma en una fotografía de conjunto sobre el escenario: La foto del
aniversario.
|