LA MEUA FILLA SÓC JO
(MI HIJA SOY YO)
UN NO ARGUMENTO SIN FINAL,
SINO DIVERSOS COMPORTAMIENTOS
DE HIJAS Y MADRES
EN UNA
ÓPERA DE PEQUEÑO FORMATO
El
Teatro Español de Madrid y el Teatre Lliure de Barcelona han
coproducido La meua filla sóc jo, la última creación de
Carles Santos. Como todas las últimas producciones del
compositor de Vinaroz, no es teatro al uso ni ópera al uso. Él
la ha definido como ópera de pequeño formato en el que alterna
realidad y fantasía para contarnos una historia sin historia.
- “No hay argumento,
sino personajes que evolucionan. Suceden una serie
de comportamientos de diversas hijas y diversas
madres. Una misma actriz encarna diversos
comportamientos. No hay tampoco final feliz ni no
feliz, sino una propuesta de muerte: el matar al
padre”.
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CARLES SANTOS |
Como es habitual en Carles, su tratamiento escénico es
multidisciplinar en el que mezcla música, canto, danza y teatro.
Ocho cantantes, diez músicos y un bailarín deambulan por un
escenario casi desnudo y con un atípico vestuario, que a veces
parece la prolongación de la misma escenografía.
- Propiamente no existe
escenografía, pero sí la iluminación que actúa como tal y
penetra en los vestidos. Se consigue crear
–
aclara Mariaelena Roqué, responsable de la
escenografía y vestuario - un cuadro visual
mediante líneas y transparencias diseñando madres gestantes,
adolescentes y bebé autónomos. Son vestidos muy aparatosos y
muy diferenciados unos de otros y en si mismos, porque
permite quitar y añadir fragmentos como si se tratara de un
rompecabezas. Es un vestuario de corte operístico, ya que se
trata de una pequeña ópera. El trabajo visual es muy
importante en todo el espectáculo.
El vestuario termina por ser protagonista ya que al haberse
construido un guión “sui generis” en el que todo cae sobre los
personajes y por lo tanto sobre los intérpretes, el vestuario no
es un elemento para ambientar o vestir al desnudo cuerpo, sino
él mismo se integra en la interpretación. De corte abstracto ha
llevado un gran proceso de elaboración, confirma Mariaelena.
MARIAELENA ROQUÉ
CARLES SANTOS |
- Nos ha llevado
unos tres meses en su elaboración, porque hemos
llegado a confeccionar las telas. Se mezclan
también materias orgánicas, papeles, plásticos,
texturas con volumen etc…
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Carles Santos es hijo de una serie de movimientos
rompedores en su momento:
- “Yo fui militante de
una determinada vanguardia
–
cuando habla parece estar por encima de toda crítica o
de toda pregunta indiscreta – Eran los
años 70 , la época de
Carter en América. Fui a Estados Unidos y
allí me influyó el movimiento de los
Cunigham,
el minimalismo, el cine independiente, la música
contemporánea y
John
Cage, el que yo llamo dadaísta musical”.
Todo este trasfondo juvenil siempre sale de una u otra forma en
sus peculiares montajes. Es algo que no puede remediar. En esta
ocasión hay una cita musical especial: la de John Cage.
Ante esta especial partitura de 4 minutos 33 segundos, las
reacciones del público son diversas.
- “El público más
joven que de
Cage sabe poco, la toma con cierta
curiosidad. El más trabajado y resentido piensa que
le engañamos. No se creen nada y se sienten
estafados y engañados. Se oyen el crujir de las
butacas, las toses. Todo se altera”.
Tales
respuestas vienen motivadas porque la partitura musical de
John Cage es el Silencio en el más estricto sentido
de la palabra. Durante ese tiempo nada se oye. Es el silencio de
la música. Oír el silencio que en cada ocasión se interpreta con
las reacciones del público antes descritas por Carles.
Tras las reacciones desconcertadas de otros públicos, han
preferido que el público madrileño esté sobre aviso.
Tanto en las óperas e incluso en las zarzuelas, en castellano,
últimamente se recurre, en los cantables, a la traducción en
sobretítulos porque la vocalización italianizante, sobre todo en
los agudos dificulta la comprensión. (Antiguamente se repartía
el folleto con los cantables). Carles no gusta de los
subtítulos ni de los sobretítulos. La lectura de ellos, al menos
a él, le aparta de la contemplación de la imagen.
- “Hay una
soprano superligera y quitando los bajos y
barítonos, por lo regular el texto tiene
dificultades d comprensión. Como no me gustan
subtitular porque se pierde la imagen. A mí me
sucede en el cine. No consigo saborear los dos
sistemas imagen y texto, he preferido poner una
voz en off que parafrasea el texto. No tiene más
sentido que éste”.
Los espectáculos de Carles Santos son aptos para un
público determinado. A Madrid ha venido con motivo de Festivales
y ya se sabe, el público que acude a ellos va buscando lo
novedoso. El problema es si sus espectáculos son asequibles a un
público teatral de a pie.
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- He
comprobado que eso del público es
muy curioso. Hay un público nuevo en
el teatro que le gusta que les
sorprenda. Esto no ocurre con el
teatro. Por ejemplo en Barcelona
está el Auditorio y el Teatro
Nacional. Sólo les separa una calle,
la calle Padilla. Pues bien el
público que acude al Auditorio es
también el mismo que acude al Teatro
Nacional. Cuando van al nacional
pide que el teatro les sorprenda y
si van al Auditorio, piden
clasicismo. El mismo señor va a uno
y a otro y tiene dos comportamientos
diversos. Esto, para mí, es
preocupante. Lo que sí he constatado
es que hay un público nuevo entre
los 30 y 40 años y esto es de
agradecer, porque se espera que la
renovación sea posible.
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Carles Santos lleva más de diez años creando fórmulas
escénicas nuevas, en las que la música siempre está presente. Ha
llegado a ser uno de los compositores más internacionales. Su
género gusta de la interdisciplinariedad: música, voz, danza y
teatro. Si algún calificativo hay que adjudicarle es la
“originalidad”. Obras suyas son:
Tramontana Tremens (1989)
Asdrúbila (1992)
La Pantera Imperial (1996/97)
Ricardo i Elena (2000)
L’adéu de Lucrecia Borja (2001)
Lisístrata (2003)
El compositor, la cantante, el
cocinero y la pecadora. (2003) |
Una serie de Premios avalan su trayectoria. En la última edición
de los Premios Max por El compositor, la cantant, el
cuinier i la pecadora arrasó:
Mejor espectáculo musical
Mejor dirección musical
Mejor composición musical
-
“No tengo ninguno en mi casa porque
no he podido recogerlos. Me produce
satisfacción pero no noto que
después pase nada. Yo sigo con mi
ritmo habitual. En cuanto a los
premios tanto los grandes como los
pequeñitos los tienen mis amigos”.
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