HAMELIN

de

JUAN MAYORGA


FOTOS: CLAUDIO DE LAS CASAS

por
EL GRUPO ANIMALARIO
Y VANIA PRODUCCIONS

en el

TEATRO DE LA ABADÍA
de
MADRID

A Juan Mayorga – en opinión de Blanca Portillo “de los mejores… el mejor dramaturgo actual de España” – le contaron, como a todos nosotros, el cuento de “El flautista de Hamelin”:
 

Un pueblo rico, Hamelin, se ve plagado de ratas y ratones. Los roedores comienzan a devorar los graneros y demás comida, haciendo peligrar la economía de los poderosos. Estos ofrecen una recompensa a quien sea capaz de exterminarlos. Un flautista - triste y cariacontecido se compromete a alejar a los ratones. Basta la melodía de su flauta para que toda la grey ratonil, alborozada, le siga. Al pasar el río todo aquel ganado ratonil se ahoga y la ciudad queda liberada y vuelve a la opulencia. Pasado el peligro las promesas se olvidan y niegan al flautista su paga. Éste, furioso por tal avaricia, vuelve a hacer sonar su flauta con una dulce melodía. Los niños le siguen, a pesar de que sus padres intentan retenerlos. Nunca más volvieron y los mayores siguieron viviendo en su opulencia. Hamelin nunca más tuvo un ratón ni un niño.
  • En la versión que me contaron, - aclara Juan Mayorga - los niños volvían a sus casas, porque el pueblo se levantaba y obligaban al alcalde a pagar al flautista. El malo era el alcalde. Más tarde conocí una segunda versión, la del cuento. Todo el pueblo era culpable y los niños no volvieron. Me gustó más. Encontré el paralelismo con nuestras ciudades que siguen ese camino, ya que son los niños los que sufren las acciones de los mayores. Ello me sugirió escribir una ciudad con muchos espacios y muchos personajes.

El texto se pobló de espacios y personajes y de escenas cortas.

  • “Esto es cine, no es teatro” – le advirtieron quienes leyeron el manuscrito.

Juan ya ha roto la normativa de un tipo de teatro en más de una ocasión. Recuérdese la arriesgada estructura monologada de Camino del cielo, estrenada esta temporada en el Centro Dramático Nacional.
 

JUAN MAYORGA
  • “Esto que me dijeron es una visión pobre del teatro – apostilla Juan -, en la que el teatro aparece como una antigualla, limitado en el modo de representar. El teatro puede representarlo todo. Es el arte del futuro, siempre que no se traicione y quiera expresarse como lo haría Spilberg en el cine. Tiene su lenguaje propio que consiste en cooperar con la imaginación del espectador. Lo que hace es proponer un pacto con el espectador, pidiéndole que colabore con él. Le pide mucho porque éste puede darle mucho. Termina por hacer del espectador su cómplice”.
     

Tal filosofía no nueva y muy enraizada en los juegos de los niños o en la primitiva fabricación de sus propios juguetes, que terminan siendo figurativos gracias a la imaginación del niño, en Mayorga tiene una inspiración familiar:

  • “Mi padre me contó que iba a una escuela tan pobre que él tenía que llevar su silla. Pues bien este Hamelin que hemos hecho es tan pobre que se le pide al espectador que coloque todo, porque creemos en su imaginación y en su inteligencia”.

De nuevo los agoreros vaticinaron: “Esto es muy difícil”.

Vaticinios de tal calibre a Mayorga, siempre le traen a la memoria una persona que le pueda sacar las castañas del fuego: Andrés Lima.

  • Andrés es un director que tiene muchas virtudes: primera, hace fácil lo difícil; segunda quiere a los espectadores, y tercera quiere a sus actores.

Andrés Lima, actor y director, con un amplio currículo en teatro, cine y televisión ha hecho posible poder convocar un reparto de categoría, según afirma Juan Mayorga.

  • “Ante los míos yo presumía del reparto hasta el domingo (día 8 de mayo), pero desde el domingo en que pude ver la representación, presumo de haberme emocionado como si la pieza no fuera mía y me fuese desconocida. Ha sido como un milagro. Espero que los espectadores tengan la misma sensación, una sensación de amor. Los espectadores saldrán enriquecidos en su imaginación al ver que con 7 actores, sin escenografía y sin vestuario se pueda representar a toda una ciudad”.

LA PUESTA EN ESCENA: VUELTA A LOS ORÍGENES DEL TEATRO

En las informaciones de prensa se alude a este detalle. Una obra sin escenografía, sin vestuario y sin iluminación. Es un decir. Si uno lee la ficha técnica, ve que se mencionan las tales disciplinas. Lo que se quiere decir con todo esto es un volver a la entraña del teatro en el que el actor, la palabra y la imaginación del espectador se maridan en un “menage a trois” para crear la obra cada día.
 
  • “La puesta en escena está vacía de todo artilugio, - aclara Andrés Lima - haciendo recaer todo el trabajo sobre los actores. Cuando le estaba dando vueltas al texto, un día me desperté y se me pasó por la cabeza toda la función. Lo único que me aportó la Abadía, a mi concepción general, es que los actores están muy cerca de los espectadores, con lo cual no había contado, pero viene muy bien. Este montaje ha sido de los procesos más ricos, al tener que ir creando sobre la marcha, pero te das cuenta que todo el “bagage” de muchos años en los actores tienen ahora sus frutos. Puedo decir que nos lo hemos pasado como enanos y hemos disfrutado mucho. La obra habla por sí sola”.

ANDRES LIMA
FOTO: C. DE LAS CASAS

El teatro a lo largo de los siglos, se ha ido complicando a nivel escenográfico, de vestuario y de reparto: tantos personajes, igual número de actores. Con las escenografías realistas y naturalistas, los recursos teatrales simples de antaño aparecían como una falta de medios, más que una bien pensada poética teatral. Después descubrimos que no era así. Acudir a una parafernalia teatral más o menos complicada era una elección de la poética adecuada a este texto en concreto. Por otro lado los niños seguían siendo fieles a su instinto de escenificación, convirtiendo los objetos más pueriles en castillos, armas y con cuatro trapos se transformaban en suntuosos reyes. Algo que el primer teatro ya había hecho. En esta línea es donde se mueve esta versión.

  • La puesta en escena tan vacía de todo – aclara Andrés no surge de una incapacidad por no tener medios o por la dificultad de tanto espacio y personaje. Surge de la necesidad del propio texto. Al ser un texto complejo no nos servía la ilustración de una escenografía. Había que representarlo muy bien y hemos creído que cuanto más despojado esté el escenario, más podríamos afinar sobre el sentimiento a través del gesto. En los ensayos hemos partido de la experiencia infantil de cada uno y nos hemos puesto a jugar.

LA PEDERASTIA EN HAMELIN, SÓLO LA PUNTA DEL ICEBERG

La versión de Juan Mayorga vincula el cuento a una acusación sobre un caso de pederastia. A través de dicha unión el discurso se orienta hacia la “manipulación de la inocencia y la miseria de nuestra civilización, sobre la perversión de las palabras y la infancia amenazada. Sobre una sociedad que abandona a los niños, erigiéndose escandalizada víctima de un delito del que es co- responsable”. La idea de encarrilar el cuento por la pederastia, sin que sea un texto denuncia sobre la pederastia como tema exclusivo y excluyente de un discurso más general, nace de haber leído el cuento como …
 

JAVIER GUTIERREZ Y
BLANCA PORTILLO
FOTO: CLAUDIO DE LAS CASAS
  • “Un cuento de terror. Lo peor del cuento es el haber arrebatado a los niños. Es la mayor pesadilla que puede ocurrir. Y eso estaba ahí, en el cuento. Me interesó por la conexión que podía haber con los abusos a menores, de alguna manera estaba en el trasfondo y pienso que la pederastia es un crimen terrible, ya que puede ocultar otros muchos. La primera forma de violencia es el aceptar que los niños vivan en la miseria y la propia miseria de la gente. Ese el caldo de cultivo para otros muchos crímenes. Haríamos mal sintiéndonos inocentes por el mero hecho de encerrar en la cárcel a un pederasta y consintiendo, por otro lado, la miseria, la mala educación”.

El pueblo de Hamelin termina por ser la gran metáfora del mundo.

  • Así como en Hamelin los niños pagan las faltas de los adultos (por no pagar lo convenido al flautista, éste se los lleva para siempre), ahora también. No solamente son culpables los viciosos, sino la policía, la sanidad, los responsables de la educación etc… que no hacen lo que deben. En una ciudad o en una nación cuando todo esto falla, los primeros que lo pagan son los niños. Ahí es donde se encuentra la conexión.

Así pues Hamelin, es en realidad un cuento sobre la culpa colectiva y su castigo.

  • “Habla sobre un niño y su ciudad, sobre el ruido que le rodea y el silencio con que nos mira, sobre cómo construimos la sociedad, sobre cómo educamos a nuestros hijos, sobre cómo prejuzgamos. Sobre qué les hemos arrebatado a esos niños”.
  • “En realidad hay dos temas básicos – añade Andrés Lima Uno es el AMOR en cuanto a su ausencia y el otro el MIEDO de los niños y los adultos a desarrollarse. Hay también otros temas, como el del pedófilo que aparece como una persona rara, como el enemigo de los niños al cual le ponemos un rótulo de malvado y ya nos quedamos tranquilos y juzgamos su actitud sin conocer el tema, cuando muchas veces él también es una víctima”.

Blanca Portillo – psicóloga ella en la ficción de Hamelin - se apunta al esclarecimiento de esta temática, más tela de araña que hilo de hilanderas.
 
  • La sociedad se comporta como ajena a lo que sucede y parece que se genera ella sola, para lo bueno y para lo malo. Lo que el texto provoca es mirar hacia dentro. Un pedófilo, un niño maltratado no existe porque sí. Las cosas no se generan en una sociedad porque sí. Hay toda una conexión. La sociedad en grande se construye desde tu vida privada. Las conductas privadas son las que crean un efecto dominó. Todo lo que sucede fuera está ya en nuestra vida privada. El texto no va a dar respuestas sino que plantea cuestiones.

BLANCA PORTILLO
FOTO: C. DE LAS CASAS

Alberto San Juan – fue catapultado a raíz de la película de Juanma Bajo Ulloa Airbag (1996) y de ahí más cine, teatro y televisión – hace de niño. Digo hace porque Alberto ha dejado de ser niño hace bastante tiempo. Vamos que es un adulto joven con toda la barba. Tal transposición es una “convención” más en ese juego teatral en connivencia con la imaginación del espectador. Con respecto a la temática precisa:

  • El concepto del “abuso” se toma en un sentido más amplio. No es solamente la del pedófilo (Guillermo Toledo), sino también la del Juez Montero (Javier Gutiérrez), en cuanto que por abuso también se entiende la desatención afectiva. Hay un dicho por ahí que dice:
     

“A un niño antes que la leche, el cariño”

Blanca reflexiona: “Es curioso que el que un niño que no reciba amor, no esté penado”.
 

ALBERTO SAN JUAN
FOTO: C. DE LAS CASAS
  • También es una defensa del adulto, - añade Alberto - en cuanto que los adultos han sido y son niños y antes han sido heridos y siguen siendo heridos. Por eso los conceptos de culpa y castigo en los mayores hay que considerarlos bajo otra perspectiva. Vivimos en una sociedad marcada por el conflicto, pero quisiera aclarar que no es que en nuestra naturaleza esté lo maléfico y éste surja de ella, sino que surge del encuentro de unos y otros.

GUILLERMO TOLEDO ENCARNA AL PEDERASTA

Guillermo Toledo es el presunto pederasta, término que vulgarmente se intercambia con el de pedófilo, cuando en realidad son dos conceptos distintos. Curiosamente el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española sólo contempla el término pederastael que abusa de los menores – y no el de pedófiloel que ama a los niños con exclusividad y que no le permite desarrollar otro amor, pero no supone abuso. Para el diccionario el término pedófilo, no existe.
 
Guillermo nos aclara su personaje y de alguna manera sale en su defensa:
  • Para muchos cuando se habla de pedofilia, piensan que se está hablando ya de un criminal, pero no todos llevan a cabo su deseo; defiendo a mi personaje, es un tipo que está enamorado de un niño. La pedofilia quizá es la peor condición sexual para un ser humano, sabes que tienes unos deseos que no puedes satisfacer. Intentamos comprender al pedófilo: un tipo con una gran desgracia.

GUILLERMO TOLEDO
FOTO: C. DE LAS CASAS

ANIMALARIO, UN GRUPO RESABIADO Y ACTORES INVITADOS

Lo de “resabiado” es en el buen sentido de la palabra. Animalario es un grupo de teatro muy habituado a trabajar conjuntamente, y como tal existen unas claves interpretativas y afectivas que pueden aparecer como un idioma extranjero para los actores que se invitan. En este caso Blanca Portillo y Helena Castañeda (Feli, madre del niño y Julia, mujer del juez), ambas coinciden en la satisfacción del trabajo con Animalario.

Blanca Portillo – popular por la televisión, animal de teatro sobre el escenario y rapada al cero para ser un Inquisidor en la película de El capitán Alatriste – es sólo aparentemente un miembro extraño a la camada de Animalario, Lima y Mayorga.

  • “Conozco a Andrés desde hace 15 años. Era la época del grupo de teatro Zascandil. Éramos muy chiquititos y muy monos. Trabajaba como actor y ya se veía en él un gran talento. Cuando comenzó Animalario, entendí por qué se habían juntado. Les unía el buen hacer en el trabajo, la ideología clara, el pensar en el teatro como algo lúdico y hacerlo por verdadero amor. Cuando me llamó Andrés, temblé. A Mayorga ya lo conocía. La verdad es que entré con miedo pues sabían que tenían ya un código a todos los niveles. Andrés me tranquilizó. Es cuestión de tipo generacional y sólo es lo superficial. Lo importante que nos une es que somos gente comprometida y nos interesa menos lo individual y sí más el equipo como tal. Es bueno cuando ves que te abren las puertas y tú también puedes aportar cosas”.
     

NIÑOS
FOTO: C. DE LAS CASAS

En el teatro y no digamos en el cine o en la televisión, no es extraña la filosofía de buscar un “cebo” – en este caso Blanca - para que pique ese público un tanto ajeno al mundo teatral. Una figura popular puede atraerlo. La pregunta puede ser indiscreta, incluso ofensiva pero está en la calle, en la crítica y en la realidad publicitaria de cualquier espectáculo.
 

ROBERTO ÁLAMO Y HELENA CASTAÑEDA
FOTO: C. DE LAS CASAS
  • No es el caso – aclara Andrés Lima Lo habíamos intentado otras veces con Blanca, porque teníamos ganas de trabajar con ella. Prescindiendo del personaje que hiciera, la queríamos por ella misma por sus valores como persona y como actriz. Con uno u otro personaje siempre podría aportarnos algo. Además la de incorporar otros actores es una práctica habitual en nosotros. En este caso han sido Blanca y Helena.

Junto a los personajes racionales, tres ratas completan el reparto. Tres ratas de las que todos – el elenco - se han hecho amigos. Las ratas tienen su participación en este montaje porque en palabras de Andrés Lima,
 

“Nuestro Hamelin habla de lo mismo que el cuento:
de ratas; de hombres rata”.

 

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           HAMELIN - Crítica Teatro
 


José Ramón Díaz Sande
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