SHEREZADE – CÁRMINA BURANA – BOLERO
BALLET IMPERIAL RUSO
UN
PROGRAMA LLENO DE DANZA
Título: Sherezade – Cármina Burana – Bolero
Profesora repetidora: Galina
Sbliapina
(Artista de Honor de Rusia, Laureada del Premio Nacional
de Rusia)
Sonido: German Likbanskiy
Luces: Natalia
Markovicb
Maquillaje: Elena Selskaya
Vestuario: María
Andronovskaya,
Montaje: Nikolay Vasiliev Administración: Oga Ovcbinnikova
Logística: Ana Layna
Traductor: Alexander
Soloviov
Compañía: Ballet
Imperial Ruso
Producción en España: Tatiana Solovieva
Director del Ballet: Vitautas
Tarandá
Director Artístico del Ballet: Gediminas Tarandá
Estreno
en España: Teatro Compac Gran Via,
9-VI-2008 |
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El segundo programa que ha presentado el Ballet Imperial Ruso está compuesto por Sherezade, Cármina Burana y Bolero. Se trata de tres piezas
balletísticas que en terminología cinematográfica llamaríamos “mediometrajes”,
debido a su duración: Cuarenta minutos para Sherezade,
cuarenta y cinco para Cármina Burana y veintidós para Bolero.
Título: Sherezade
Música: Nikolai
Rimsky-Korsakov
(1844 – 1908)
Libreto: Mikhail Fokin (1880 – 1942)
y León Bakst (1866 – 1924)
Coreografía: Mikail Fokin
Adaptación: Gediminas Tarandá
Diseño
del decorado y vestuario:
León Bakst
Reconstrucción de escenografía:
Anastasia
Mikrtchan
Intérpretes:
Solistas: Gediminas
Tarandá (Shakhriar),
Anna Pashkova (8, 10, 12- 19:00 h, 13
de julio)/ Elena
Colesnichenko (9, 11, 12-
22:30 h de julio)(Zobeida),
Nariman Bekzhanov
(Esclavo Dorado),
Alexander Volkov (Shahezman, hermano
de Shakhriar) Vitautas Taranda (Eunuco),
Anna Gaydash - Irina Lapteva
-
Syaileva Alina (Odaliscas)
Duración: 40 minutos |
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BOCETO ORIGINAL (L.
BAKST)
(4 DE JUNIO DE 1910) |
El Sherezade ofrecido es el que, en su día, coreografíó Mikhail Fokin (1880 – 1940) para los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev con escenografía y vestuario de León Bakst (1866 - 1924).
En declaraciones a la
prensa, Gediminas Tarandá – director
artístico del Ballet Imperial Ruso - informaba que entre su repertorio estaban
algunas coreografías de los Ballets
Rusos, las cuales se bailaban según el original
de Fokin,
puesto que
la Fundación Diaghilev
así lo
exigía para conceder los derechos de autor. Con todo, en el programa de
mano es advierte: adaptación de Gediminas
Tarandá, que, imagino, es discreta y bastante fiel a su original.
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Se comienza por ser fiel
al decorado que a partir de los bocetos originales reconstruye Anastasia Mkrtchan. En esta ocasión, a
pesar de las estrecheces del marco del Teatro Compac Gran Vía, el decorado
queda bien encajado y las perspectivas de fuga y el techo sobre el telón de
fondo, proporcionan una atractiva profundidad. La reconstrucción de Anastasia es acertada y viéndola en el
2008, no solamente evoca el gusto por lo oriental que se tenía entonces (1910,
cuando se estrenó), sino que es una evocación de lo que pudieron ser los míticos Ballets Rusos de Diaghilev. |
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LEON BAKST |
Algo similar sucede con
el vestuario que, en líneas generales también reproduce la versión del estreno
en todos los personajes. Leon Bakst - Lev Samoylovich Rosenberg - fue un creador plástico influenciado, sobre
todo en Sherezade, por el gusto
oriental barnizado por el Art Deco que
entonces predominaba. Lujo y vistosidad nada gratuita sino con ánimo de
potenciar la narración, da un nuevo impulso al ballet clásico ruso.
Quien coreografía esa pequeña pieza de duración es Mikhail Fokin,
coreógrafo
del clan Diaghilev, que
orienta el ballet
clásico más por la línea de la narración, eliminando
ciertos anquilosamientos estereotipados así como las obligadas concesiones virtuosistas de los ballets rusos
del s. XIX. |
Mikhail Fokin |
Nikolai Rimsky-Korsakow |
No es indiferente la música de Nikolai Rimsky-Korsakow que juega con un orientalismo
occidentalizado y que llegó a tener un gran calado popular. De hecho, para
muchos lo oriental ha sido identificado con estas melodías. Reunidos estos tres creadores consiguieron una
pieza maestra a nivel narrativo, plástico y balletístico. En ella, la danza
copa el porcentaje mayor con respecto a la pantomima. Narrativamente está muy
bien construida, hasta le punto de que casi no se necesita la aclaración
argumental del programa de mano, algo imprescindible en la mayoría de la danza.
Es un ejemplo de cómo traducir una narración literaria a la danza. |
El libreto atribuido a Leon
Bakst en comandita con Mikhail Fokin a partir de una historia, aunque algunos piensan que es de Alexandre
Nikolayevich Veníos, está tomada de uno de los
cuentos de Las Mil y Una Noches:
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El sultán Shakhriar ama profundamente a su favorita Zobeida. Shahezman, hermano de Shakhriar,
está convencido de que todas las mujeres son infieles, por naturaleza. Para
demostrarlo le propone que ellos dos se ausenten, con la disculpa de una
cacería. La profecía de Shahezman se cumple: las mujeres del
harem consiguen sobornar al Eunuco que las cuida y las puertas
del harem se abren a los esclavos y entre ellos el esclavo de oro, que seduce a Zobeida,
creándose entre los dos un apasionado amor. |
De improviso se presentan los dos hermanos y ante tal deslealtad se
desencadena una matanza general. El Sultán se resiste a dar muerte a Zobeida,
pero su hermano le recuerda su deslealtad. Se mantiene la duda, pero el esclavo
dorado también ha sido asesinado. Zobeida se apodera de la daga de uno
de los soldados y se la clava. Muere a los pies del Sultán.
Para su época, la historia y la puesta en escena tenía multitud de
alicientes: el romanticismo tardío del gusto por lo oriental; la sensualidad de
la historia así como la emanada por la visión de los cuerpos de las esclavas y
esclavos; la riqueza y colorido plástico del decorado y el vestuario y la
sensual y evocadora música Rimsky-Korsakov.
Hoy todo esto se siente en un tono menor y no obstante la pieza sigue viva. La
razón se encuentra en que no hay tiempos muertos en la narración, la cual
avanza balletísticamente con una gran variabilidad: breve pantomima, bello paso
a dos – Zobeida y el Esclavo dorado – y las atractivas danzas
corales llena de imaginación en sus evoluciones.
Las danzas del cuerpo de baile son de una gran belleza, ritmo y
complejidad de líneas y círculos, inspiradas más en las danzas folklóricas del
mundo eslavo, que en las danzas orientales. Lo cual no es una novedad, pues
cuando se analiza en profundidad las danzas de conjunto de los ballets
clásicos, la raíz se encuentra en el folklore eslavo, entendiendo este término,
con gran amplitud. El cuerpo de baile del Ballet
Imperial Ruso muestra una gran precisión y una gran elegancia en el
desarrollo de tales danzas.
NIJINSKY/
IDA RUBINSTEIN
SHEREZADE (1910)
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El día 11 de julio Elena
Colesnichenko y Nariman Bekzhanov encarnaron, a Zobeida y el Esclavo Dorado, respectivamente. Se
trata de dos bailarines que muestran una buena sincronización e
interpretativamente manifiestan una química que hacen veraces a los personajes.
No se trata de un baile correctamente bien ejecutado, sino que está lleno de
interioridad. Nariman añade
brillantez a sus saltos, en los cuales muestra elasticidad y fuerza de
despegue. Elena, además de proyectar
su belleza y sensualidad sobre el personaje, es bailarina de ágiles
movimientos, elásticos y muy precisos. |
Boceto de L. BAKST
para el EUNUCO |
Vitautas Tarandá encarna al grotesco y paródico Eunuco,
de un modo eficaz y cercano al público. Su comicidad la lleva a la parodia de
la danza de las bailarinas, con gracia. Llama agradablemente la atención – al
menos para España, país que todavía vive mucho de cierto
clasismo – el que este
Eunuco esté en la calle
con toda su humanidad y su vistoso vestuario como reclamo del
espectáculo antes de la función. No sería extraño, para España,
si el tal Eunuco lo incorporara un figurante. Pero no es el caso. Vitautas Tarandá – no olvidemos que
además de intérprete es el director del Ballet Imperial Ruso – no tiene empacho, ni se le caen los anillos
por tal menester. |
Versión de VYACHESLAV GORDEV
Adaptación: Gediminas
Tarandá
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Como pasaba con El
Cascanueces con su interpretación de Drosselmeier, esta acción callejera
le da un toque de Compañía a la antigua usanza, en el que se valoraba el
sentimiento familiar.
Título: Cármina Burana
Música: Kart Off
Coreografía: Mata Murdmaa (Estonia)
Diseño
del decorado: Andrey
Zlobin
Vestuario: Anna Ioatieva
Intérpretes:
I
Primo Vere: Elena
Colesnichenko (Primavera), Alexander Volkov (Joven),
II.
Taberna: Alexander
Alikin/Nikolay Kalabin (Estudiante),
Alexey Gerasimov (Borracho), Ekaterina Tikanova (8, 10, 12 – 19:00h, 13 de
julio)/ Yulia Golovina (9, 11, 12 – 22,30 h de julio)
III. Tours
d’amour: Yara
Araptanova (8, 10, 12-19:00, 13 de julio)/ María Sokolnikova (9, 11, 12-22,30
de julio) (
la Joven),
Alexander Volkov (El Joven)
Duración: 45 minutos |
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Karl
Orff |
En 1937 Karl Orff puso música a una selección de textos profanos de los
siglos XII y XIII – poemas goliardescos encontrados en 1803 en el monasterio Benediktbenem
en
la Alta Baviera
-,
escritos por anónimos autores y que componían un corpus denominado Cármina Burana - Cantos de la ciudad de Beuern (Burana es la traducción latina de esta ciudad alemana). Tales autores eran
versados en letras, ya que eran monjes escapados de los conventos o bien amanuenses
en paro. Componer
poemas para el
señor feudal o los altos cargos eclesiásticos les permitía comer cada
día. Karl las subtituló: Cantiones profánae cantóribus et choris cantándae
comitántibus instrumentis atqüe imáginibus mágicis (Canciones laicas para cantantes y coreutas para ser cantadas junto a
instrumentos e imágenes
mágicas). |
De todo el
repertorio eligió 25 canciones y las ordenó con el propósito de poder ser representadas sobre
el escenario. La obra queda estructurada en una introducción: Fortuna
imperatrix mundi; tres partes: Primo vere - Ûf dem anger; In
taberna; Cours d’amour - Blanziflour et Helena, y un final Fortuna
imperatrix mundi.
En la mayoría de las piezas la
melodía se repite en cada estrofa
recorriendo escalas mayores o menores. El ritmo es uno de los elementos
importantes y probablemente su mayor riqueza artística.
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CÁRMINA BURANA
(Códice) |
Hay quien cree que Orfl ha podido inspirarse en Le
Noces (1923) de Strawinsky, ya
que este compositor concibe una serie de escenas coreográficas rusas con canto y música, comenzada entre 1914 y 1917 y concluida la
instrumentación
en 1923. También posee un esquema
similar en cuanto que está organizada por cuatro bloques sin solución de
continuidad:
La Trenza, En casa de la novia, La salida de la novia y El convite de boda. Al principio creó una instrumentación muy
compleja, pero después, viendo las dificultades, se redujo a una
composición para cuatro pianos,
percusión y voz.
De Cármina Burana lo que más conoce el oyente medio es el preludio- Fortuna
imperatrix mundi - y el final - Fortuna imperatrix mundi -, de gran
impacto musical y rítmico.
En el 2005 Maya Murdmaa (Estonia) coreografió en el 2005 para el Ballet
Imperial Ruso este Cármina Burana. No
hay una línea argumental nueva, sino la que marca la compilación que Orlf hizo de esos poemas medievales. La
versión balletística resulta impactante, como lo es la música, en el preludio y
en el final. Se trata de un conjunto coral de gran fuerza y sincronía de
movimientos rítmicos muy evocadores. En la misma línea se encuentra In taberna y el lírico el paso a dos Cours d’Amours, que crea una escultural
belleza en las pociones de los cuerpos. Más pálidos los otros fragmentos. Hay,
pues en esta coreografía un arranque que promete y un final que recupera la
fuerza y ritmo del principio. A destacar el sugerente decorado, cambiante
gracias a la acertada iluminación. |
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Esta como desigualdad coreográfica,
proviene también de la misma música de Orfl.
De hecho, como ya he mencionado, el principio y el final siempre han sido los
más populares, los que más atraen por su fuerza y los fragmentos utilizados en
otras expresiones artísticas. A destacar por su pureza de líneas a María Sokolnikova y Alexander Volkov, como
La Joven y El
Joven en Cours d’Amours de la
velada del 11 de julio.
Título: Bolero
Música: Maurice Ravel
Coreografía: Nikolay Androsov
Escenografía
y vestuario: Alla
Kozhenkova
Intérpretes:
Elena
Colesnichenko (8, 10, 12 – 19:00h, 13 de julio)/
Anna Pashkova (9, 11, 12 –
22,30 h de julio) (Diosa),
Gediminas Tarandá (8, 10, 12 – 19:00h, 13 de julio)/
Nariman Bekzhanov (9, 11, 12 – 22,30 h de julio)
(Sacerdote), María Sokolnikova
y Ekaterina Tikanova (Sacerdotisas)
Duración: 22 minutos |
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El Bolero de Ravel, como popularmente se le conoce ha tenido muchas
versiones y en todos los estilos. No es extraño el encontrarse con
alguno que piensa que ese es el título, sin disociar: título Bolero y compositor Ravel. En algunas versiones el tema central de las coreografías ha
sido la “sensual pasión”, más que el amor lírico, sea de contenido heterosexual
u homosexual.
Ida Rubinstein
sherezade (Estreno,
1910) |
Originariamente la composición fue
para la mítica bailarina y coreógrafa rusa Ida
Rubinstein, que había pedido a Ravel un ballet con acento español en 1927. En principio pensó orquestar
algún número de
la Iberia de Isaac Albéniz, pues era proverbial su
pereza a componer y en realidad no quería componer sino orquestar. Incluso se
ha hablado, sin muchas pruebas, de que con ello pretendía casi
un trabajo escolar
que mostrar a sus alumnos.
Chocó con los derechos de autor
que después se le concedieron, pero ya estaba en otro barco. |
Este otro navegar era a partir de
una danza española: el bolero. La composición juega con dos temas y una
cantinela que se repite obsesivamente, in crescendo y cada vez con mayor
orquestación. Progresivamente se añade los instrumentos tradicionales de
la orquesta y cuando estos se le acaban echa mano del saxofón, clarinete, oboe
de amor, trompeta… y esto con un cierto grado de desafinación como sucede hacia
el final. De ahí que el propio Ravel lo considerase como un ejercicio
de orquestación sin más. No obstante se convirtió en una obra maestra y su
difusión fue inmediata, sobre todo en versión de concierto. El estreno sería el
22 de noviembre de 1928 en la Ópera Garnier de París como ballet, que pronto olvidó
para convertirse en pieza obligada de todo repertorio de orquesta. |
MAURICE RAVEL |
No obstante, el mundo coreográfico
siempre se ha sentido tentado porque es un bocado apetitoso: tiene una duración
de unos 20 minutos aproximadamente y en ese tiempo hay posibilidad de continuas
variaciones y después está la propia música que engrandece la más humilde
coreografía. Las coreografías que se han ido construyendo mantienen esta idea
de ir aumentando la complejidad coreográfica en número de bailarines y de
líneas y de un modo obsesivo, sea cual sea la temática.
Lo curioso de las temáticas tratadas
en las coreografías, es que manifiestan un mundo emocional críptico. La emoción
se insinúa sinuosamente y veladamente hasta explotar en la apoteosis final. Es
posible que esto tenga que ver con el subconsciente del propio Ravel. En su biografía se habla de que
se pasó toda la vida ocultando sus propios sentimientos. Aunque en su
consciente el Bolero no era sino un
ejercicio brillante de orquestación, su subconsciente parece traicionarle: esos
sentimientos ocultos se enroscan musicalmente como serpientes para estallar.
En 1996 el coreógrafo Nikolay Androsov creó esta coreografía destinado
al Ballet Imperial Ruso, para los
primeros solistas de entonces: Maya
Plisetskaya y Gediminas Tarandá.
El tema general del amor o la pasión de otras coreografías, Nikolay lo traslada al mundo ritual de
lo sagrado. Imagina la música como una oración, primero en el recogimiento de
la individualidad y la soledad y después
hacia el exterior. Por eso, se traslada a los ritos ancestrales ante una hierática
y distante diosa
encaramada sobre la sagrada
peana de su templo. El sacerdote comienza su ritual hacia la diosa, pero poco a
poco su emoción y su atracción hacia ella crece, llegando a darle vida en su
imaginación, lo cual le provoca el éxtasis. En el fondo la oración de la que
parte el sacerdote se convierte en una pasión arrebatadora, en donde los
sagrado y lo profano se mezclan.
La coreografía está construida con
dos elementos: el cuerpo de baile en continuas evoluciones, junto con el
sacerdote y, casi al final, lo que podría llamarse un paso a dos que
interpretaron Anna Pashkova y Nariman Bekzhanov en la velada del 11
de julio. Es una coreografía fundamentalmente coral y el sustancioso paso a dos,
en medio de las líneas coreográficas del cuerpo de baile pierden protagonismo.
Es, pues, un regalo y se podría decir un homenaje al sacrificado cuerpo de
baile, pocas veces protagonista. Tanto la música como la concepción de la
coreografía emocionan y se notaba en el patio de butacas que dicha emoción se contagia.
El silencio y la atención sobre el escenario es llamativo, para, al final, estallar
en entusiastas y prolongados aplausos.
Este triple programa ha sido un
acierto que entusiasmó al público, y sobre todo porque está inundado de danza y
de buena danza.
Algo que me ha llamado la atención
es el momento de saludar. La línea de los chicos del cuerpo de baile siempre
queda atrás, oculta por la de las chicas
y no se les da la oportunidad de que se adelanten con mayor protagonismo.
¿Hay alguna razón?
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