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De mutuo desacuerdo. Fernando. Crítica PDF Imprimir E-mail
Escrito por José R. Díaz Sande   
Lunes, 06 de Abril de 2015 17:04

DE MUTUO DESACUERDO
NOMADISMO URBANO FAMILIAR

  de mutuo 59 b copia 
  IÑAKI MIRAMÓN / TONI ACOSTA
FOTO: www.madridteatro.net 

Tras una gira llega a Madrid, De mutuo desacuerdo (2013) del novelista, dramaturgo y director de teatro Fernando J. López (Barcelona 1977). Contemporáneamente se está representando en Venezuela con dirección de Miguel Ferrari e interpretada por Ana María Simon y Sócrates Serrano. En España es Quino Falero quien la dirige y Toni Acosta e Iñaki Miramón, la interpretan.

Afincado en Madrid, estudió Filología Hispánica por la Universidad Complutense y participó en varios montajes teatrales universitarios, tanto como director y autor, llegando a fundar la compañía Armando no me llama. Entre sus títulos como autor destacan Cuando fuimos dos (2012), Tour de force (2011), El año que cumplí treinta y algo (2012) Darwin dice ( 2012, El sexo que sucede (2005), Saltar sin red, Distrito Cabaret, El Hambre ...

Personalmente este es el primer título que he visto de Fernando J. López. De su teatro sé lo que se ha escrito de él. Por información de la rueda de prensa previa al espectáculo, además de lo expuesto en lo referente a su "curriculum", Fernando J. López también está inmerso en el mundo de la Educación. Esta faceta vale la pena resaltarla ante De mutuo desacuerdo.

Toni Acosta e Iñaki Miramón arremeten con este texto, el cual viene a ser una competición a dos, ya que el tercer personaje, su hijo Sergio, es un ausente- presente. A lo largo de esta comedia, de tintes conflictivos a nivel matrimonial, Sergio es el desencadenante y recuerda, dramáticamente, a Pepe el Romano de La Casa de Bernarda Alba. Un personaje que nunca sale a escena, pero es el nudo del conflicto y al que terminamos conociendo a través de los dos personajes, quienes se encargan también de presentarnos a otros dos más: las parejas respectivas de este matrimonio en mutuo desacuerdo. En este aspecto Fernando J. López muestra habilidad en delinear a los personajes ausentes con pocos trazos, pero los suficientes para captar el perfil de ellos.

Son las parejas, porque este matrimonio acaba de separarse, tras 13 años de matrimonio, y él, primero, y ella, después, buscan saciar sus afectos. Estas relaciones no son el centro de la comedia, están ahí e influyen en toda la trama, pero no con protagonismo. La temática que nos presenta el autor se centra en lo que él mismo ha llamado "niño-mochila", una inspirada expresión para definir a esos hijos que tienen que soportar las consecuencias del divorcio o separación de sus padres, en esta nuevas familias de nuestro siglo. Por aquello de la tutela compartida o las visitas establecidas, se convierten en nómadas de una casa a otra. En algunos casos el nomadismo es total, pues en vez de tener dos ajuares en cada casa, tienen que transportar sus enseres en una maletita o mochila.

No obstante, aunque ya este tema del niño-mochila merece atención y reflexión, no se queda ahí, sino que es el detonante para hacer surgir una serie de verdades o imaginaciones ocultas en cada uno de los cónyuges. Verdades, que es muy curioso, suelen surgir en los matrimonios cuando comienzan las desavenencias. Tal vez sea por aquello de que "el amor es ciego", y sólo un conflicto quita la venda de los ojos. En este aspecto Fernando J. López sabe ir dosificando y perfilando todas estas situaciones ocultas, que reflejan una realidad con la que muchos espectadores pueden identificarse, bien por experiencia propia o ajena. Tanto el de Sandra como el de Ignacio, los dos protagonistas, gozan de un perfil bien trazado.

Surge también otra temática la diferencia entre el hombre y la mujer a la hora de analizar los acontecimientos de la vida. Hay un antiguo chiste que circula por ahí, en el que un amigo confiesa a otro amigo: "La mujer es tan distinta al hombre, que hasta no nos parecemos ni en el sexo". Tal humorada tiene su sentido si nos remontamos más allá del sexo físico. Hombre y mujer contemplan la vida con distinta lente. La miopía se la van alternando, de modo que un espectador de fuera  se posiciona con uno o con otro a tenor del objeto percibido. Este aspecto lo sabe equilibrar muy bien Fernando en su comedia. A lo largo de la representación nos aliamos con Sandra o con Ignacio, según el momento. No olvida una ironía o incongruencia en los seres humanos: el cambio de parecer en el mismo personaje según le afecte más o menos. Para Ignacio que el niño haya llamado "puta", punto de arranque de la comedia,  a la profesora, no es más que una trastada sin malicia. Sandra saca las cosas de quicio. Posteriormente cuando el mismo apelativo se lo adjudica a su nueva pareja, ya es otro cantar.

De mutuo desacuerdo, termina por ser una comedia que analiza finamente las relaciones de pareja desparejada, y, sobre todo, la problemática que ha surgido en nuestra sociedad con motivo de los aires que soplan en la convivencia matrimonial, más compleja que la de otros tiempos, una vez que la mujer se ha incorporado a la vida laboral y ha adquirido una mayor valoración.

Este triángulo conflictivo - padre/madre/hijo - que podría caer en un melodrama o en una especie de batalla campal, se transmite a través del humor, el cual surge de las propias situaciones. Es un humor fino, que desencadena a veces la carcajada, por aquello de que una situación dramática en el otro nos produce cierta hilaridad. Fernando lo consigue, introduciendo, hábilmente, ciertas frases que rompen el dramatismo del momento. Sirva de ejemplo el "leiv motiv" sobre la edad del niño.

Toni Acosta e Iñaki Miramón, encarnan acertadamente a Sandra  e Ignacio. Los dos dosifican y transmiten bien las emociones y caracteres de los personajes. La cualidad que les adorna es la naturalidad, tanto en el habla como en la acción, con que abordan a Sandra e Ignacio. Hay un buen trabajo interpretativo, así como  de compenetración, que lleva al espectador a sentirse cómodo.

Quino Falero dirige la comedia con buen pulso y manteniendo el ritmo continuo. Los diálogos fluyen rápidos colaborando con ese ritmo apuntado. La estructura dramática de la obra es a base de escenas cortas que cambian de espacio cuyas transiciones, apoyadas por intervenciones breves de música, consiguen que ese ritmo interno de las escenas no decaiga. Se podría definir como un continuo fluir de un río, en el que se sumerge agradablemente el espectador.

Mónica Boromello ha creado un espacio escénico, que me resulta curioso. Tenía que cumplir las exigencias de mutaciones ágiles de una escena a otra y ser trasportable en gira. Tal fin lo cumple a la perfección. Huye del estilo realista - una casa, un restaurante... - y construye un fondo horizontal a la batería, que tiene mucho de evocación, en el que el niño está presente a través de una puerta que se abre y cierra, y que resultará simbólica al final permitiendo un final abierto. No sé si es fantasear mucho, y ver más de lo que hay, pero, personalmente, me ha sugerido las líneas horizontales metálicas de un autobús - aquellos americanos de los años cuarenta -, lo cual nos indicaría algo presente continuamente en esta comedia: el viaje del niño, y el viaje de los propios padres en su itinerario emocional y de vida. Hay también otra componente. El colorido grisáceo, émulo de lo metálico, nos comunica cierta frialdad, que va bien con los hogares a los que se puede ver sometido Sergio, el niño, en su nomadismo familiar. Con todo esto quiero decir, que el espacio escénico es fuente de muchas evocaciones. Un acierto.

De mutuo desacuerdo es una comedia agradable de ver, a pesar de su punto ácido, y que lleva a reflexiones importantes de hoy día en el seno familiar.

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ESCENOGRAFÍA: MÓNICA BOROMELLO
FOTO: www.madridteatro.net 

 

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   TONI ACOSTA / IÑAKI MIRAMÓN
FOTO: www.madridteatro.net

Título:De mutuo desacuerdo
Autor:Fernando J. López
Música y espacio sonoro:Mariano Marín
Iluminación:José Manuel Guerra
Escenografía y Vestuario:Mónica Boromello
Regidor gerente:Javier Zapardiel
Técnico de iluminación y sonido:Daniel Ruiz
Maquinista:Arturo Atienza
Fotografía:Manolo Pavón
Jefe de producción:Raúl Fraile
Jefe técnico:David Pérez Arnedo
Ayudante de dirección:Rocío Vidal
Ayudante de producción:Aarón Santana
Productor:Jesús Cimarro
Coproducción:Pentación Espectáculos y La Cabra Sra. Pendlenton
Agradecimientos:Alicia Hernández (Dolores Promesas)
Intérpretes:Toni Acosta (Sandra), Iñaki Miramón (Ignacio)
Dirección:Quino Falero
Duración:90 minutos
Estreno en Madrid:Teatro Bellas Artes, 1 - IV - 2015.  

 


Más información
   
De mutuo desacuerdo. Fernando J. López
 
  De mutuo desacuerdo. Fernando. Entrevista

José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande

 

 

 

 

 



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Última actualización el Lunes, 06 de Abril de 2015 17:44
 
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