QUERELLAS ANTE EL DIOS AMOR
UN ESPECTÁCULO
SOBRE
TEXTOS TEATRALES DE LOS SIGLOS XV Y XVI
INVESTIGACIÓN Y
JUEGO LÚDICO
Título:
Querellas ante el dios Amor (Un espectáculo sobre
textos teatrales de los siglos XV y XVI).
Dramaturgia: Manuel Canseco.
Asesor musical: Ismael Peña.
Escenografía y figurines: Lorenzo Collado.
Iluminación: Jesús Antón.
Realización de vestuario: Cornejo.
Realización de decorado: Talleres Bayton –
Galielo.
Producción: Escenarios Virtuales S.L.
Ayudante de dirección: Pedro Forero.
Intérpretes: Juan Miguel Ruiz (presentador).
Comedia Calamita (Torres Naharro): Pedro
Forero (Floribundio), David Sánchez (Jusquino), Manuel
Brun (Torcazo, Cristina Juan (Libina), Juan Miguel Ruiz
(Escobar).
Querella ante el Dios Amor (Comendador Escribá):
Rita Barber (Juglar), Josías Rodríguez (Músico),
Pedro Forero (Poeta), Javier García (Amor), Juan M. Ruiz
(Mensajero), Antonia Paso (Dama), Cristina Juan
(Esperanza).
Farsa o cuasi comedia (Lucas Fernández):
Antonia Paso (Doncella), Manuel Brun (Pastor), Pedro
Forero (Caballero).
Representación sobre el Poder del Amor (Juan del
Encina): Javier García (Amor), David Sánchez
(Pelayo), Juan M. Ruiz (Bras), Manuel Brun (Ruanillo),
Pedro Forero (El escudero).
Diálogo entre el Amor, el viejo y la mujer hermosa
(Anónimo): Ramón Pons (El viejo), Javier García
(El amor), Cristina Juan y Antonia Paso(Ninfas), Antonia
Paso (la mujer hermosa).
Dirección: Manuel Canseco.
Estreno en Madrid: Teatro Galileo, 19 – XI
-2004. |
Antonia Paso y Ramón Pons
|
Manuel Canseco es fiel a su vocación de investigación. La
temporada pasada lo hizo con el Ciclo Tebano,
entregándonos de un tirón la saga de Edipo, Yocasta, Antígona y
demás familiares. Parecía una locura, pero funcionó. Ahora, ya
estrenado en Almagro, ha vuelto con un teatro inédito para
nuestros tiempos –y hay quien piensa para también la época en
que se escribieron, ya que a lo mejor nunca subieron a un
escenario – con su urgar y recoser textos de los siglos XV y
XVI. Los nombres suenan - Torres Naharro, Lucas
Fernández, Juan del Encina, Comendador Escribá
-, menos, el contenido de los textos, salvo alguno por la simple
lectura.
El
recolectar varios autores y plantarlos sobre un escenario
siempre plantea la misma pregunta. ¿cómo hilvanarlos? Los texto
elegidos son de corta duración para conformar un espectáculo por
sí mismos. Los criterios pueden ser múltiples. Uno de ellos, el
más ramplón es el que éstos pertenezcan a una determinada época.
Lo que sucede en tal caso es que se trata de dos siglos y entre
los dos han pasado muchas cosas, aunque, con la lejanía, los
transformemos en un soplo. La línea conductora la encuentra
Canseco en el dios Amor y todo lo que por ello puede suceder al
infeliz humano, cuando el diosecillo dispara sus dardos sean
contra los jóvenes o contra los ancianos. Pero ese dios Amor
queda más delimitado con el adjetivo de “Querellas”. Y es
que cuando el tal diosecillo se presenta, fácilmente surge el
litigio. Hay, por lo tanto, una congruente línea conductora que
da unión a lo que podrían ser sketchs sueltos.
Cristina Juan y Manuel Brun |
Otra feliz solución es la de haber concebido el montaje,
mediante la técnica de la alternancia o lo que se ha dado en
llamar en el cine: Montaje Alterno. Es decir avanzamos en la
narración contando alternadamente situaciones diversas. En el
caso que nos ocupa lo hace con la Comedia Calamita de Torres
Naharro, que la va interrumpiendo con otras situaciones amorosas
de los otros autores, de modo que la vista y el oído avanzan a
lo largo de un gran fresco sobre el amor de esos siglos. La
unidad la refuerza con el vestuario – inspirado en la época pero
tratado con una gran libertad ecléctica – que mantiene una
continuidad entre un texto y otro. Por lo tanto el escollo que
supone hilvanar textos de distinta procedencia lo supera
hábilmente.
Ramón Pons |
A nivel de contenido llama la atención la constante en el ser
humano sobre el tema del amor: poco hemos cambiado. Vuelve a
sorprender – en los clásicos siempre sucede así – la agudeza de
la mujer frente al hombre, que siempre resulta más ingenuo o por
patán, como es el campesino, o por sentirse superior como es el
noble.
El tratamiento elegido abunda en la farsa, en unos textos más
acentuada y en otros menos, y sobresale el humor por encima de
todo. No faltan elementos más líricos y poéticos. De todos los
textos sobresalen el Diálogo entre el Amor, el viejo y la mujer
hermosa, que curiosamente es un Anónimo. Lo de “curiosamente”
lo digo porque en el tal anonimato no podemos rendir homenaje al
autor, cuando se lo merece. Da el punto melancólico y trágico a
todo el espectáculo, en el que hasta el momento íbamos de
sonrisa en sonrisa o de picardía en picardía. Se pueden imaginar
de qué va: el renacer del amor en un anciano – hoy hay toda una
filosofía sobre la naturalidad del amor entre los ancianos,
frente a una época en que llegado a una edad resultaba ridículo
las pamplinas del amor – y la ilusión que crea en él, para
después precipitarse en la desilusión por el engaño o el
espejismo que se ha producido. Vuelve a la eterna tesis de que
“Los viejos no deben enamorarse”. Es texto escrito está
conceptualmente con profundidad y ternura, que en boca de Ramón
Pons (el viejo) suena muy bien a nivel de sentimiento y de
tragedia, así como visualmente muy creíble por su enjuta y magra
figura de cuerpo y rostro.
Rita Barber |
En general hay una interpretación en todos sin desentonaciones,
lo cual muestra una labor coral bien trabajada y al tener que
desdoblarse en diversos personajes, ofrece a los actores una
ocasión para desplegar su capacidad interpretativa.
En esas técnicas de hilván de los textos y las necesarias
mutaciones de escenario, hay que resaltar a Rita Barber.
Ella sirve a la ambientación musical de la época y a la
mencionada mutación escénica. Rita es cantante y se ocupa
de entonar las melodías alusivas al tema, con cadencias
renacentistas, acompañadas por la guitarra barroca. A las dotes
de cantante – una melodiosa voz – une las de la interpretación,
con lo cual mantiene el ritmo dramático de todo el espectáculo,
sin que necesariamente se note un parón
para escuchar una melodía que anime la necesitad de la mutación
escénica o de vestuario.
La escenografía reproduce esquemáticamente el antiguo fondo de
las corralas del siglo de oro y por lo tanto del Corral de
Almagro. No posee especial protagonismo y sus
ambientes se diversifican por una discreta iluminación, sin que
tampoco cobre especial protagonismo.
“Querellas” es un espectáculo divertido y ameno que recupera
unos insólitos textos, bastante alejados en el tiempo, pero de
temática eterna y que nos resultan cercanos. Se trata de la
conjunción de una labor investigativa y lúdica.
Un pequeño reparo, muy personal: la obra comienza – al salir del
oscuro - con un cuadro plástico de todos los actores en escena,
tal vez par dar la sensación de un gran fresco. La verdad,
resulta un pelín trasnochado y podría evitarse, a no ser que se
hubiera construido con más originalidad.
Más información
QUERELLAS ANTE EL DIOS AMOR - Información General
QUERELLAS ANTE EL DIOS AMOR - Entrevista
José Ramón Díaz Sande
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