LA CELOSA DE SÍ MISMA

JUEGO DE APARIENCIAS

No se trata de ningún error. Volvemos a publicar la crítica de La Celosa de sí misma en su reposición de 2004. Esta vez la opinión es de Jerónimo López Mozo. La Celosa es una obra que nació fresca de interpretación y montaje en el estreno de 2003 y como puede comprobarse por este comentario, sigue con estas mismas virtudes.



Foto: Ros Ribas

Título: La Celosa de sí misma.
Autor: Tirso de Molina.
Versión: Bernardo Sánchez.
Música original y espacio sonoro: Yann Díez Doiz.
Coreografía: Luis Olmos/Viviana.
Escenografía: Gabriel Carrascal.
Iluminación: Juan Gómez Cornejo (A.A.I.)
Vestuario: María Luisa Engel.
Realización pinturas vestuario: Clap.
Realización Escenografía: Conefe S.L.
Asesor de verso: Vicente Fuentes.
Intérpretes: Joaquín Notario( D. Melchor), Vicente Díez (Ventura), Pepa Pedroche (Doña Magdalena), Carmen Belloch La Quiñones), José Luis Patiño (Don Jerónimo), Fernando Cayo Don Sebastián), Cipriano Lodosa (Don Luis), Goizalde Núñez (Doña Ángela), César Sánchez (Don Alonso).
Actores – Bailarines: Cristina Arias, Olga Castro, Nacho Castro, Virginia Flores, Iván Luis, Viviana López Doynel, Eva Muñoz, Roberto da Silva.
Grabación musical interpretada por: Yann Díez y Alí Reza con la colaboración desinteresada de la soprano Loreto de Fonseca y el tenor Julio Morales.
Dirección: Luis Olmos.
Estreno en Madrid: Teatro Pavón (Compañía Nacional de Teatro Clásico), 21- XI -03.
(Reposición en Madrid: Teatro pavón, 16 – IX -04)

El asunto es el siguiente: Don Melchor, joven leonés, acude a Madrid para casarse con doña Magdalena, a la que nunca ha visto antes. Mientras llega el momento del primer encuentro, conoce a otra mujer de la que sólo ve su mano, una mano hermosa, blanca y perfecta, tanto que hasta un mármol se enamoraría de ella. Cuánto más un incauto como él. Se enamora, pues, de la desconocida dama y toda su obsesión es conseguir que ella le corresponda. Conoce al fin a la mujer que le han destinado para esposa, y opina de ella que es fea, fría y necia, tanto que prefiere morirse antes que casarse con ella. Lo que sucede es que ambas mujeres son la misma y que el último en enterarse es el ingenuo provinciano, con lo que el enredo está servido. La dama rechazada tiene celos de su propia mano, que tantas pasiones despierta en el atolondrado joven. En resolver el caso va discurriendo la obra hasta desembocar, como es propio de los divertimentos de los maestros del Siglo de Oro, en un final feliz.

Aunque esta comedia cortesana no figura entre las más conocidas de Tirso, tiene algunos méritos que conviene destacar. El primero, que, esa obra escrita en torno a 1621, es decir, en plena madurez del escritor, es una joya literaria y un modelo de construcción dramática. Otro, no menor, es que estamos ante una historia sumamente divertida. Es cierto que, como suele ser habitual en el género, casi nada de cuanto ocurre es creíble, pero las ingenuidades son aceptadas de buen grado por el público que frecuenta a nuestros clásicos, amante, por lo general, del teatro y sabedor de que en él abundan la ficción y la mentira. Los que exigen algo más que el puro divertimento encontrarán en La celosa de sí misma algún motivo de reflexión sobre los extraños comportamientos a que pueden conducir el amor ciego y el monstruo de los celos.



Joaquín Notario y Pepa Pedroche
Foto: Ros Ribas

Luis Olmos ha reforzado el carácter festivo de la pieza. Ha trabajado sobre un texto revisado con acierto por Bernardo Sánchez, quien lo ha aligerado y actualizado con mesura e ingenio y, sobre todo, subrayado lo que en él hay de juego. Al agradecido soporte literario, el director ha añadido luminosidad, una música adecuada y un buen elenco que parece disfrutar con lo que hace. Destaca, en el papel protagonista, Joaquín Notario, que se ha convertido en una referencia imprescindible entre los actores que frecuentan a nuestros clásicos y en un excelente ejemplo de cómo deben ser los miembros de una compañía estable. Pepa Pedroche, la dama celosa, está a su altura y también cabría, como el resto del reparto, en esa inexistente compañía con la que muchos directores sueñan y ninguno ha conseguido, hasta ahora, hacer realidad. Todos dicen bien sus papeles y lucen una desenvoltura y agilidad que parece crecer cuando se mezclan con un grupo de bailarines que ayudan, a ritmo de baile, a mover la funcional escenografía. Mención obligada es el vestuario diseñado por María Luisa Engel, lleno de colorido y belleza, en especial el que lucen las mujeres.


Jerónimo López Mozo
copyrigth©lópezmozo

 


Teatro Pavón
(Compañía Nacional de teatro Clásico)

Director: Eduardo Vasco
C/ Embajadores, 9 (Plaza de Cascorro)
28012 - Madrid
Tf. 91 528 28 19
Metro: La Latina
Entradas: ServiCaixa 902 332211
Precios especiales grupos: Tf. 91 521 45 33
http://www.teatroclasico.mcu.es


 

 

 

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