CRÓNICA
SENTIMENTAL DE ESPAÑA
Suspiros
de España
Título:
Crónica sentimental de España.
Autor y
director: Xavier
Albertí.
Textos: Manuel Vázquez Montalbán.
Colaboración
escenografía y vestuario:
Lluc Castells.
Iluminación: Xavier Albertí y David
Bofarul.
Colaboración
musical: Sila
Fotografía:
David
Ruano
Regidor:
Daniel
Davó
Técnico del luces:
David
Bofarull
Producción
ejecutiva:
Lola
Davó
Distribución:
Bitò
Produccions
Agradecimientos:
Llüisa
Cunillé,
Albert Llanas, Casa Beethoven de Barcelona,
Gemma Palomar, Sayid
Abdelkarim Abadía,
María Araujo y Dolors Castells
Coproducción:
Sala
Muntaner y Temprada Alta 2006-Festival deTardor de Catalunya
Ayudante de dirección:
Joseph Maria Miró
Intérpretes: Lina Lambert, Montse Esteve,
Titón Frauca, Oriol Genis, Xavier Pujolrás
y Xavier Albertí.
Estreno
en Madrid: Teatro
La Abadía
(Sala José Luis Alonso), 22 – XI - 2007. |
FOTOS: DAVID RUANO |
MONTSE ESTEVE
FOTO: DAVID RUANO |
Decía Manuel
Vázquez Montalbán que la música es una gran evocadora del recuerdo, que las
canciones no mienten y que los letristas son los más afortunados fotógrafos de
la sentimentalidad. En
consonancia con todo ello, el prolífico escritor escribió una serie de
artículos que, bajo el título de Crónica
sentimental de España, publicó la desaparecida revista Triunfo a finales de la década de los
sesenta. En ellos analizaba el papel que la canción popular española
había jugado en la larga posguerra española, en la que buena parte
de la población
vivía abrumada por el recuerdo
de la lucha fraticida, el miedo a las
represalias de los vencedores y las estrecheces
económicas. Una población que, ante la falta de perspectivas, se consolaba
escuchando las desgracias ajenas de las que daban cuenta desgarradas coplas de
amor y de muerte y otras canciones que, a esa fatalidad, oponían un mundo tan
hermoso como irreal. A partir de esos materiales y de otros escritos más
recientes del mismo autor, Xavier
Albertí ha pergeñado una especie de cabaret literario salpicado de canciones en el que intervienen él
mismo en calidad de narrador y pianista y cinco actores-cantantes, que ocupan
sendas sillas alineadas frente al público.
FOTO: DAVID
RUANO |
El resultado es un espectáculo
dinámico y muy bien interpretado que, en principio, invita a los mayores a la
nostalgia y que muestra, a los más jóvenes, un pasado que no han vivido y del
que muchos ni siquiera han oído hablar. Digo en principio, porque el periodo
que abarca rebasa los años franquistas, a los que se refiere la crónica
de Vázquez Montalbán, y se adentra
en los que siguieron a
la dictadura. Así, a canciones tan populares como Rascallú, Mi jaca o La vaca lechera suceden otras que siguen formando parte del repertorio
actual, como la que da pie a una divertidísima parodia del
incombustible
Ráphael.
Aunque para este apéndice
también ha bebido Albertí en
escritos posteriores del mismo escritor, lo cierto es que estamos ante dos
planteamientos distintos y, en cierto modo, incompatibles. El segundo no
cumple, porque se trata de otro contexto político y social, con un objetivo
que, en el primero, es muy claro: mostrar como el poder dictatorial se sirvió
de una manifestación cultural con hondas raíces populares para orientar la
educación de la gente e imponer una rígida moral ajustada a los principios del
nacionalcatolicismo. Los actuales son otros tiempos. La manipulación de los
ciudadanos por parte del poder político y mediático existe, pero hay vías para
protegerse de ella. Sin duda, también en este período abundan los materiales
suficientes para alumbrar otro espectáculo del mismo corte y tan divertido como
el que comentamos.
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