RUTILANTES
SI SE MIRA EL RELOJ
DURANTE
LA FUNCION,
ES PORQUE NO SE DESEA QUE
TERMINE
Título: Rutilantes
Idea: Alejandro Viola
Operador
de sonido: Santi Leska
Cantante: Alejandro Viola (Cantante)/Alejo Chino Amado
Cantante
Invitada: Laura González/Idilio Montenegro
Músicos: Lisandro Fiks (Contrabajo)/Tito
Richard Junquera, Fernando Costa (Percusión)/ Pocholo
Santamaría, Osear Durán (Guitarra)/Cristino
Alberó, Hernán Sanehez (Trompeta)/Ángel y su trompeta, Analía Rosenberg (Teclado)/Raquelita
Músicos
invitados: David Rodríguez (Percusión)/Black
Mendez, Rubén Rodríguez (Percusión)/Mambo
Mendez
Fotografías
portadas: Eva Fisher
Manager: Georgina Rey
Productora
Asociada España: Akaronfilms
Producción: Los Amados
Dirección
musical y arreglos: Lisandro Fiks (Contrabajo)/Tito Richard Junquera
Dirección: Alejandro Viola
Duración: 85 minutos (sin intermedio)
Estreno en Madrid: Centro Cultural de
la Villa (Ala II), 19- IX -
2007 |
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ALEJANDRO VIOLA |
Hubo una época – años 40 en España – en que por las
entonces salas de fiesta y cabarets desfilaban orquestinas tropicales
(auténticas o de guardarropía). Palmeras y demás plantas tropicales de brillo
multicolor arropaban a los músicos y cantantes. Sonaban ritmos
caribeños, boleros y melodías similares. Venían de más allá de los mares
– el más allá de los mares entonces era Sudamérica (aún no se conocía eso de
Latinoamérica y la mayoría de
la población
española englobaba bajo el prefijo Sud lo que no era Estados Unidos y Canadá).
Aquellos sones fueron muy populares por sus melodías, por sus letras que
lidiaban con el amor y todas sus secuelas y también por el conjunto de voces
que sonaban de modo especial. Lo que exportaba aquel continente era nuevo en
Europa |
En este 2007 aterrizan de más
allá de aquellos mares el grupo musical Los
amados con su espectáculo Rutilantes.
Visualmente evoca a una de aquellas orquestinas tropicales y sus componentes
visten chaquetas y demás adornos de epatante brillo o bien las telas son un homenaje
a las frutas. Tal parafernalia externa ya nos distancia de aquellos años
40 al cargar, discretamente, la mano con pinceladas caricaturescas. Rutilantes regresa al pasado con los
ambiguos ojos del presente que ven la época con ternura, subrayando lo cursi
que ahora nos parece, pero que no es sino una excusa para analizar el presente, en el que el amor, los celos y las pequeñas traiciones siguen existiendo. Todo ello con buenas dosis de humor. |
OSCAR DURÁN/HERNÁN SÁNCHEZ |
ANALÍA
ROSENBERG |
Hay
un hilo conductor para hilvanar el espectáculo: el amor y sus consecuencias
positivas y negativas. Predomina el mundo de la canción que recupera los ritmos
de aquellas épocas, pero va más allá del mero hilván externo de canciones. Para
ello se han unido Alejandro Viola y Lisandro Fiks. El primero domina la parte actoral y de dirección y el
segundo la parte musical. Al unirse estas dos facetas se evita lo que podría
ser una simple
unión
de canciones con más o menos fortuna. Siguiendo la temática del amor, Alejandro ha construido personajes a
partir de los intérpretes musicales y los ha relacionado entre sí a lo largo de
la representación. Los textos hablados que unen las canciones y desarrollan la
historia se los reparten entre unos y otros – preferentemente entre Alejo
Chino Amado (Alejandro) y Tito
Richard Junquera (Lisandro) – consiguiendo una leve trama argumental, en la que se pone de relieve la variopinta
psicología humana. |
Los dos personajes más
perfilados son Alejo y Tito que forman una misma moneda con
dos caras. Alejo es el triunfador y optimista, mientras que Tito abunda en ser un “cenizo”. Recuperan la antigua bina de los payasos: el blanco
y el tonto, en el que el pretendido discurso serio de Alejo se ve interrumpido
con las intervenciones de Tito, de signo contrario y, en el
fondo, más realistas. Tanto por parte de uno como de otro hay una
interpretación ajustada y simpática que fácilmente entran en comunicación con el público, porque en un
espectáculo como éste la interacción con los asistentes es importante y casi
desde la salida
de Alejandro (Alejo),
éste se gana la simpatía de los que estamos allí. Tiene la cualidad de no forzar las situaciones, de insinuar y de evocar. |
FERNANDO COSTA/LISANDRO FIKS |
El resto de los instrumentistas-personajes cumplen bien con su
cometido de músicos-cantantes, entre los que adquieren protagonismo dos
mellizos (de pega) cubanos – David
Rodríguez y Rubén Rodríguez. Una
sorpresa que no conviene desvelar es la intervención de la modosita Raquelita (Analía Rosenberg), a la cual el
público se adhiere con entusiasmo. No falta la trasnochada estrella de turno Idilio Montenegro – el nombrecito no
podría ser más estrafalario – interpretada ajustadamente por Laura González.
DAVID Y
RUBÉN RODRÍGUEZ |
Durante todo el espectáculo el público asiste gratamente a las
canciones y cuando se desmadra un tanto es en la brillante reconstrucción
musical de Tito (Lisandro),
evocando el ritmo y figura de Elvis
Prestley, sin necesidad de
enfundarse en su vestuario. Da la sensación de que Elvis sigue siendo el mito, a pesar de los años y nuevas
modas musicales.
Rutilantes es un espectáculo refrescante y divertido que, a pesar de la distancia del
pasado, consigue conectar con el presente. Posee la gran virtud de evitar la parodia
grotesca y mantenerse en ese difícil equilibrio que existe entre la ternura, el
romanticismo y lo cursi, a lo cual acude con una mirada benevolente. Y todo
esto transmitido en clave musical, en la que voces e instrumentos funcionan
bien. Algo que los argentinos han demostrado saber hacer como nadie.
Es un espectáculo en el que llegado un momento se mira el reloj,
pero en este caso para bien: se desea que no termine.
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