TEATRO LA ZARANDA
en el
TEATRO ESPAÑOL DE MADRID
con
HOMENAJE A LOS MALDITOS
FOTO COLOR: AGUSTÍN HURTADO |
LA GRAN PARADOJA HISTÓRICA:
LOS SIMPLES SERES SE TRANSFORMAN EN MITOS
LOS SERES BRILLANTES SE ENTIERRAN
Continuando con la política de traer al Español, grupos, que
hasta el momento pululaban por Festivales o Salas Especiales,
levanta el telón la compañía andaluza La Zaranda, con
Homenaje a los malditos. Un montaje estrenado en el
Festival Quijote de París:
- Aún tengo que asimilar
–
confiesa Paco de La Zaranda, director –
que estoy aquí en este lugar (el Teatro Español) tan
importante. Lo que siento es un sueño, y “los sueños, sueños
son”. Se lo escuché decir a Calderón.
Paco mira hacia el tendido:
- Veo caras conocidas de
cuando La Zaranda ha venido al Festival de Otoño. Hemos
estado invitados en varias ocasiones
–
1996, 2001, 2004 -, pero no es lo mismo
representar 4 días, que estar casi un mes
(8 – 25 de septiembre).
La década de los setenta engendra La Zaranda y es 1978
cuando toma forma, a partir de una serie de experiencias
individuales. “Hacer camino” era el lema y ello se
concretaba en:
“querer conducir a la obra teatral hasta ese
punto de tensión en que drama y vida
confluyen, negar toda concesión al teatro
muerto con todos sus academicismos
evidentes, al teatro de las falsas
vanguardias, con patente de modernidad
aplicadas al decorativismo más banal y la
esclerosis, que no conduce más que al
bostezo”. |
HOMENAJE A LOS MALDITOS
FOTO: GUTIÉRREZ Y TAMAYO |
Su impulso es la continua acción creativa y por tanto
desarrollar cada realidad escénica en su devenir vivo. Por eso
su santón es Valle Inclán, pues según La Zaranda, este es el
tipo de teatro con el que él soñaba. Tal devenir escénico se
concreta en:
- “trabajos que surgen de la ansiedad de expresar lo que somos
de acuerdo con la confidencia poética de nuestros sentimientos”.
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Desde su inicio han estrenado 12 espectáculos:
Mariameneo mariameneo (1983)
Vinagre de Jerez (1989)
Perdonen la tristeza (1992)
Obra póstuma (1995)
Cuando la vida eterna se acabe (1997)
La puerta estrecha (2000)
Ni sombra de lo que fuimos (2002)
Homenaje de los malditos (2005) |
Espectáculos que, según el grupo, no se les puede definir como
repertorio, porque su filosofía es totalmente otra:
- No hacemos repertorio, partimos de espectáculos nuevos. Cada
espectáculo gira hasta que se agota. Y cada trabajo nos lleva a
otro nuevo.
El nuevo trabajo, Homenaje a los malditos, nos muestra la
conversión de simples seres en grandes mitos, y paralelamente se
entierra a hombres brillantes por no haber dado pleitesía a las
normas e imposturas de su época. Todo comienza en torno a un
grupo de personajes reunidos para rendir homenaje al que todos
llaman “maestro”. A partir de ahí surgen los conflictos y
discrepancias.
Paco de La Zaranda no es pródigo en explicaciones. Prefiere las
preguntas a las que responde con reflexiones que rozan una
especie de caos, nacido, tal vez, de una idiosincrasia apoyada
en la intuición, la inspiración o la musa. Los espectáculos de
La Zaranda poseen, en general, un tratamiento que simpatiza con
lo sombrío y grotesco. Si se le pregunta por la estética del
nuevo espectáculo Paco corrige:
FOTO: AGUSTIN HURTADO |
- Yo la estética sin la ética no la asimilo. Lo que está sobre
el escenario son objetos y el espacio escénico viene dado por la
propia idea. Forma parte de la idea. No hay decorado. Si usamos
unos cortinones rojos, es porque estamos en un viejo café, pero
nada más. Quiero que el espacio escénico esté dentro del cerebro
de quien lo mira. No sabría explicar exactamente la estética del
espectáculo. En todo caso si hay que hablar de estética, yo
diría que la estética consiste en buscar una unidad entre los
elementos de las diferentes escenas. De todo en su sitio, vamos
al caos.
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Una mirada de Paco hacia Eusebio Calonge, autor del texto, por
si él puede aportar algo más. El trabajo de Paco y Eusebio, se
podría decir que es “siamético”, ya que el texto nace, se
compone y se recompone a lo largo de la puesta en escena. Ya son
muchos años de un quehacer dual:
- Más que la estética buscamos la belleza
– precisa
Eusebio. La
belleza es la que hemos perseguido durante 28 años y puede
residir en el interior de los personajes. No se plasma en una
escenografía sino que está integrado en nuestro interior. Y eso
es lo que marcan esos 28 años. La de nuestro propio destino
teatral.
De su caos expresivo es consciente Paco, más dado a crear
directamente sobre la escena y mostrar y menos a tener que
explicar su trabajo.
- Cada vez que explico algo, todo lo estropeo.
Un tema fundamental en la obra es el “malditismo” y según
Eusebio:
- Todos llevamos dentro un maldito, que se puede definir como el
no tener voz en la época que le ha tocado vivir. Yo sé quién es
el maldito en la escena pero como pienso que el teatro es una
verdad a dos (escena y público), me gustaría que fuera el
público que dijera quienes son los malditos. Hay malditos que
nunca fueron conocidos. El verdadero maldito es la voz callada,
pero una voz que pudo decir algo pero no le dejaron.
La chispa que hace saltar este tema y su desarrollo surge en un
primer momento:
-
Queríamos hacer un homenaje a los
maestros que dejaron huella. Pero
queríamos evitar la magnificación de
ese homenaje. Por el contrario
preferíamos contarlo de un modo
sencillo de lo que va sucediendo.
Fue surgiendo, como en otras
ocasiones, a través de imágenes,
objetos, palabras. No es fácil
definirlo.
- En el proceso creativo
– añade
Paco – siempre me ha llamado la
atención la idea de los Cafés antiguos. El destino me llevó a
descubrir parte del mobiliario de un café destruido y a partir
de ahí Eusebio comenzó con el texto. La “chispa” viene cuando
menos te lo esperas. Nuestro teatro proviene siempre de la
inspiración.
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FOTO: AGUSTIN HURTADO |
EL “TEXTO” EN LA ZARANDA,
MÁS ALLÁ DE LA LITERATURA
Los textos de La Zaranda, tienen una peculiaridad:
“no marcan el
desarrollo dramático”, aclara Eusebio:
- Yo creo el texto para la escena, pero él no existe por sí
solo. El valor del texto es trabajar sobre la escena y nunca
permitir que predomine. De lo contrario el texto se convierte en
simple literatura. La misión del texto es buscar la armonía de
todo.
FOTO: GUTIÉRREZ Y TAMAYO |
-
Ocurre
– añade Paco –
que lo que sucede es antes que
el texto.
Eusebio y yo
llevamos trabajando juntos mucho
tiempo y somos cómplices en el
proceso de creación. Muchas
veces sucede que el texto se
queda corto y se recompone.
Otras veces la “palabra” viene
porque el actor va dando algo
nuevo. No se puede separa una
cosa de otra: texto y acción
dramática sobre el escenario.
|
- Si nos remontamos a los
ancestros
– precisa
Eusebio – la
palabra revelada no se despegaba de la acción. Es curioso como
se habla de El Verbo y se indica que es anterior. Acción y
palabra van unidas. Cuando se escribe teatro es para verlo y
decirlo, no para ser leído. La palabra presta un servicio, pero
hay que considerarla dentro de un todo armónico. No hay una
frontera entre la palabra y la acción. Todo intenta ser vivo y
real.
En esta disquisición de palabra, verbo y acción,
Eusebio Calonge
no hace sino retomar, al remontarse a los ancestros, lo que Juan
indica en el primer capítulo de su evangelio:
Al principio ya existía la Palabra
y la Palabra se dirigía a Dios
y la Palabra era Dios.
Ésta al principio se dirigía a Dios.
Todo existió por medio de ella,
Y sin ella nada existió de cuanto existe.
En ella había vida
y la vida era la luz de los hombres
(traducción: Luis Alonso Shöckel) |
Eusebio utiliza el término Verbo, que traducciones más antiguas
y tradicionales prefieren.
En el principio existía el Verbo
y el Verbo estaba cabe Dios,
y el Verbo era Dios.
Éste estaba en el principio cabe Dios.
Todas las cosas fueron hechas por él;
Y sin él nada se hizo de cuanto ha sido hecho.
En él había vida
y la vida era la luz de los hombres
(traducción: José María Bover
Y Francisco Cantera Burgos. |
FOTO: GUTIÈRREZ Y TAMAYO |
Quiere decir que para La Zaranda el acto creativo teatral, se
emparenta con los orígenes de los tiempos – en la versión
cristiana, pero también aplicable a una visión mas secular -
cuando Palabra (Verbo) se identifica con Dios, autor de la
creación y del acto creador. Es curioso que si se analiza este
prólogo de Juan, se ve cómo el desarrollo creativo es por
círculos concéntricos, en cada uno de los cuales reaparece el
pensamiento central pero matizado con nuevas precisiones. Este
sistema descrito en Juan, es muy similar al proceso creativo
expresado por Paco La Zaranda y Eusebio Calonge al concebir sus
obras dramáticas, en su sucesiva reelaboración. |
NINGUN MENSAJE EN NUESTRAS OBRAS.
Tanto en ésta obra como en las anteriores, el grupo es reacio a
hablar de mensaje:
- No pretendemos
– se rebela
Paco – transmitir ningún mensaje.
Sólo intentamos transmitir sensaciones. En nuestras obras nunca
hay buenos y malos en los personajes.
- Pretendemos
– aclara
Eusebio – tender un puente
entre el espectador y su alma. Lo importante es
ponernos en contacto con los espectadores y eso
es lo que busca todo creador. Y éste, en todo
caso, sería el mensaje. Siempre es el
público el que es capaz de ponerse en contacto
consigo mismo y plantearse una serie de
preguntas a partir del espectáculo.
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FOTO: AGUSTÍN HURTADO |
El símbolo es uno de los elementos característicos del teatro
que producen:
- Nuestro trabajo
– continua
Paco - siempre está lleno de símbolos
que el espectador capta y le lleva más allá de lo que está
viendo. Por ejemplo en esta obra una figura central es ese
Maestro. No es ninguno en concreto. No se trata de desprestigiar
o ensalzar a alguien. Es un símbolo. El mero hecho de que el
espectador se pregunte quién es ese maestro, lo que hace es
entrar en sí mismo y buscarlo él en su propia experiencia.
CREACIÓN COLECTIVA Y UN TESTAFERRO
El proceso creativo va más allá de la bina Paco/Eusebio y puede
ser definido como “un proceso de creación colectiva, en el cual
Eusebio se define como el “testaferro”:
- Yo soy en realidad el
testaferro de la comuna, por decirlo
así, y de la gira. Somos una hermandad que expresamos lo que
vivimos y yo aporto mi parte a través de la Palabra, que ellos
mejoran y por eso muchas veces hay que añadir texto. Mi misión
es ir constatando lo que vamos viviendo.
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