EL CASTIGO SIN VENGANZA
VIAJA A LA ÉPOCA DE LA ITALIA FASCISTA
Con
El Castigo sin Venganza, la Compañía Nacional de Teatro
Clásico, cumple con su cometido de trabajar este año sobre
Cervantes y Lope. Primero le tocó a Cervantes
con La entretenida – actualmente en gira - y ahora le
toca a Lope de Vega con este título.
El castigo… no es un título que se prodigue mucho y es la
primera vez que lo aborda la Compañía de Teatro Clásico.
Las crónicas relatan que tuvo una sola sesión en el Corral y con
éxito. Más abundantes fueron las representaciones en palacio,
tras la defunción de Lope. Escrita en 1631, su estreno no
llega hasta 1632 para unos estudiosos o en 1638 para otros. El
texto topó con la censura real. El panorama de los Reyes
deambulaba por vericuetos dudosos: Felipe II se había
casado con Isabel de Valois, en principio prometida de
Carlos, hijo de Felipe, o bien el mujerío entre el
que se perdía Felipe IV. Los comentarios de entonces
hablan del impacto emocional que produjo en los espectadores y
alaban la riqueza del vestuario.
Después un silencio escénico y es en 1877 cuando vuelve a
aparecer de la mano de María Guerrero, que tiene que renunciar
al montaje ante la presión de la casa de Ferrara, ya que el
protagonista es el duque de Ferrara.
Yolanda Mancebo, directora de escena, ha investigado el tema y
en el Boletín de la Compañía Nacional de Teatro Clásico,
escribe:
- En 1901, tenemos
noticia de una escenificación, adaptada por
Emilio Álvarez,
a cargo de Elisa
Boldún (una Casandra de casi
sesenta años),
Donato Jiménez como el Duque de
Ferrara y
Rafael Calvo en el papel de Federico:
el marqués de
Gonzaga fue
Ricardo Calvo,
que en 1919 llevaría al Teatro Español la versión de
Benavente,
con decorados de
Amorós y
Blancas,
pero esta vez en el papel del Duque. En esta
ocasión, la
Compañía del
Teatro de Moratín, a la que
pertenecían Luis
Prendes,
Fernando Guillén y
Gemma Cuervo,
estrenço en Barcelona el espectáculo, con
escenografía de
Gustavo Torner; una inmensa pirámide
delante del tapiz tornasolados, que cambiaba de
color según los cuadros.
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A nivel oficial, siendo Miguel Narros director del teatro
Español ya la representó en 1985. En el 2004 volvía a través de
la producción de Arcadia Teatro, Ocho y Medio Producciones en
versión de Rafael Pérez Sierra y dirección de Adrián
Dumas. Como anécdota al estreno de 1985, Florencio Segura,
crítico de teatro de la revista Reseña, terminaba su
crítica con estas palabras:
“Ahora nos queda la esperanza del recientemente
creado Centro Nacional de Teatro Clásico,
encomendado a Adolfo Marsillach, para ver si
por fin somos capaces de recuperar una tradición
perdida y de superarla” |
CLARA SANCHÍS
FOTO: ROS RIBAS |
Eran tiempos en los que volvíamos sobre nuestros clásicos y el
desafío de entonces era cómo abordar un terso versificado por
una generación de actores sin conocimientos sobre la melodía del
verso, porque nuestros clásicos habían dejado de representarse.
Un clásico erá sinónimo de aburrimiento, amén de hablar en un
lenguaje difícil de entender conceptualmente cuando los actores
lanzaban sus textos en forma de insoportable ripio. Clásico,
aburrimiento y olor a naftalina eran una misma cosa. Aquel
Centro Nacional de Teatro Clásico, incipiente en el 1985, lleva
ya varios años de rodaje y en esta temporada, bajo la dirección
de Eduardo Vasco vuele a tomar los rieles que había atornillado
Marsillach.
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- “Este es un título
– aclara
Vasco – de los más prestigiados a
nivel de crítica y muy publicado en la época de
Lope. En
realidad tuvo más éxito como obra editada que como representada.
Pienso que de Lope es lo mejor y es fascinante”.
La obra procede de la tradición oral – basado en hechos reales -
que recoge Mateo Bandello (1485 – 1561), autor que llegó a
escribir 200 Novelle y publicada en Italia, sólo 73 obras se
traducen en Francia, por Boisteau y Belleforest.
La idea de Bandello era llegar a una cierta ejemplaridad moral
histórica a través de situaciones libertinas y de venganzas, en
donde la sangre es protagonista. Francia va más allá de la mera
traducción y olvida un tanto la ejemplaridad para centrarse en
el punto de la tragedia. Bandello nos llega a España a través de
la traducción francesa de 1589 bajo el título de Historias
trágica ejemplares. Lope tomó en varias de sus comedias y
novelas argumentos de Bandello, el cual le fascinaba por la
importancia que daba a la imaginación sobre la verosimilitud.
- “El argumento de
Bandello es llevado por
Lope al teatro y
construye una obra que se encuentra entre las más bellas de toda
nuestra literatura dramática. Siendo italiana la historia, acaba
pareciendo en el teatro algo muy español: el honor que obliga,
que empuja a responder puntualmente y que resulta tan frágil y
fácil de perder como difícil de recuperar; la reputación, la
opinión de los otros exige que la solución sea rápida, eficaz y
secreta. Otros temas son la religión, tragadera de todo, como
excusa perfecta para acometer los crímenes más tremendos y por
último la envidia que es la que impele al crimen”.
La producción más representada de Lope es la de las comedias,
con sus juegos y enredos amorosos. El Lope trágico es menos
frecuente en producción y en subir a los escenarios. El Castigo…
(1631) es un Lope que ya tiene 69 años y está llegando al final
de su vida.
- “Hasta esos últimos años
Lope se inclinaba por la comedia o a
lo más por la tragicomedia. El final de su vida le acerca a la
tragedia y construye esta obra desoladora y bella. Es un momento
de su vida en que se encuentra muy solo y un cúmulo de
desgracias se ciernen sobre él. Está apareciendo un nuevo
dramaturgo joven, Calderón que triunfa y renueva la forma del
teatro con mayor profundidad en temas, personajes y dirigidos a
un público más selecto que el de los Corrales. Trabaja con una
forma poética más evolucionada y con una tramoya muy alejada del
simplismo de los Corrales. Con esta obra
Lope condensa su mejor
técnica, su mejor verso, su experiencia en la vida, su capacidad
de adaptación a los nuevos vientos. Realiza un esfuerzo titánico
de lucha contra el tiempo, que los ha envejecido a él y a su
arte, y así en el llamado ciclo de senectute nos encontramos
algunos de sus más bellos títulos”.
EL CASTIGO LOPIANO VESTIDO DE MUSSSOLINI
La versión que ofrece Eduardo Vasco se ha trasladado a finales
de los años 1930 y principios de 1940, el pleno apogeo de la
Italia fascista.
- “El
que este texto esté trasladado de época
como lo ha estado La entretenida,
no es una marca de la
Compañía de Teatro Clásico.
Ha sido una coincidencia que ha juntado
los dos textos. Lo que he pretendido es
hacer una tragedia más cercana. Los
temas de la obra. El padre que mata al
hijo y a su mujer, la guerra religiosa,
el ansia de poder, los amantes que creen
que la fidelidad es eterna etc, creo que
tenían una referencia muy actual”.
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FOTO: ROS RIBAS |
ESCENOGRAFÍA ATÍPICA:
DETRÁS UN PINTOR ESCNOGRÁFICO
En este montaje cobra más importancia la palabra y el actor
hasta el punto de que la escenografía se reduce a un telón y a
un piano. El pintor José Hernández – familiarizado también con
el mundo de la escenografía teatral “sui generis” - es el autor
de la parte escenográfica.
- “Yo soy pintor de cuadros. Es verdad que mis pinturas han
tenido algo de literario y escenográfico. De ahí mi pequeño amor
por el teatro, en el que he trabajado bastante. Me gusta y sobre
todo al no ser escenógrafo de oficio. Ello hace que me explaye y
vea lo que el realizador quiere. Yo siempre he soñado con la
tercera dimensión como todo pintor. Y en el teatro la encuentro.
El decorado que he ideado es muy estilizado. Está exento de
recursos al uso y no solo por ser tan escueto, sino que he
pretendido darle un estilo pictórico”.
CLARA SANCHÍS, NUEVA EN EL RUEDO DE LA COMPAÑÍA
Clara Sanchis es Casandra. Con bastantes títulos clásicos en su
haber teatral, se incorpora por vez primera vez al elenco del
Teatro Clásico.
Los adjetivos que Eduardo Vasco le adjudica son
“un alto grado
de experimentación y un satisfactorio modo de asimilar el modo
de trabajar de esta casa”.
- Para mí
– añade Clara - está siendo un trabajo muy placentero
y capto una sensación de trabajo en equipo no habitual. Ello
hace que el trabajo crezca. Trabajamos con el corazón en la mano
y con sentimientos muy a flor de piel. Para mí ha sido una
experiencia muy gratificante.
El Duque, en esta versión, un sosia de Mussolini, es
Arturo
Querejeta – con más de sesenta montajes en su agenda – y con una
amplia participación en el Teatro Clásico, coincide en el
concepto de “gratifiante” a nivel de trabajo.
- “Mi personaje es alguien que utiliza los hilos del poder para
transgredir los límites de la moral. Consigue hábilmente que la
realidad de lo sucedido quede oculta. Algo que pasa en nuestros
días”.
La Compañía de Teatro Clásico ya ha puesto en marcha su nueva
filosofía. La Entretenida ha entrada en gira – Toledo, Córdoba,
Alicante, Baracaldo, Logroño y Almagro - y sus actores ya
conocen los nuevos papeles de la próxima obra y comenzarán los
ensayos en agosto. También se han comenzado los Talleres de
Investigación sobre el verso clásico y la palabra. La esperanza
es extraer de esos talleres una serie de elencos para próximos
montajes.
Otro de los proyectos era la edición del Boletín del Teatro
Clásico. El segundo numero ya ha salido con una entrevista a
María Jesús Valdés y con una serie de artículos que exploran las
figuras de Cervantes y Lope.
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