.:: Entrevista ::.

MUJERES SOÑARON CABALLOS


FOTO BASE : ALBERTO NEVADO

Suicidio de un caballo.
Los criadores intentan que cubra a una yegua. Se rehúsa. (Golpea su cabeza contra el suelo, maldice haber nacido, se infringe heridas cortantes). Finalmente lo consiguen. El caballo, que sabe que ha nacido de esa yegua, se precipita intencionalmente desde lo alto de una roca.
(Aristóteles).

Daniel Veronesse, uno de los fundadores de Periférico de Objetos, escribe y dirige Mujeres soñaron caballos.

La temporada pasada, Veronesse  dirigió una adaptación de El túnel, interpretada por Héctor Alterio. Cuando Veronesse se decide a montar un espectáculo está convencido…

  • …Que el texto es un pretexto para crear un acontecimiento teatral, uno de los pocos acontecimientos de comunicación social que nos quedan. Por eso tanto con textos ajenos como con los propios, asesino al autor, porque el teatro es lo que surge en el escenario

FOTO: ALBERTO NEVADO

Daniel inició su mundo en las artes escénicas como actor y mimo. En 1985 comienza a trabajar con el que se llamó teatro de objetos y ya en 1989 funda Periférico Objetos.

  • Éramos un grupo de cinco personas que trabajábamos como titiriteros en el Teatro General San Martín – aclara Daniel Veronesse -, que un día decidió separarse estéticamente del trabajo que venían realizando como intérpretes en ese grupo oficial y encarar un trabajo destinado al público adulto, utilizando siempre los objetos como elementos protagónicos. Buscábamos la posibilidad de descentralizar la mirada en el teatro de objetos, salir de códigos muy establecidos en esa disciplina casi destinada por completo al teatro para niños.

A partir de entonces se dedica a la dirección y a la dramaturgia llegando a ser autor de más de veinte títulos y director de más de una decena de obras. Ha publicado dos libros que abarcan toda su obra: Cuerpo de Prueba y La Deriva. Sus obras se han traducido al italiano, alemán, francés y portugués.

DANIEL VERONESSE
AMPLIO CURRICULO
COMO DIRECTOR Y AUTOR


DANIEL VERONESSE
Daniel es uno de los más destacados creadores del nuevo teatro argentino. Dramaturgo, director de teatro, actor y titiritero. Ha realizado también trabajos como diseñador escenográfico, y se ha ocupado asimismo de la realización de concepciones musicales y sonoras en sus espectáculos. Ha sido programador en diversas ediciones del Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires.

Independientemente del grupo ha realizado numerosos trabajos como autor y director, trabajos por los que ha recibido entre otros premios nacionales e internacionales, el Konex de Platino, la Beca Antorchas, el Primer Premio Municipal de Dramaturgia y el Primer Premio Nacional de  Dramaturgia. Ha participado con su obra escénica en numerosos festivales nacionales e internacionales.

UN TEXTO QUE
DEJA SENTADO EN LA BUTACA

Daniel Veronesse escribió Mujeres soñaron caballos y con ella comenzó una nueva trayectoria más proclive al trabajo de interpretación y dejando fuera los elementos visuales patrimonio de Periférico de Objeto.  

La obra se estrenó en Argentina en el 2001. Blanca Portillo que suele tener billete de ida y vuelta con ese país, la vio en Buenos Aires y…
  • El nombre de Daniel Veronesse me sonaba. Había oído hablar de él como uno de los  representantes más brillantes de la dramaturgia contemporánea argentina. Cuando la vi me quedé pegada a la butaca.

FOTO: ALBERTO NEVADO

Lo que había visto Blanca sobre el escenario era una extraña historia. Partía de una noticia, un tanto distorsionada y que impactó a Daniel:

  • Se trataba de suicidios colectivos de mamíferos/cuadrúpedos - nunca supe que clase de animales eran estos. El informe decía que se arrojaban por un acantilado, aparentemente sin causa. Curiosamente no lo precisaban, tampoco intenté averiguar. Pero indudablemente se trataba de un suceso que convivía contemporáneamente cercano a la piel de quienes vivimos la dictadura militar argentina.

El acontecimiento sucedió en el interior del país


FOTO: ALBERTO NEVADO
  • Sentí que debía escribir sobre la necesidad de esos mamíferos de estar en el aire – advierte Daniel Veronesse -, de sobrevivir unos instantes en el aire cuando la tierra ya no puede soportar el peso de nuestro pensamiento. Me intrigaba el perfil sentimental de quienes resisten como pueden pero en algún momento descubren la forma de devolver la violencia que reciben. Estando desequilibrados ya en el aire, ¿a qué nos atrevemos? ¿Qué cambios profundos podemos generar en nosotros mismos? Hay un nuevo tipo de violencia en el aire. Lo veo. Lo siento dentro mío y dentro de mucha gente. Yo decidí escribir entonces. El trabajo en escena es terreno de reconocimiento y disección de estos sentimientos censurados y amorales que no nos permitimos expresar del todo. Algo del trabajo final me permite percibir porque algunas cosas son como son.

INMERSOS EN LA VIOLENCIA

Blanca Portillo será Ulrika en esta historia de tres hermanos y sus parejas que se reúnen en una cena familiar que no consigue llevarse a cabo.

  • Cuando conocí a Daniel – revela Blanca -, supe que quería trabajar con él. Se lo dije directamente. Surgió la posibilidad de hacer esta obra y no dudé en participar en su primera obra que vi. Mi personaje me fascina, pero lo que me mueve es el proyecto. 

Los personajes de esta obra no son remedos de objetos ni de muñecos, sino más bien “seres-objetos de observación”, ratas de laboratorio estudiadas por otros sujetos de similares hábitos: los humanos/espectadores. Los seis personajes se encuentran en un austero salón, dejan entrever pequeños recortes de sus vidas. El motivo de reunión es una cena familiar. Las pequeñas miserias se cuelan en los diálogos y algo en la tensión del ambiente hace preveer un final trágico.


FOTO: ALBERTO NEVADO
  • En esa obra - declara Daniel - pude plasmar algo que me venía dando vueltas en la cabeza desde hacía años. Me intrigaba el perfil de quien resiste pero en algún momento descubre la forma de devolver la violencia que recibe. Mujeres... fue gestada alrededor de eso, si bien la micropolítica de la familia se puede trasladar a la violencia política y social. En ese sentido creo que fue la posibilidad de expiar alguna culpa sobre mis propios deseos violentos.

La violencia está muy presente en la obra, pero según Blanca:

  • No es la violencia de las guerras ni de los atentados. Es la que nos rodea en nuestra vida cotidiana y que usamos para protegernos de los violentos. Es un nuevo tipo de violencia. Está presente en toda nuestra vida: en la calle, en el trabajo, en el dormitorio con nuestra pareja, en casa con nuestra familia

FOTO: ALBERTO NEVADO
  • De todos modos – matiza Veronesse - La escribí pensando en los periodos negros de la dictadura de Argentina, cuando desapareció tanta gente; pero no debe leerse en ese momento histórico porque se puede traspasar a cualquier situación. El público puede reconocer, no plenamente, pero sí algunos aspectos de esta familia"

UN VIAJE EMOCIONAL

La versión española se puede decir que es un calco de la versión argentina. El espacio es reducido: unos cinco metros cuadrados. En sus comienzos  Veronesse la pensó para una gran nave abandonada.

  • Me fui dando cuenta – aclara Veronesse - de que no necesitaba el espacio, que es temático en esta obra. Al principio, los actores se resistían porque decían que no había sitio para moverse.

Uno de los puntales en el reparto es Blanca Portillo, sin desmerecer el resto, porque Blanca, en esta temporada, no da abasto. Cuando la teníamos ubicada en Alter Play con Helio Pedregal, que estrenó en la Sala Pequeña del Teatro Español, nos sorprende con estas Mujeres.  Su personaje es Ulrika, la esposa de Rainer, el hermano mediano.

  • Es una mujer – desvela Blanca -, que vive en un permanente deseo de cambio y una agitadora nata. Le gusta provocar, pero la verdad es que, como muchos de nosotros, luego no hace nada por cambiar su propia vida. Mantiene una relación con su marido que se ha convertido en una especia de código donde la violencia y el ejercicio del poder están siempre presentes. Mujeres soñando caballos termina por ser una experiencia brutal, un viaje emocional en el que nos despojamos de muchas cosas para mostrar un pedazo de vida.

FOTO: ALBERTO NEVADO

La obra dura un poco más de una hora.


Raimundo Bellas
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