Tejas verdes. Crítica. Imprimir
Escrito por José R. Díaz Sande.   
Domingo, 04 de Abril de 2010 18:50

TEJAS VERDES
UN RICO Y EVOCADOR TEXTO

[2008-11-07]

Tejas Verdes fue más que un texto. El título de esta obra de Fermín Cabal alude al al campo de concentración Tejas Verdes, ubicado en la Provincia de San Antonio (Chile).


TEJAS VERDES
UN RICO Y EVOCADOR TEXTO

Título: Tejas Verdes
Autor: Fermín Cabal
Espacio escénico y producción: Pape Pérez
Compositor y piano: Luis Agius
Director técnico: Germán Rueda
Producción: Landen
Intérpretes: Alicia Bravo (Compañera de celda, y abogada española), Lali Castellanos (Doctora militar y Delatora), Cecilia Sarli (Colorina, Enterradora y Alma en pena)
Duración: 1 hora y 20 minutos
Dirección: Pape Pérez
Reestreno en Madrid: Teatro Español (Sala Pequeña),
15 – X - 2008

CECILIA SARLI
(Colorina)

Tejas Verdes fue más que un texto. El título de esta obra de Fermín Cabal alude al al campo de concentración Tejas Verdes, ubicado en la Provincia de San Antonio (Chile). Desde que se escribió y se estrenó en Badajoz ha peregrinado por diversas partes del mundo y me remito a la información aparecida en esta misma página www.madridteatro.net
 


LIDIA CASTELLANOS
(Doctora militar)
En Madrid ha pasado más desapercibido, hasta que el montaje de Pape Pérez  aterrizó en el Círculo de Bellas Artes. Ahora lo ha retomado la Sala Pequeña del Teatro Español. Según informan la estructura de la Sala – a la italiana – ha obligado a remodelar la puesta en escena del Círculo de Bellas Artes que recurría a una sala diáfana, en la que actrices y espectadores se entremezclaban. En esta ocasión se ha empapelado con periódicos paredes, estrado y suelo y, me, imagino, al trabajar frontalmente a los espectadores, se sugiere el espacio de una sala judicial.

El texto – y también me remito a la información de www.madridteatro.net Tejas Verdes, Te llevamos de vacaciones a tejas verdes -, es un collage de testimonios que su autor Fermín Cabal extrajo de la página web de la Vicaría Apostólica Santiago de Chile. Tales testimonios los ha reelaborado en forma de monólogos, con un sutil hilo conductor en la persona de Colorina, personaje con un pie en la realidad y otra en la fantasía de Fermín. Todos los monólogos nos hablan de los horrores de aquel momento chileno pintado de miedo, angustia y tortura. En el destilar de las palabras vamos conociendo situaciones y otros personajes del entorno.

El texto de Fermín supera la mera crónica documental y se carga de un halo poético, en muchas ocasiones, como son los monólogos de Colorina, de la Enterradora y la Delatora. Tal poesía teñida de sangre y no de escapismo, proyectan la situación chilena más allá de la anécdota histórica. Lo curioso es que a pesar de las imágenes documentales proyectadas – si no estuvieran no se echarían de menos – la imaginación del espectador va más allá y por la cabeza pasan todos los momentos de injusticia y de abuso de poder a favor de unas ideas que se piensan son las mejores y en las que el fin justifica los medios empleados. Situaciones injustas que, no se sabe por qué, tiene que sufrir el ser humano cada cierto tiempo  como para confirmar el antiguo proverbio sartriano del “lobo contra el lobo”.
ALICIA BRAVO
(Compañera de celda)

En otros monólogos como el de la doctora militar y la abogada, nos encontramos con la otra cara de la moneda. Sus excusas nos llevan a las justificaciones de quienes mandan en ese momento, o de quienes rebajan las atrocidades por aquello del mal menor, cuando no del bien mejor. También se desprende la idea de que, al fin y al cabo, los opresores son víctimas de una situación.

Las situaciones que vivimos sobre el escenario nos llevan también al pasado de nuestra guerra civil y su posterior postguerra. Lo curioso es que las razones y las declaraciones de unos y otros pueden servir también para la justificación de otros grupos que llamamos terroristas.

Todo esto quiere decir que es un texto que trasciende la pura anécdota y al salir de la sala no nos deja indiferentes. Y hay algo más. Al estar muy trabajado sobre la palabra emitida sin apenas movimiento escénico, nos percatamos de la fuerza de la propia palabra en sí misma, cuando está bien escrita.

De los siete monólogos el más pálido y, yo diría innecesario, es el de la abogada española. Alegra un poco la velada con cierta ironía humorística, pero es un personaje que resulta cojo y muy distante del resto. Si se suprime no pasaría nada.

Una de las ventajas del texto es la gran posibilidad que da de diversas puestas en escena. Según he leído, un primer montaje transcurrió por la línea de cabaret en el que una sola actriz -  MARÍA LUISA BORRUEL interpretaba todos los personajes, mediante discretos cambios de vestuario. Es una posibilidad y muy apetitosa para cualquier actriz.

En esta ocasión los 7 personajes se reparten entre tres actrices y la espacialidad sugerida, por el texto – a veces - y las alturas de los estrados, es la de una sala judicial, aunque no siempre, como es el caso de Colorina, Alma en pena (Colorina) y la Enterradora. Tampoco importa mucho el quererlo determinar. Y aquí es donde, creo, el ensamblaje de todo el montaje padece, sin que tampoco sea muy grave. Cuando se termina la locución de cada personaje, volvemos a las proyecciones de la barbarie chilena empastada sobre las hojas de los periódicos, y la actriz saliente deja paso a la entrante. No se ve la necesidad, salvo la disculpa de tener que cambiar de vestuario, pero esta exigencia, a estas alturas del teatro de hoy, podría obviarse otra forma.


ALICIA BRAVO (Abogada)
Las tres actrices muestran una capacidad interpretativa de buen nivel, aunque desigual en unos y otros monólogos. Alicia Bravo tiene que cargar con el texto menos atractivo como es el de la abogada. Aunque visualmente compone bien su personaje, el texto le ayuda poco y, no sé por qué, acude al molesto grito. De todos modos, la alusión a Felipe González, Baltasar Garzón y a una crítica al propio Fermín – da la sensación de se que pone un parche por si acaso se le acusa de un enchorizado de textos, que no es el caso pues es un texto brillante - hace reír al público. Para Alicia este desafortunado personaje queda compensado con la eficaz y convincente interpretación de la compañera de celda.

Lidia Castellanos se desdobla en la Doctora militar y la Delatora. Dos buenos monólogos, pero más emotivo y enternecedor el segundo. Lidia no tiene aquí la disculpa de un personaje, la doctora, peor que el de la delatora, aunque éste último conmueva más. No obstante hay una gran diferencia interpretativa entre los dos. Posiblemente sea una limitación mía, pero no me gusta cuando los personajes (actores) gritan o expresan su sentimiento voceándolo. Le hacen perder toda la fuerza y esto es lo que sucede con el personaje de la doctora. Imagino que la razón del grito está en las líneas de la dirección. Contenerlo un poco y ser más discreta y fría proporcionaría más fuerza al personaje, que termina cayendo en una cierta caricatura. En cambio, las capacidades interpretativas de Lidia afloran con el personaje de la delatora. Contiene más el estallido vocal.
LIDIA CASTELLANOS
(Delatora)


CECILIA SARLI (Colorina)

Colorina es el personaje más enternecedor y poético y el físico de Cecilia Sarli le viene como anillo al dedo. Su deje argentino todavía lo enternece más para nosotros los españoles que usamos un español más seco y duro. Personaje, anécdota e interpretación forman un encuentro feliz, salvo – algo a corregir – cierto tono monocorde en sus fraseos.

 


CECILIA SARLI (Enterradora)
Quisiera destacar el personaje de la enterradora, que interpreta con gracia y humor la propia Cecilia Sarli. Es un personaje muy curioso porque se encuentra a medio camino entre los que colaboran – los pobres siempre se ven obligados a colaborar – y los que padecen. Fermín aprovecha para criticar irónica y humorísticamente a la sociedad de clases y el cementerio es una buena disculpa. Personalmente y gratamente me ha seducido, porque, muchos años ha, caí en la cuenta de lo absurdo de  tal diferencia de clases y alarde de ello hasta en los cementerios. Estamos acostumbrados, los que vivimos en las sociedades capitalistas, a que la vida sea de pobres y ricos, pero ¿que también se reproduzca el mismo esquema en las praderas donde el silencio y el olvido es dueño y señor? Es inteligente y con una pizca de ironía la descripción que hace Fermín sobre la sociedad a través de la que ya duerme el descanso eterno.

Tejas Verdes es un texto con muchas posibilidades de puesta en escena y rico en reflexiones cuya virtud es la de evocar más que la de dogmatizar. Un texto que produce cierta inquietud, porque, cuando ya se han vivido bastantes años, se constata que las situaciones se repiten: España, Europa, Chile, Argentina y tantos y tantos países educados en el lobo sartriano.


José Ramón Díaz Sande
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Última actualización el Domingo, 01 de Mayo de 2011 06:23