TEATRO INMERSIVO DE ROGER BERNAT
QUIERO UN PÚBLICO INHIBIDO
Los Teatros del Canal dedican un ciclo al dramaturgo Roger Bernat, representante del teatro inmersivo, con la exhibición de cuatro de sus montajes en el Ciclo Miradas:
Please, continue (Hamlet) el público tiene un papel fundamental como jurado popular Numax-Fagor, plus es máquina de resucitar palabras y lo colectivo en tiempos en los que se trata de desactivar la fuerza común No se registran conversaciones de interés se sitúa entre el verbatim theatre y el teatro documento, el espectador entrega su rol de víctima y pasa a verdugo La consagración de la primavera es una obra vivida desde dentro, que exige del público una implicación máxima
En palabras de Natalia Álvarez Simó, directora artística de los Teatros del Canal, el presenta estos cuatro montajes en el Ciclo de Miradas como éste es
- para presentar la trayectoria artística de un dramaturgo como Roger Bernat. Desde que empezó su carrera en 1996 a través de todos esos medios donde el público es protagonista Hay un texto que refleja muy bien el teatro de Roger.
Imagínense primero un teatro sin actores. Ahora saquen el escenario. Retiren las paredes. Saque, incluso, las butacas. Por último pongan todo en movimiento, pero ¿qué queda del teatro? se preguntarán. El público. Un público confrontado, especularmente consigo mismo y ya no puede escaparse consumiendo la obra. Un público cuya relación en el teatro ya no puede ser sino canibalismo, consumo de su propia espectacular. Esta disolución dramática es, al mismo tiempo, una generalización del positivo teatral, y no hay teatro, porque el teatro está en todas partes.
ROGER BERNAT MEJOR VER LA DIVERSAS PIEZAS
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ROGER BERNAT FOTO: www.madridteatro.net |
Tal presentación conjunta según Roger le crea
- una sensación de fracaso y los espectadores acaban saliendo del espectáculo un poco como suelen salir los actores preguntándole al director si lo han hecho bien. Todos sabemos que en la vida todo hay que hacerlo bien, pero el conseguirlo es otra película. Probablemente esto entronca con el proyecto moderno de que cada 20 años hay un movimiento o artístico que nos promete la felicidad y acaba fracasando, con lo cual uno va pensando que lo que vamos a dejar a nuestros hijos es, precisamente, ese proyecto. No le vamos a dejar a nuestros hijos un futuro mejor, sino un proyecto de un futuro mejor, y eso es lo que tendrán que interpretar o que de alguna manera interpretan los espectadores del espectáculo una otra vez con esa idea de que los próximos, los que vengan mañana lo harán mejor.
Roger declara que este Ciclo le hace especial ilusión porque
- se entiende mucho mejor el trabajo si tienes la posibilidad de ver diversas piezas. De alguna manera tienes la responsabilidad de dar forma a la pieza y acaba algo tan chocante que te cuesta entender por qué has sido invitado a dar esa forma. Cuando lo ves en diferentes formalizaciones en diferentes dispositivos entiendes que lo importante no es la forma que tenga ese dispositivo en concreto, sino qué reflexión te permite hacer con respecto de tu papel como persona activa. Por mucho que tengamos la fantasía de ser espectadores y por el hecho de ser espectadores no vamos a condicionar lo que ocurra en el escenario, esa fantasía hay que romperla de una vez y darnos a entender que no es posible ser un espectador y no estar comprometido con lo que ocurre delante tus ojos.
¿TERROR A LA PARTICIPACIÓN?
Todos los espectáculos exigen ser muy participativos por parte del espectador, lo cual, en teatro, es una amenaza para el espectador que tiende a un retraimiento y un pavor subir al escenario.
- El espectador tiene terror a la participación, pero luego participa como si tuviera siete años. Viendo los espectáculos te das cuenta que es un deseo nunca explicitado. También es que estos dispositivos no es el teatro emancipador de los años sesenta y setenta donde se levantaba un señor y decía "¡El señor de la barba que suba al escenario!" El espectador se ponía rojo, blanco, luego violeta… Lo pasaba fatal y no volvía a entrar a un teatro en tres años. Aquí el espectador se encuentra ante un dispositivo y tiene que decidir si accionarlo o permitir que sean los demás los que lo accionen. No hay nadie que arrastre al espectador a hacer algo que no quiera, ni va a sentirse especialmente señalado por el dedo por alguna razón. Por ejemplo el Numax-Fagor, plus (CLIKEAR) lo que hacemos es reproducir una asamblea de trabajadores que se celebró en1979 y también en el 2013. Es una asamblea y hay un dispositivo que permite que los espectadores tomen la palabra para reproducir esa asamblea. El que quiera tomar la palabra la toma y el que no lo quiera, pues no. O bien La consagración de la primavera (CLIKEAR). Reproducimos la famosa coreografía de Pina Bausch de 1980. No hay bailarines. Los que están en la sala hacen la pieza. Unos lo toman con más pasión y otros prefieren quedarse a un lado y tener un papel secundario, como ocurre en el original de Pina Bausch: hay papeles principales y el coro. En formato mucho menos comprometido está Please, continue (Hamlet) (CLIKEAR), donde se celebra un juicio. Hay que juzgar a Hamlet, y, de hecho, un grupo de magistrados en activo, en Madrid, juzga a ese personaje y al final del juicio se escogen 9 personas entre el público que se convertirán en jurado popular y tendrán que dar un veredicto. Esas personas los escoge el juez, pero lo que pasa es que los 400 espectadores que han participado en la función durante todo el juicio van a estar preguntándose si Hamlet e es culpable o inocente. Toda esa tensión de los 400 se ve cristalizada en la decisión de solo 9 personas.
UNA MAGISTRATURA REAL
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PLEASE, CONTINUE (HAMLET) FOTO: MAGALI GIRARDIN |
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NUMAX-FAGOR, PLUS FOTO: VIDEO |
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NO SE REGISTRAN CONVERSACIONS DE INTERÉS FOTO VIDEO |
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LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA FTO: BLENDA |
En el caso del juicio, ya en los años cincuenta aparecieron textos teatrales en que del patio de butacas surgían espectadores interviniendo, aunque en realidad eran actores camuflados. Federico García Lorca ya utilizó este recurso en La Comedia sin título. Viendo este recurso hoy, como ha sucedido con El Sueño de la vida (CLIKEAR) de Alberto Conejero, obra que intenta completar el acto que falta, no puede menos de sonar a falso. En aquellos primeros experimentos todo estaba guiado. En esta ocasión no es así:
- Se trata de un juico como se puede ver esta misma mañana en cualquier juzgado de Madrid. Hay un juzgado, unos magistrados, un reo y unos testigos. Sólo os testigos son actores. Los demás son gente en ejercicio. No hay nada que guiar. Acaba siendo un juicio. A los magistrados les damos un dossier de instrucción, en lugar de escribir una pieza dramática y dársela. Es clavado a cualquier dossier de instrucción de cualquier caso de este tipo en la justicia española: las declaraciones de los policías, las de los testigos, el escrito de acusación por parte del fiscal, las pruebas periciales de los forenses. Con eso, ellos en función de su oficio, preparan el juicio, y los actores, en función de su oficio preparan el personaje y luego se encuentran en el escenario y se celebra el juicio. De alguna manera se enfrentan la ficción judicial con la ficción teatral.
Los magistrados, abogados, fiscales y médicos forenses son: Juicio 16 de mayo: Javier Carazo, juez / Andreas Chalaris, abogado / María Valencia, fiscal / Soledad Gómez Alcalde, médico forense / Manuel Moreno, agente judicial Juicio 17 de mayo: Ignacio González Vega, juez/ Marcos García-Montes, abogado / Olga Muñoz Mota, fiscal / Luis Segura, médico forense / Manuel Moreno, agente judicial
HAMLET, PERSONAJE MODERNO
El que se haya escogido a Hamlet para juzgarlo es por una primera razón de economía, ya que es un personaje muy conocido así como todas su trama por la mayoría de los espectadores. Otra razón y la más afín a Roger es
- porque Hamlet es el paradigma del personaje moderno. Todos le piden que actúen y es incapaz d actuar. Es el lugar en el que se encuentra el espectador. Con Roberto Fratini , que es dramaturgo, siempre decimos que el espectador de nuestras piezas es un espectador que se encuentra ante la edad hamletiana, donde uno se encuentra con "¿Qué hacer?". Cuando uno entra en uno de los dispositivos que presentamos, uno no se pregunta"¿Qué miramos, sino qué hacer?", que es, básicamente, la pregunta que se hace Hamlet, y la respuesta la sabemos por Hamlet: "No lo sé". En esta maraña de signos y de decisiones uno construye, de alguna manera, un personaje, una vida, una respuesta.
¿PERFORMANCE O TEATRO?
Estas experiencias o dispositivos como gusta llamar Roger a sus ofertas escénicas se les ha calificado, a veces, de performance.
- No soy muy amigo de hablar de performance. La verdad es que yo tengo una formación teatral y reivindico la teatralidad de mis dispositivos. Me parece conflictivo hablar de performance, sobre todo porque, de alguna manera, el teatro es el único arte que tiene la responsabilidad de hablar qué significa vivir en comunidad, qué significa decir nosotros. En estos dispositivos donde el público se ve lanzado a una situación junto con otras personas y tiene decidir qué hacer no deja de ser el afrontar la problemática básica del teatro: ¿Qué estamos haciendo aquí todos juntos en esta sala, en esta ciudad, en este planeta? Esto desde otras artes no se puede abordar tan bien como con el teatro. La relación que yo tengo con una pieza de arte visual es una relación de forma individual y muy personal. En cambio cuando estoy encerrado en una habitación con 400 personas, el hecho de estar con esas 400 personas y otras que están vivas sobre el escenario no deja de abordar esa dimensión social que tiene nuestra vida y que no percibo en el cine, ni en las artes visuales como en el teatro. Por lo tanto fuera performance. El teatro siempre ha tenido esa dimensión social. Los actores no se ponen a hacer teatro sino hay público ante ellos, en cambio en el Museo Reina Sofía no descuelgan los cuadros cuando se van los espectadores. En el cine lanzan la película haya o no haya gente. El hecho de que haya público es constitutivo del hecho teatral. La participación siempre está. Que durante la historia del teatro no se haya puesto el foco en esto no significa que no fuera un elemento "sine qua non". No descubro nada, sino que articulo los espectáculos en función de que haya gente, la cual ha venido con ganas para convertirse en protagonista de lo que está ocurriendo.
QUIERO UN PÚBLICO INHIBIDO
Roger es de la opinión que amén de sus espectáculos, el espectador siempre es activo.
- Incluso aunque se mantenga la cuarta pared y todo eso, el espectador es activo. Durante la representación mantiene un juicio de si le gusta o no, aunque no lo verbalice. Creo que el espectador en la época premoderna y todos recordamos el Ubu Rey. Es famoso el que aquello acabó como el rosario de la aurora. La consagración de la primavera cuando se estrenó en 1914 en París. El público acabó arrancando las butacas del teatro para lanzarlas sobre el escenario. Hemos pasado de una realidad donde el público es una masa a la realidad en la que la masa se ha convertido en público. Ahora no es que la gente que va al teatro es público, sino que toda la sociedad es público. Todos hemos llegado a ser tan dóciles que aceptamos perfectamente nuestra condición de público. Por eso me parece importante darle la oportunidad al espectador de reflexionar qué significa ser público, qué significa estar mirando, qué significa ser activo o aceptar una condición más pasiva. Lo que me parece más interesante no es tanto abordar la perspectiva del teatro de participación de los años sesenta y setenta donde básicamente lo que se trataba de decir era "¡Emancipaos!" Si os movilizáis, si os desnudáis, si fumáis porros os vais a emancipar. En el fondo el discurso de la emancipación es el discurso fascista que ahora lo vemos en VOX: "No te cortes, Di lo que piensas". Era el discurso de la emancipación. Yo no quiero un público emancipado. Quiero un público inhibido. Hacemos un espectáculo de participación fomentando la inhibición, lo cual quiere decir que te lo piensas dos veces el hacerlo. De lo contrario caemos en la política de comida rápida, de paz y consumo. Esto es complicado pues no se trata de "vamos chicos, quitaos las camisetas y bailad".
ESTO TAMBIÉN SE AGOTARÁ
Así como aquellas fórmulas de intervención de espectadores, que en realidad eran actores, hoy restallan, cabe pensar que esta fórmula del teatro inmersivo se agote.
- Los finales de ese tipo de teatro en que falsos espectadores intervienen, acaban cuando la realidad acabó alcanzando al teatro. Cuando ya en los mítines políticos la gente que hacen las preguntas ya están conchabados con el político de turno; cuando la televisión está totalmente mediatizada por unos admiradores entonces es cuando se agota. Esto también se agotará, pero la responsabilidad del teatro es dar unos pasos por delante.
FFF: The Friendly Face of Fascism TRABAJO COLECTIVO
FFF: The Friendly Face of Fascism (La cara amable del fascismo) es el nombre de la compañía teatral formada por Roger Bernat, Roberto Fratini, Txalo Toloza, Cristóbal Saavedra, Ana Rovira, Marie-Klara González y Helena Febrés. El nombre de la compañía fue acuñado en 2008 por Pedro Soler y Roger Bernat. A nivel creativo Roger describe la compañía como algo
- bastante desordenada. Está Roberto Fratini como dramaturgo, Txalo Toloza ayudante de dirección, Helena Febrés que lleva la coordinación de la Compañía,…acaba siendo un trabajo en equipo. Lo que es la creación, por ejemplo empieza trabajando con Numax y después te das cuenta de que Fagor ha cerrado. Coges los bártulos, te vasa Mondragón y te vas a hablar con los trabajadores y se te abre un mundo que no esperabas. Al principio era un espectáculo que se llama Numax y ahora Numas-Fagor, plus.
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