EIN DEUTSCHES REQUIEM OP. 45 (UN RÉQUIEM ALEMÁN) ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE
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FOTO: GERT WEIGELT |
Ein Deutsches Requiem (Un réquiem alemán) Johannes Brahms (1833 - 1897) la escribe tras la muerte de su madre, en 1865, la partitura recoge un intenso trabajo para coro, orquesta, soprano y barítono. Es su composición más extensa y, tal vez, la más conocida. Este Requiem llega al Teatro Real de un modo peculiar, puesto que una obra que no fue pensada para bailarla, el coreógrafo y director artístico del Ballet am Rheim, Martin Schläpfer la ha coreografiado. 42 bailarines transforman "la entrega y la gravedad que el autor romántico plasmó en el papel, en un trabajo coreográfico donde los textos bíblicos y las notas que dan forma al oratorio se transforman en movimiento".
MARC PIOLLET, director musical ES UNA OBRA BASADA EN EL CONSUELO Y CÓMO PUEDEN VIVIR LOS QUE HAN PERDIDO A LOS MUERTOS
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MARC PIOLLET FOTO: www.madridteatro.net |
Quien se encarga de la dirección musical es Marc Piollet (París 1962), habitual en el Teatro Real, donde ha dirigido Don Quichotte , C(h)oeurs (CLIKEAR), L’elisir d’amore (CLIKEAR), Tristan und Isolde (CLIKEAR) y, la temporada pasada, Carmen (CLIKEAR).
- La semana pasada estuve hablando con Martin Schläpfer - declara Marc Piollet - y me contaba que ésta es una obra que se sitúa entre la vida y la muerte. Es una obra muy particular. Normalmente las obras de Brahms son muy dramáticas. Aquí parece que la música busca algo, no se centra tanto en los que han muerto sino en los que quedan. Está basada en el consuelo y cómo pueden vivir los que han perdido a los muertos. De esto trata este Requiem. Brahms acababa de perder a su madre, y es una música muy íntima, muy expresiva y todo desde el interior, con colores muy crudos y naturales. Se trata de una búsqueda entre la vida y la muere lo que se está analizando.
Al contar la obra con un coro y los dos solistas, una soprano (Adela Zaharia) y un barítono (Richard Šveda), Marc Piollet subraya que se trata de una
- obra muy complicada par el Coro, porque, para empezar, cantan en alemán, y el alemán es un idioma muy particular con una sonoridad, una dicción y un ritmo especial que representa el primer desafío para el Coro. Además están cantando todo el rato, desde el principio hasta el final. Incluso cuando el barítono o la soprano cantan los solos, el coro también canta porque comenta lo que dicen. Es una obra enorme para el Coro, sobre todo para un coro de ópera que, normalmente, no canta obras litúrgicas, pero también es muy gratificante. Hay que proyectar la voz muy pura, muy clara y con el fraseado.
MARTIN SCHLÄPFER, coreógrafo LO QUE ME GUSTABA DE ESTA OBRA ERA SU CARÁCTER ESPIRITUAL
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MARTIN SCHLÄPFER FOTO: www.madridteatro.net |
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Martin Schläpfer ha concebido una coreografía que se ha calificado de "visualmente conmovedora". Martin estudió ballet en el Royal Ballet School de Londres. Tras ganar el premio a Mejor intérprete en el Prix de Lausanne de 1977, entró a formar parte del Ballet de Basilea donde bailó durante diez años. En 1994, fue nombrado director del Ballet de Berna y de 1999 a 2009 director del Ballet de Maguncia, logrando situar a la compañía entre las mejores de Alemania. En la temporada 2009/2010 llegó al Ballett am Rhein como Director y Coreógrafo Jefe, donde ha sabido condensar su propio estilo dentro de la estética de la danza contemporánea. Cuenta con 70 coreografías. Tras varios premios, en 2018 ha sido condecorado con la Cruz de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania.
Tras agradecer la invitación del Teatro Real, resalta el que se puedan llevar a cabo representaciones en directo, ya que este ballet cuenta con coros, orquesta y solistas en directo y no con una reproducción sonora enlatada. La historia de coreografía de esta obra de Brahms surge por un deseo propio:
- Yo soy suizo y quería conectar profundamente con Alemania. La primera vez fue en Londres. En toda mis planificaciones siempre hay algo racional, antes de pensar en cómo lo voy a hacer. Lo que me gustaba de esta obra era su carácter espiritual. Brahms ha alterado profundamente los textos bíblicos tradicionales y se ha centrado en la personas vivas. En ese sentido no es un Requiem tradicional. Eso es lo que me atraía muchísimo. También el aspecto musical tiene una gran profundidad, y las fugas musicales parecían estar predestinadas a la coreografía. Para mí eso ha sido un desafío importante al que quería enfrentarme. Se necesitaba una colaboración muy grande con el coro, la orquesta, con los músicos, a los que había que embarcarles en este amor por la obra.
LO QUE MÁS ME HA INTERESADO HAN SIDO LOS DETALLES Y LO QUE DICE RESPECTO A LA EXPRESIÓN MUSICAL
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FOTO: JAVIER DEL REAL |
Este conjuntar tantos elementos: coro, solistas, orquesta, bailarines es una tarea ardua. Dos días antes del estreno en Madrid es la tarea a desarrollar. En este aspecto Marc Piollet declara que
- quiero ser sumamente humilde con la obra de Brahms. La solución no la tengo y siempre la estoy buscando, y probablemente el día del estreno sea algo espontáneo. El desafío con el ballet, el coro, los solistas y la orquesta, está en que tenemos que intentar que la música esté al servicio del baile y viceversa. Es la segunda vez que trabajo con Martin Schläpfer, y, para mí, ha sido muy importante el poder ver los ensayos que hizo la semana pasada. Ensaya con la música grabada, pero ya, allí, se ve cómo la música está metida en los movimientos de los bailarines. Lo que más me ha interesado han sido los detalles y lo que dice respecto a la expresión musical. Por ejemplo cuando corrige un movimiento y dice: "Este movimiento tiene que ser más flotante, más amplio", pues yo escribo en mi partitura en la frase musical "flotante". Es un enfoque distinto de la coreografía clásica como puede ser El lago de los cisnes, donde tienes que esperar a que el bailarín haga un movimiento para seguirle. Aquí no. Martin me dice: " Tú haz lo tuyo. Luego si hay un problema lo ajustamos". De hecho no hay problemas y hemos tenido una relación muy provechosa. También dice que no quiere doblar la música, ni la pieza. A veces, parece que la música va en contra de las ideas preconcebidas que uno puede tener, pero él siempre intenta encontrar la razón de ese movimiento. A mí esta actitud me inspira muchísimo para poder comunicarlo, luego, con los bailarines. Es una manera de trabajar muy distinta que con la opera, en que hay una simbiosis total con los que están cantando. En el baile hay que mirar y, luego, trabajar un poco la comunicación.
El proceso de ensayos sigue unas pautas. En este ocasión lo primero es ensayar a lo que se denomina a la italiana
- es decir sin el ballet. Ajustamos orquesta, coro y solistas desde el punto de vista musical. Por la tarde nos metemos en el foso y ya va a ser el primer ensayo de verdad con el ballet.
En esta ocasión el coro estará ubicado en el foso.
QUERÍA REALZAR EL HECHO DE QUE CUANDO ESTÁS DESCALZO ERES MÁS FRÁGIL
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FOTO: JAVIER DEL REAL |
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Martin subraya que no ha querido mantenerse pegado al texto de un modo absoluto.
- Abordo el texto de un modo indirecto. También es importante que los bailarines están descalzos, lo cual no es habitual en mis coreografías. Quería realzar el hecho de que cuando estás descalzo eres más frágil, lo miso que con el uso de las manos, con las que hago que te conecten directamente con el movimiento. Está la mujer descalza en un pie y en el otro lleva zapatilla de punta, así como tiene unos movimientos de cadera. Eso le hace como más frágil por la situación en que está: medio de pie, medio cayéndose. Luego el hecho de estar en un espacio grande, medio vacío, puede recordar una catedral o un entorno espiritual. A ello hay que añadir el trabajo de la figurinista que ha sido muy importante. Los ha vestido por una parte de una manera muy glamurosa y por otra como si estuvieran desprotegidos.
HE QUERIDO HUIR DE UNA DECLARACIÓN DE TIPO RELIGIOSA, INSISTO EN EL ASPECTO DE LAS DUDAS, MIEDOS Y PREOCUPACIONES QUE PUEDE TENER EL HOMBRE
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FOTO: JAVIER DEL REAL |
A pesar de que es un Requiem y por lo tanto su habitat es lo religioso, Martin precisa que
- he querido huir de una declaración de tipo religiosa. Me centro en las personas, y en vez de insistir en una gran energía que pudiera ser la de Dios o algo así, lo que insisto es en el aspecto de las dudas, miedos y preocupaciones que puede tener el hombre. Ahora mismo en que las religiones se están convirtiendo en algo tan dogmático en el planeta, en blanco o negro, he querido huir de hacer declaraciones de este tipo, y en cambio subrayar las alternativas, las opciones de integración. Ese ha sido un gran desafío desde el punto de vista coreográfico. Quería hacer una obra que llegara a la mente, para que estuviera abierta, y al corazón, para que pudiera emocionar.
CADA BAILARÍN DESARROLLA SU PROPIA ENERGÍA, Y EN ESA CONJUNCIÓN SE LLEGA A UN UNÍSONO
Los códigos balletísticos a los que recurre Martín en este Ballet es
- un poco distinto a los usados en otros ballets suyos. En general usar un código u otro depende de la música y del contexto histórico. Aquí el enfoque es más complejo. No les pido que trabajen al unísono en un conjunto. Todo surge a partir de la energía. Cada bailarín desarrolla su propia energía, y en esa conjunción se llega a un unísono. En otros ballets insisto más en el trabajo de conjunto. De todas maneras me resulta difícil definir mi propio lenguaje. Creo que eso lo tienen que hacer otros. Todavía me siento bastante inacabado para poder definir mi propia vía. Lo que ha dicho Marc es muy importante. La música está produciendo Arte y es en ese Arte el que, de alguna manera, se va a meter en la danza. Incluso en El lago de los cisnes, es esa energía la que acaba entando en el baile.
Más información Un requiem aleman. Brahms Ballet am Rheim
José Ramón Díaz Sande Copyright©diazsande |
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FOTO: BOGUSŁAW TRZECIAK
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