LA HOSTERÍA DE LA POSTA
UNA BELLA MINIATURA
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ANA MAYO / JULIÁN ORTEGA FOTO: PRODUCTORA |
Un Carlos Goldoni poco representado viene de la mano de José Gómez a la Sala Pequeña del Teatro Fernán Gómez. Se trata de La Hostería de la posta, un local hostelero de la época , cruce de caminos y descanso de viajeros. En las biografías que circulan de Carlos Goldoni no es título frecuente, no obstante en la RESAD debía ser más conocido, porque ya en el 2003, Joan Soler montaba este texto.
El marqués Francesco Albergati de Bolonia, pidió, en 1762, una obra a Goldoni. Éste la escribió en siete días, y ese mismo verano se estrenó en la Villa veraniega de Zola.
En ese cruce de caminos y reposo de viajeros la mirada está puesta sobre dos jóvenes, Beatriz y el marqués Leonardo, que formarán la trama fundamental. Cada uno va en busca de su media naranja, a la cual desconoce. Los espectadores pronto adivinamos que la tal Beatriz y el Marqués Leonardo son los prometidos, pero ellos lo desconocen y de ahí el enredo. El que ambos estén a punto de casarse y no se conozcan responde a la costumbre de otros tiempos en el que los matrimonios se contrataban más por intereses familiares o económicos que por sentimientos. Tal desconocimiento da pie a que cada uno hable con franqueza y resquemor de su ignoto prometido/a, peyorativamente.
En torno a la pareja circulan padre de ella, amigo de él y bobalicón enamorado de ella, el cual a pesar de ser rechazado insiste machaconamente en un amor imposible, procurando empañar la imagen del "prometido oficial". Como complemento está el criado de la posada, un ser un tanto simplón, en apariencia. La comedia transcurre por la línea del humor y los equívocos, así como, bajo ese mismo prisma, es una leve crítica de costumbres y comportamientos.
Es obra para una única mujer entre hombres, los cuales pretenden decidir por ella, cada cual a su manera. De este modo Goldondi pone de relieve y denuncia la injusta situación de la mujer frente a las actitudes de los hombres, que pretenden decidir por ella. Al final, Goldoni deshace los equívocos y hace que Beatriz recupere a Leonardo, el cual ofendido por los prejuicios y comentarios estaba a punto de renunciar a ella.
José Gómez confabulándose con Ana Mayo, intérprete de Beatriz, e imagino con el resto de los actores, decide darle un toque más feminista al final, que no conviene desvelar. De este modo La hostería de la Posta toma un nuevo sesgo, trayéndola a una reflexión más actual.
Este trabajo de José Gómez es su licenciatura en la RESAD como director. El espectáculo ha conseguido saltar la valla académica, cuyo primer requisito es representarla en la RESAD. Por lo general, esos montajes terminaban su vida tras esas pocas representaciones. Es un salto interesante, ya que el espectáculo puede enfrentarse con el público de a pie y no solamente con alumnos o simpatizantes de la Escuela. Al mismo tiempo se rentabiliza el esfuerzo y el gasto.
Al hablar de la RESAD y el nacimiento del espectáculo como trabajo de fin de carrera, puede parecer que nos encontramos ante un grupo de aficionados. No tal. El quipo actoral está formado por actores profesionales - jóvenes la mayoría - ya que no hay una obligación de acudir a alumnos de la Escuela. Con esto quiero decir que La Hostería de la Posta posee una factura con visos de profesionalidad.
La puesta en escena ha olvidado la escenografía, y se ha centrado en el vestuario dieciochesco con el que se evoca, en parte, el ambiente goldoniano. Se llega así a un minimalismo, al que se añade cierto distanciamiento brechtiano, ubicando a los actores, que no intervienen, sentados en sillas. Un recurso frecuente en todos estos años.
Al optar por esta ausencia escenográfica - he leído en alguna parte, que en las primeras representaciones sólo una araña de luz pendía del techo, la cual encendía, y sigue encendiendo imaginariamente, el criado de la posada al comenzar la función - , todo se centra en la interpretación actoral y en la evocación de los lugares, para que el espectador no deje anquilosada su imaginación. Se consigue. Hay un buen trabajo interpretativo en los actores, el cual no olvida guiños a la Comedia dell'Arte con comedimiento. Cada uno incorpora de tal modo los personajes, que los actores desparecen bajo su máscara. Dicho esto, se entiende menos - imagino es opción por parte de la dirección - el tratamiento dado al personaje del Teniente Malpresti. Resulta excesivamente guiñolesco, con lo cual se aparta un tanto del tratamiento general que acierta en ese difícil equilibrio entre la marioneta y el personaje de carne y hueso, tan frecuente en Goldoni.
Se consigue un buen ritmo, y una especie de alegría festiva en la transmisión del texto. Vamos, que uno no se aburre en absolutamente.
La hostería de la posta, dentro de la producción de Goldoni, aparece como un texto menor. Una comedia festiva que termina por ser una bella miniatura, nos hace pasar un buen rato, y vuelve a poner sobre el tapete que, en el fondo, el teatro son los actores.
Título: La Hostería de la Posta
Autor: Carlos Goldoni
Asesoramiento dramatúrgico: Rocío Bello y Javier Hernando Herráez
Espacio Escénico: Sara Roma
Vestuario: Vicenta Rodríguez Duque
Intérpretes: Antonio Lafuente (Barón Talismani), Javier Lago (Conde Roberto de Ripalunga), Borja Luna (Teniente Malpresti), Ana Mayo (Condesa Beatrice),
Julián Ortega (Marqués Leonardo de Fiorellini), Chema Rodríguez-Calderón (Criado).
Dirección: José Gómez
Duración: 60min. (aprox.)
Estreno oficial en Madrid: Teatro Fernán Gómez (Sala 2), 23 - X - 2012
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FOTO: PRODUCTORA |
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