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Los ultimos días de Judas Iscariote. Crítica PDF Imprimir E-mail
Escrito por José R. Díaz Sande   
Sábado, 31 de Marzo de 2012 16:29

LOS ÚLTIMOS DÍAS DE JUDAS ISCARIOTE
JUDAS A LAS PUERTAS DE LA MISERICORDIA

 

 
 FOTO: THEATRE FOR THE PEOPLE

La figura de Judas a lo largo de la historia ha sido una incógnita y se ha sentido curiosidad por ese hombre al que los Evangelios le tildan de "traidor"; el "que tenía la bolsa"; el "que entregaría a Jesús"; al que Jesús, en la última cena, le dice: "lo que has de hacer, hazlo pronto";  el "que lo besó: ¿Con un beso entregas al hijo del hombre?". En la tradición cristiana viene a ser el "malo de la película". Su arrepentimiento le lleva al suicidio: Se ahorca (Mateo 27,5).

 

Esta anotación del suicidio, no queda tan clara en los Hechos de los Apóstoles  (1,18), para Lucas su muerte se debe a que "tropezó y se le reventaron las entrañas" o bien en otras traducciones "entumeciéndose, se le reventaron las entrañas". Sea en un caso o en otro, más en los Hechos, el destino de Judas entra dentro de un fatalismo: Tenía que entregar al Hijo del Hombre. Esta idea se tomará como tesis en la versión cinematográfica de La última Tentación de Cristo, a partir de la novela de Nikos Kazantzakis.

 

En el 2006 con motivo de la traducción del texto gnóstico el Evangelio de Judas - aproximadamente del siglo II d. de Cto. -, se insiste en la tesis de que Jesucristo pidió a Judas que lo traicionara, y por lo tanto Judas no hacía sino obedecer. Esto entraba en la mentalidad gnóstica, la cual la traición pasaba a ser un acto sagrado, puesto que le ayudaba a liberar del cuerpo el Espíritu Santo de Jesucristo.

 

Todas estas reflexiones indican que la figura de Judas no es indiferente, ya que plantea una serie de incógnitas. Hay quienes lo han intentado resolverlo más fácilmente. Judas no sería una persona, sino un colectivo que respondería al nombre de Judea o judíos y son los que rechazaron a Jesús. Es improbable esta tesis, porque a lo largo del Evangelio, Judas aparece como una persona con atribuciones concretas.

 

En cualquiera de los casos hay algo no fácil de dilucidar: ¿cuáles fueron los motivos últimos de la  traición? ¿La Pérdida de fe? ¿El descubrir que Jesús no liberaba al pueblo de los romanos? Otra de las incógnitas es "el famoso beso", para que los que viene a prender a Jesús, lo reconozcan. Según el Evangelio Jesús era suficientemente conocido, y en más de una ocasión intentaron prenderlo.

 

Tantas incógnitas hacen de Judas un personaje atrayente e incomprensible. Para Stephen Adly Guirgis, el autor de Los últimos días de Judas Iscariote, la figura de Judas fue, según sus propias palabras: "causa de aflicción. No tenía sentido para mí, me asustaba, y parecía ir en contra de la noción de un Dios todo amor y todo misericordia, que las monjas de mi colegio me enseñaban con toda su bondad y cariño... Por aquel entonces tenía nueve años".

 

El rumiar en torno a Judas ha dado sus frutos en esta obra de teatro. A lo largo de dos hora y diez minutos vamos desgranando no sólo su vida sino reflexionando sobre lo que su figura supone. Comienza con la muerte de Judas, desde las alturas se descuelga su cuerpo boca abajo, alusión al suicidio. Antes precede un monólogo de una mujer enlutada, su madre, que suplica la reivindicación de su hijo y la necesidad de creer que no está condenado en un desafío a Dios, al cual no concibe inmisericorde. Un texto muy bien escrito, muy evocador y muy bien interpretado. A continuación damos un salto a un especial purgatorio en el que se entabla el juicio sobre Judas con su abogado defensor y su fiscal.

 

Tal puesta en escena lleva a que abogado y fiscal se sitúen entre el público y los diversos reos ocupen la escena. En ese dilucidar la culpabilidad o inocencia de Judas, van circulando una serie de personajes bíblicos, incluido Jesús, y otros más contemporáneos como son: Santa Mónica (Madre de San Agustín), la Madre Teresa de Calcuta, Freud... Unos para ser juzgados,  y otros para dar su opinión. Entre unos y otros vamos conociendo a Judas y también, críticamente, una cristiandad alejada de sus orígenes. También asistimos a la necesidad de un Jesús misericorde.

 

El lenguaje verbal escogido, en algunos personajes, sigue la línea del humor y el desenfado de vocabulario, que desmitifican la tragedia a la que asistimos. Entre humor y tragedia, muy bien balanceadas, Los último día de Judas Iscariote nos plantea muchas preguntas y una vuelta a la autenticidad de cada uno de nosotros.

 

La Compañía Theatre for the People ha creado una puesta en escena fascinante en la que la iluminación de Javier Ruiz de Alegría es fascinante y sugerente. Es la iluminación la propia escenografía, que a nivel de espacio escénico el minimalismo sobrepaso a lo que entendemos normalmente por minimalismo. Las inmensas desnudas Naves del Español, le proporcionan un toque austero, eficaz, épico y de espacio no realista. Al fin y al cabo estamos en el purgatorio y hemos llegado a ese juicio parcial del que nos habla la tradición.

 

Se trata de una obra de teatro con mucho texto y con la necesidad de muy buenos actores. Cumplen bien con su cometido y lo sobrepasan. Quedamos fascinados de la puesta en escena, de la interpretación y de un texto que posee un gran poder evocador.

 

Con todo, a veces, en una piel suave hay lunares. Aquí también. El ritmo en continuo crescendo, de pronto decae en el Monólogo de Pilatos (Eleazar Ortiz). Resulta excesivamente largo, no por la interpretación, sino en sí mismo y, al menos yo, me pierdo en su contenido.

 

Otra de las incógnitas es el Video de fondo. A través de él asistimos a algunas declaraciones de los personajes. No sé si es pretendido, pero su calidad es más que deficiente. ¿Entra en la concepción estética del espectáculo?

 

No es fácil destacar a ninguno de los intérpretes, porque una vez más  todos están a la altura conveniente. Se trata de una labor colectiva muy buena, que revela una inteligente dirección de Adán Black.  

 

Título: Los Últimos Días de Judas Iscariote

Autor: Stephen Adly Guirgis

Traducción: Adán Black

Diseño de Escenografía e Iluminación: Javier Ruiz De Alegría

Diseño de Vestuario y Utilería: Carlos Aparicio

Compañía Theatre For The People

Ayudante de Dirección: Teresa Rivera

Intérpretes: Joaquín Abad (Juez Littlefield), Alfonso Begara (Alguacil / Simón), Alberto Berzal (Judas), Inma Cuevas (Madre Teresa / María Magdalena / Gloria), Israel Frías (Jesús), Álex Molero (Matías De Galilea)

María Morales (Henrietta / Freud / Santa Mónica), Esther Orteaga (Cunningham), Eleazar Ortiz (Satán / Pilatos), Luis Rallo (El-Fayoumi)

Dirección: Adán Black

Estreno en Madrid: Naves del Español (Teatro Español) , 21 - III - 2012

 
  FOTO: THEATRE FOR THE PEOPLE

 


José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande


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y Tel-entrada (24 horas) 902 10 12 12

 

Última actualización el Miércoles, 29 de Agosto de 2012 18:30
 
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