FOTO: ROS RIBAS

De todos modos esta estructura fraccionada, según Sanzol, no es algo "a priori".

·         En mis primeros intentos de contar historias lo hacía de forma lineal, pero tenía dificultades con los giros. Al ir evolucionando la historia. Veía que me dejaba cosas fuera. Vi que trabajando por fragmentos que después unía, nacía mundos más ricos, más humanos y más contradictorios. Al mismo tiempo se mantenía un hilo subterráneo, una corriente emocional que les proporcionaba la unidad. Por el momento sigo con este método.

La expresión "en la luna" puede indicar el lugar real donde uno está - los americanos aterrizaron "en la luna" -, pero también el estar un poco ido o distraído. La idea de escribir sobre ese tema se la inspiró el nacimiento de su hijo.

·         El nacimiento de mi hijo tiene que ver algo con el título de esta función, pues cuando uno es muy pequeño se tienen muchas vivencias que, pasado el tiempo, ya no recuerdas a no ser que te las cuenten. Ante este fenómeno me pregunto cuál es el motivo de tal olvido. Se crea un bloqueo que lleva a ese olvido o bien todo eso se acurruca en el inconsciente. Por eso "en la luna" tiene también el sentido de "estar en la inopia". Jugamos al doble sentido. Los personaje viven en la luna pero son terrenales.

FOTO: ROS RIBAS

En la obra es un encargo expreso de La Abadía, y con el grupo de actores de La Abadía. Este grupo de actores no es extraño para Sanzol. Lucía Quintana, su pareja también interviene.

·         Los conozco muy bien y tengo mucha confianza con ellos. Para mí esto es fundamental a la hora de dirigir un texto y poder hacer un trabajo creativo más allá de lo normal. En cuanto a mi pareja es lógico que intervenga, pues llevamos trabajando junto durante 15 años.

Se desarrolla en la Luna, con vistas a la Tierra. Con la extrañeza que le brinda la perspectiva del "destierro" a otro planeta, Sanzol plantea un viaje por sus recuerdos más tempranos, esa infancia que es al mismo tiempo la infancia de la democracia en España.

·         Para un niño era imposible saber qué estaba pasando, pero lo intentábamos, y la excitación, el miedo, la esperanza, el caos, la palabra libertad... se quedaron grabados en nuestra memoria. Son los surcos de nuestro disco duro.

FOTO: ROS RIBAS

Alfredo Sanzol a los  tres años se fué a Navarra. Allí estudió Derecho en la Universidad de Navarra. Contemporáneamente estudió en el Taller teatral en el Instituto Navarro Villoslada con el profesor Ignacio Aranguren. Aquella experiencia le picó y vino a Madrid para ingresar en la Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD).

Como los griegos, su primer espectáculo, le valió la nominación a los Premios Max. Carrusel Palace obtuvo dos premios. Cous cous y churros fue aplaudida en las salas alternativas. Los siguientes títulos cimentaron su trabajo de dramturgo: Sí pero no lo soy (2008), Avaricia, lujuria y muerte (2009) (CLIKEAR), Días estupendos y Delicadas (2010) (CLIKEAR),

Además de la estructura de "sketch", un estilo que le caracteriza es que todas ellas están ambientadas en el pasado.

·         Hablar del pasado no quiere  decir que te alejes del presente. Es más, hablas del presente, porque según los neurólogos la memoria se reconstruye según esté en el presente. Hablar en el pasado es solamente un recurso mental. De este modo no banalizamos las cosas como cuando hablamos de algo  directamente. Al mismo tiempo evitamos los prejuicios mentales que bloquean lo importante de lo que cuentas.  

Alfredo Sanzol fue Ayudante de dirección de Gerardo Vera en el Centro Dramático Nacional y "de él aprendí a amar el teatro de texto y de la palabra"

FUNCIÓN

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