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CASA DE MUÑECAS
de
HENRIK IBSEN
dirigida por
AMELIA OCHANDIANO
e interpetada por
SILVIA MARSÓ, ROBERTO ÁLVAREZ Y PEP MUNNÉ
en el
TEATRO FERNÁN GÓMEZ
de
MADRID
Del 7 de abril al 1 de mayo de 2011
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HENRIK IBSEN |
De las obras del dramaturgo noruego Henrik Ibsen (Skien, 1828 - Cristianía, 1906), Casa de Muñecas (1879) es de las más representadas. Aquel portazo de Nora marcó época y con ella vino el escándalo: era intolerable que una mujer burguesa, acomodada y muy bien cuidada por su marido y el entorno social se rebelase contra su condición de mujer. ¿Qué más quería?
Nora, con un matrimonio idílico, no le gusta su papel de subordinación a un marido débil que tiene muy asumido el ser el patriarca, responsable de la economía, la familia y todo lo que se mueve en torno al hogar. La rebelión va más allá de su propio marido. Nora termina por no asumir las convenciones sociales, pues prefiere su realización personal
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NORA: TENTACIÓN DE DIRECTORES Y ACTRICES
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SILVIA MARSÓ / ROBERTO ÁLVAREZ
FOTO: PRODUCTORA |
Casa de muñecas es recurrente porque además del desafiante contenido es un plato apetitoso para las actrices.
· También para los directores – advierte Amelia Ochandiano, directora de esta versión -, puesto que contiene todos los elementos necesarios para embarcarse en una aventura llena de retos y sorpresas. Retos, porque cada personaje es de una riqueza asombrosa, llenos de matices, y de complejidad; personajes que comparten un mismo espacio, pero que defienden sus intereses con gran determinación pero en soledad, como animales con distintos comportamientos atávicos, encerrados en un hogar ficticio, en una Casa de Muñecas. Una función de personajes al límite. Una “función de actores”.
La “sorpresa” Amelia la descubre en la propia Nora:
· Nora es uno de los personajes femeninos más interesantes, con más aristas, más evolución dentro de la función y mayor amplitud de registros de toda la literatura dramática universal. Junto a esto siento (como siempre pasa con los clásicos) cuanto más me sumerjo en ella los personajes de su entorno adquieren más peso y que el dilema moral, el conflicto interno que se debate dentro de cada uno de ellos está cada día más vigente. Y estoy segura que a cada paso que demos analizando la función nos sorprenderemos más y más.
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UN PORTAZO CON PROLONGADO ECO, QUE, AQUÍ, NO EXISTE.
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SILVIA MARSÓ
FOTO: JESÚS VALLINAS |
El efecto sonoro del portazo final es uno de los descubrimientos de Ibsen, le es especialmente querido para Amelia como símbolo, pero lo ha eliminado.
· El portazo que da Nora y que va a resonar de país en país por todo el teatro universal, es ya mítico y simbólico. Desde que empecé a pensar en la posibilidad de poner en pie este texto, me asaltaba una imagen: la primera la del marido de Nora, Helmer. Permanece hundido en el sillón de una casa que se desmorona cuando Nora pega ese portazo. No sabe bien qué ha hecho mal, qué ha pasado exactamente y qué debe hacer para cambiar las cosas y convertirse (como le dice Nora) en un verdadero matrimonio. Esta imagen del “varón desconcertado” es de una vigencia indiscutible, porque ese portazo de Nora no solamente significa la ruptura del rol que la sociedad tenía encomendado a la mujer y el comienzo de su evolución como ser humano independiente del varón, sino también (y me gustaría hacer especial hincapié en ello) el comienzo de la verdadera revolución en la relación entre hombres y mujeres.
A pesar de que llegados al 2011, según Amelia, las mujeres han conseguido muchas cosas todavía sigue siendo un reto las reivindicaciones pues…
· Es necesario la propia evolución individual (de ambos) para poder luego convivir como iguales, sigue en pié.
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CARMEN GODOY / SILVIA MARSÓ
FOTO: JESÚS VALLINAS |
Para Silvia Marsó, que mete en su piel a Nora,
· Es la historia de una mujer que se atreve a buscar su lugar en el mundo. El viaje hasta llegar eso es lo más interesante de la obra. Nora es de los personajes más estudiados en las Escuelas de Arte Dramático. Es muy complejo y por ello da pie para el análisis. Oculta algo que le ha pasado en la vida y a medida que pasa el tiempo cae en la cuenta de algo que no quiere ver y se miente a sí misma. Este doble mundo es un reto para cualquier actriz. Como los grandes personajes de Strindberg, Chéjov y otros dramaturgos de ese calibre Nora tiene un fondo, un subtexto que la enriquece y obliga al espectador a ser más inteligente y agudo.
Los calificativos que Silvia aplica a Nora son: “valiente, generosa, con un gran sentido del amor. Le ha tocado vivir con una máscara de belleza, de perfección y de juguete. Sólo, al final, cae la máscara”.
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ROBERTO ÁLVAREZ / SILVIA MARSÓ
FOTO: JESÚS VALLINAS |
Silvia descubre las potencialidades de Casa de Muñecas, pues la obra más lejos del persona de Nora y su tragedia social.
· Ibsen retrata un ser humano que despierta. Ha vivido ciego y descubre la sociedad en la que vive. Cuestiona la sociedad, en primer lugar a través de su situación como mujer y su papel en ella. En el plano más íntimo, se cuestiona la relación con su marido. Lo interesante es ver a un ser humano que se descubre a sí mismo. Nora descubre que por encima de todos, convencionalismos, status, la familia, la sociedad y al cultura a la que perteneces, tienes que saber quién eres y no dejarte manipular.
Roberto Álvarez es el desconcertado Helmer.
· Es un gran reto pero es gratificante si consigues darlo por los matices que tiene: autoritario, equivocado y débil.
Este Helmer le dado bastante la lata a Amelia:
· Me ha interesado mucho trabajar a Helmer, al hombre. No era fácil porque no lo quería dar desde el punto de vista del “opresor”, sino desde ese varón absolutamente equivocado que al final se queda solo pensando en lo que ocurrirá después de ese portazo de Nora. Queda desconcertado t las últimas palabras de la función las pronuncia él. No entiende porque é ha pasado esto, cuando lo ha hecho todo como se suponía que lo tenía que hacer, como le habían enseñado a hacerlo.
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Roberto Álvarez resume el comportamiento de Helmer con una frase que, tras la función. Le dijeron:
· Resume el espíritu y la visión de Amelia sobre la obra: “me ha encantado el final. Tú, como Helmer, te vuelves vulnerable y ella como Nora, mujer”. Y es que en el fondo es un canto a la libertad individual, al derecho a sostener la dignidad como valor connatural al ser humano.
FUNCIÓN DE ACTORES
Amelia ha calificado a Casa de mulecas como una Función de actores y esa ha sido su guía para la puesta en escena.
· Es una función clásica, de texto, donde lo más importante es lo que se dice y sobre todo lo que no se dice pero se padece. Según esto mi apuesta es una función limpia, lo más despejada posible de artificios. Una función donde los personajes puedan expresar libremente lo que les ocurre en cada momento y que nos permita a la vez contar una historia que casi podría calificar como “cuento de terror”.
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PEDRO MIGUEL MARTÍNEZ (DOCOTR RANK) / PEP MUNNÉ (KROGSTAD) /
ROSA MANTEIGA (SEÑORA LINDE) / MAMEN GODOY (ELENA), CUCA VILLÉN (ANA MARÍA)
FOTOS: PRODUCTORA |
Amelia recuerda que Ibsen…
· …es un gran naturalista y exige de los actores que vivan y sientan el texto. Es muy difícil y por ello pido a los actores una gran concentración. La función debe nacer cada día, pues todos los personajes comienzan su proceso diariamente y es lo que puede enganchar a los espectadores.
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LIMPIEZA EN LA ESCENOGRAFÍA
Y TERROR EN LOS CONTRALUCES Y SOMBRAS
El cierto naturalismo que irradian los personajes invita a una concepción escenográfica realista, y ese ha sido, en muchas ocasiones, la estética del espacio escénico. Amelia se mueve entre dos aguas:
· No quiero un concepto realista, pero sí tiene que mostrarse como contenedor de los personajes y sus vivencias. En esta ocasión he vuelto a contar con la colaboración de Ricardo Sánchez Cuerda para el diseño de la escenografía y después de muchas conversaciones llegamos a la conclusión de trabajar en una casa semivacía, una casa incipiente y para ello hicimos que los personajes se acabaran de mudar a una casa nueva.
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SILVIA MARSÓ / ROBERTO ÁLVAREZ
FOTO. PRODUCTORA |
Esta concepción de “mudanza”, según Amelia, le permite:
· La limpieza y la libertad necesarias para que la puesta en escena sea esencial y misteriosa. Por otro lado conecta con el mundo maravilloso que cree Nora va a empezar para ella, va a verse amenazado y destruido. Para contar todo esto las sombras, los contraluces, las transparencias, las cajas semivacías y los pájaros disecados serán imprescindibles.
Si la escenografía quiere evitar un protagonismo intolerable, Roberto Álvarez apunta que
· …cobra especial protagonismo con los preciosos juegos de sombras de Felipe Ramos que dan este toque de “cuento de terror” del que ha hablado Amelia.
Si la época de la acción se minimaliza en la escenografía, no así en el vestuario:
· Tiene que reflejar una época – añade Amelia. Son años en los que la mujer era casi un objeto decorativo más dentro de la casa. Años en donde el sexo femenino debía perseguir una apariencia de fragilidad e inocencia que casi nunca respondía a la realidad, pero tranquilizaba a todos ya que los roles de cada uno estaban bien definidos. Años en que a las mujeres se les presentaba como muñecas. La evolución del personaje de Nora debe verse obligatoriamente reflejado en el vestuario, de tal manera que lo que al principio es un vestuario recargado y detallista, acaba convirtiéndose en esencial.
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ROBERTO ÁLVAREZ / PEDRO MIGUEL MARTÍNEZ / SILVIA MARSÓ
FOTO: JESÚS VALLINAS |
El reparto lo completan una serie de actores con un amplio curriculum en teatro, cine y televisión a; Rosa Manteiga (Señora Linde), Pedro Miguel Martínez (Dr. Rank), Pep Munné (Krogstad), Mamen Godoy (Elena), Cuca Villén (Ana María), Ionel (Pena Mozo). Según Amelia fue el poder contar
· con este equipo artístico adecuado el que me decidió a embarcarme en este proyecto, y aunque sabía que el camino no sería fácil, la idea de trabajar con un material tan jugoso (a todos los niveles) me llenaba de ilusión.
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La obra se ha estrenado hace un año en el Teatro Lope de Vega de Sevilla. Le siguió una amplia y exitosa gira y para Amelia el llegar a Madrid es “poner la guinda”
Título: Casa de muñecas
Autor: Henrik Ibsen
Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda
Iluminación: Felipe Ramos
Vestuario: María Luisa Engel
Imágenes y vídeo: Álvaro Luna
Diseño sonoro: Mariano Marín
Diseño gráfico y fotografías: Jesús Vallinas
Peluquería y maquillaje: Chema Noci
Sonido directo y vídeo: Mariano García
Ayudante de producción: Ionel Pena
Producción ejecutiva: Asunción Ruiz Villén
Producción: Teatro de la Danza de Madrid S.L. y Entrecajas Producciones Teatrales S.L.
Dirección de producción: Chusa Martín
Ayudante de dirección: Cris Lozoya
Intérpretes: Silvia Marsó (Nora), Roberto Álvarez (Helmer), Rosa Manteiga (Señora Linde), Pedro Miguel Martínez (Dr. Rank), Pep Munné (Krogstad), Mamen Godoy (Elena), Cuca Villén (Ana María), Ionel (Pena Mozo)
Dirección: Amelia Ochandiano
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ROSA MANTEIGA /SILVIA MARSÓ
FOTO: JESÚS VALLINAS |
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José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande
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