LA VENTANA DE CHYGRYNSKIY
DE MELANCOLÍAS E INCOMUNICACIÓN
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FOTO: COMPAÑÓA EL ZURDO |
Salvo los aficionados al futbol, y seguramente no todos, pocos sabrán que el personaje cuyo apellido figura en el título de esta pieza de José Ramón Fernández, no es de ficción, sino que se trata de una figura de ese deporte que formó parte a sus veintidós años de la plantilla del Barcelona. Si no ha dejado un recuerdo perdurable se debe, sin duda, a que su paso por el citado club fue breve. En efecto, procedente de su Ucrania natal, llegó a la ciudad condal en 2009, avalado por su fama de buen central y apenas un año después emprendió el camino de regreso. Unos dijeron que la causa de tan fugaz presencia en el equipo dirigido por Pep Guardiola se debió a que su juego no respondía a lo que se esperaba de él. Para éstos se trataba, pues, de un fichaje fallido. Para otros, en cambio, a la directiva no le cuadraban las cuentas y decidió desprenderse de él para hacer caja. En la obra se plantea una inverosímil tercera opción que tiene que ver con la nostalgia. En efecto, en ella se nos cuenta que el jugador, sin encomendarse a Dios ni al diablo, hizo abrir una ventana en su piso para ver, desde ella, a su madre cada vez que salía a quitar la nieve caída en el patio de su casa en la ciudad de Donetsk.
En la primera escena, asistimos a los vanos intentos del presidente de la comunidad de vecinos para convencer al jugador de que esa ventana es ilegal y debe clausurarla. Las dificultades para entenderse por el escaso conocimiento que éste tiene de nuestra lengua y la intervención de una intérprete añaden comicidad a una situación disparatada. Este toque de humor debiera bastar para despejar la sospecha de que el argumento de obra gire en torno a la melancolía de ese deportista venido de la Europa del este, pero si no es así, el autor despeja bien pronto cualquier asomo de duda. En efecto, va abriendo otras ventanas imaginarias con vistas a paisajes más cercanos. Son ventanas interiores que dan a otras viviendas del mismo edificio. A través de ellas, descubrimos la existencia de unos vecinos singulares: el ya conocido presidente de la comunidad, quién en la intimidad gusta travestirse; el que se acuesta en su cama y, cuando despierta, aparece metido en lecho ajeno; o la vendedora de colchones y otros enseres útiles para el descanso corporal, cuya estrategia comercial incluye, además de su labia, habilidosos ejercicios acrobáticos.
Estos personajes protagonizan una sucesión de escenas breves que van configurando en clave surrealista el retrato de una sociedad urbana desconfiada y reservada, la cual ha convertido las delgadas paredes de sus viviendas en muros impermeables que impiden su comunicación y que, cuando ésta se produce inevitablemente, sea en la calle, en la escalera o en el ascensor, elude mostrarse como realmente es.
No estamos ante una obra tan ambiciosa como otras del mismo autor, pero sí ante un cuidado trabajo de encargo que, al tiempo que divierte, nos invita a reflexionar sobre la difícil convivencia en las grandes urbes. En este nuevo fruto de la colaboración entre la compañía Teatro El Zurdo y José Ramón Fernández se pone de manifiesto una vez más la buena sintonía existente entre ambas partes. Se adivina una estrecha complicidad durante el proceso creativo. El resultado es un espectáculo atractivo y amable, que arranca con buen pie con la presencia de un trío de músicos callejeros que recibe al público tocando sus instrumentos y concluye con una nevada que cae sobre la sala causando cierto alboroto. En un escenario sencillo, cuyo principal elemento escenográfico es la puerta de un ascensor, se producen los encuentros – o desencuentros- de los inquilinos del inmueble. Bajo la dirección muy abierta de Luis Bermejo, los cinco actores del reparto dan vida, con dominio de su oficio y contagioso entusiasmo, a unos personajes dibujados con trazo grueso. En esa tarea destaca la vis cómica de Nuria Benet, a la que los colchones que vende le sirven de red para sus piruetas circenses.
Título: La ventana de Chygrinskiy
Autor: José Ramón Fernández
Músicos: Fernando Lago, Grozdan Alecsandrog y Chete.
Dirección artística: Monica Boromello
Iluminación: Victor Cadenas
Diseño Gráfico: Chapo
Movimiento: Basiru John
Auxiliar de escenografía: Alessio Meloni
Auxiliar de producción: Aida Villar
Producción: Producciones El Zurdo S.L.
Jefe de producción: Luis Crespo
Compañía Teatro El Zurdo (Comunidad de Madrid)
Intérpretes: Miguel Barderas, Nuria Benet, Beatrice Binotti, Luis Crespo y Eugenio Gómez.
Dirección musical: Fernando Lago
Dirección: Luis Bermejo.
Duración: 75 minutos.
Estreno en Madrid: Sala Cuarta Pared, 7 – I - 2011
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FOTO: COMPAÑÍA EL ZURDO |
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JERÓNIMO LÓPEZ MOZO
Copyright©lópezmozo
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