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Madame Butterfly. crítica PDF Imprimir E-mail
Escrito por José Ramón Díaz Sande   
Miércoles, 10 de Febrero de 2010 14:48
MADAME BUTTERFLY
[2009-06-30]

El segundo programa de Ópera Romántica era Madame Butterfly de G. Puccini, ópera conocida popularmente por el aria de Cio-Cio-San (M. Butterfly) - Un bel di vedremo - y el famoso coro de murmullos del final Segundo Acto.
 

 

MADAME BUTTERFLY

Título: Madame Butterfly
Música: Giacomo Puccini
Libreto: Luigi Illica y Giuseppe Giacosa basado en la obra teatral de David Belasco 'Madame Butterfly (1900)' ,la historia de John Luther Long 'Madam Butterfly (1898)' y de Pierre Loti 'Madame Chrisanthème (1887)'
Opera en 3 actos
Compañía Ópera Romántica
Intérpretes:
María Ruiz de Orduña (Cio-Cio-San), Francesco Pío Galasso (Pinkerton), Santos Ariño (Sharpless), Ana María Hidalgo (Suzuki), Lorenzo Moncloa (Goro), José Alberto García (Yamadori), Carlos London (Bonzo), Elena Ramos (Kate)
Duración: 2 Horas 35 Minutos aproximadamente con 2 descansos de 10 minutos.
Estreno en Madrid: Teatro Compac Gran Vía,
12 – V - 2009

El segundo programa de Ópera Romántica era Madame Butterfly de G. Puccini, ópera conocida popularmente por el aria de Cio-Cio-San (M. Butterfly) – Un bel di vedremo - y el famoso coro de murmullos del final Segundo Acto. Son, por otro lado, dos fragmentos de gran brillantez musical y de una melodía memorizable.
 

Las representaciones de Madame Butterfly desde el comienzo tuvieron varias versiones. De todos es conocido el monumental fracaso del estreno en la Scala de Milán en 1904. Con ajustes en el libreto y en la parte musical ese mismo año se estrena en Brescia y obtiene el éxito que había intuido Puccini. Otras versiones fueron la traducción al inglés en Estados Unidos, la de París y lo que se llama Versión Estándar. Todas estas últimas tienen pocas variantes. (1)

La versión primera dividía la acción en dos actos. A partir de la de Brescia el Segunto Acto queda dividido en dos partes, pero algunas versiones optan por los Tres Actos como sucede con Ópera Romántica.


Los criterios para elegir una u otra versión, parecen más bien seguir las líneas de la puesta en escena elegida. Por ejemplo cuando se habla de dos partes, éstas se representan seguidamente. La primera termina con el famoso coro de murmullos y se hilvana con la obertura, que visualmente se rellena mediante el amanecer o la discreta coreografía en sombra chinesca de la propia Butterfly a través del traslúcido entramado de la casa. Cuando se prefieren los tres actos con caída de telón en cada uno, la obertura se interpreta sobre el telón o bien se intenta visualizar con alguna escena, como es el caso que nos ocupa.
VERSIÓN DISCOS DE PASTA (6)
TOTTI DAL MONTE Y BENIAMINO GIGLI

Puestos ya en esto de la escenografía, el libreto describe una colina cerca de Nagasaki y una casita al estilo japonés con sus traslúcidas paredes corredizas. En la primera parte y segunda del segundo Acto, estamos en el interior de la casa. En la mayoría de las versiones se opta por la colina, un exterior, y la casita de paredes corredizas, de modo que en ciertos momentos podemos ver el interior.

Ópera Romántica - en Madrid, ya que por las fotografías de prensa el escenario varía en otros lugares – opta por una fórmula que suele agradar al espectador medio: el cambio de escenarios. El primer acto lo divide en dos cuadros. Al levantarse el telón estamos en el puerto de Nagasaki, insinuado mediante unas velas esquematizadas de otros veleros. De entre cajas sale una escalinata de barco por la que desciende Pikerton. El puerto está poblado de viandantes – ellos y ellas – con su vistosos kimonos. En este cuadro es donde Goro le describe la casita a Pinkerton, la presentación de la doncella de Cio-Cio-Sun y le habla de los preparativos de la inmediata boda con Cio-Cio-Sun. En las otras versiones, al estar ya en la casita sobre la colina las descripciones se indican sobre el lugar. Llegado el momento de la ceremonia, será Cio-Cio- Sun y sus invitados los que entrarán en escena. Aquí la transición se hace a la vista del público. Los veleros suben hacia las alturas y el ciclorama de fondo deja entrever a Cio - Cio - Sun ataviada para la boda con sus invitados ante la casita. Al poco, el ciclorama ascenderá a los cielos y ya todos nos encontramos en la colina. Esta concepción, un tanto cinematográfica,  resulta un hallazgo, pues da variedad. Lo que sucede es que en esta ocasión, el reducido espacio del escenario le da un cierto tono colegial, que se ve empeorado por una iluminación excesiva. Imagino que en escenarios más amplios, todo ello resulta estéticamente más aceptable y la iluminación podría matizarse mejor.

La casita sobre la colina, sigue los esquemas conocidos y poco hay que objetar, a excepción de unos toscos cipreses de fondo, excesivamente acartonados. ¿Por qué cipreses? ¿Por ser historia de muerte? Al principio la tenebrosa iluminación del fondo los disimula y es mejor. Después con mayor potencia de luz, no resulta agradable la visión del fondo.

El interior de la casa se resuelve bien, bajando paneles de paredes traslúcidas de diseño japonés a la vistas del espectador.


MONUMENTO EN NAGASAKI
PUCCINI Y
MADAME BUTTERFLY
AUTOR: TAMAKI MIURA

En el último acto, sobre la obertura, volvemos al velero puerto de Nagasaki. No se ve el por qué. Puede haber una explicación. En el libreto se indica el canto coral de voces marineras con el Ohé, ohé. También se subraya el ruido de cadenas y echar el ancla. Todo ello sobre el telón bajado. Este ambiente portuario es el que parece pretender transmitir la escena del puerto de Nagasaki a la vista del público. Salvo las velas, no lo transmite, pues inexplicablemente, en el mencionado puerto solo deambulan pausada y anodinamente japoneses en kimono negro, que son los que después entonarán el Ohé, Ohé…  Su explicación puede estar en la necesidad de sacar el coro afuera, por la imposibilidad de espacio en el interior o la dificultad de que el canto llegara. Si se mantiene habría que buscar otra puesta en escena más atractiva.

El mismo criterio de sacar el coro a escena se sigue al final del segundo acto con el coro de los murmullos. Tradicionalmente el coro suena entre cajas. En este caso es un acierto, pues en combinación con una sugerente iluminación se crea un clima mistérico especial de gran evocación. Si ese coro siempre subyuga, aquí la plástica lo potencia, transformando la escena en un ritual de oración de gran belleza.

De sobras es conocida la historia de la Butterfly. Vista con los ojos de nuestro siglo, todo se reduce, en el fondo, a lo que hoy llamamos “turismo sexual con menores”. Por eso, el abuso de Pinkerton sigue indignando y la historia se transforma en un abuso de poder y de imperialismo. De hecho durante la segunda guerra mundial fue prohibida en Estados Unidos, por las connotaciones negativas del yanqui Pinkerton.

A nivel musical es ópera para lucimiento de la soprano. Ella lleva el peso de toda la obra vocalmente. El resto de las voces casi son partenaires para que avance la acción. Sorprende gratamente la interpretación de María Ruiz en Butterfly. Es una voz llena de matices y con una potencia no frecuente.  Indudablemente es la triunfadora de la velada y el público lo supo apreciar con entusiastas aplausos y bravos. Vuelve a destacar Santos Ariño como Sharples, el cónsul y también Ana María Hidalgo en Suzuki. Pinkerton corrió a cargo de Francesco Pío Galasso. He tenido la misma sensación que en La Bohème, un torrente de voz con agudos seguros, pero que requiere matices.


DISEÑO: HOHENSTEIN

El conjunto del reparto en sus breves intervenciones completan una agradable velada, desde el punto de vista musical. A destacar musicalmente el coro de murmullos del final del segundo acto.

Una de las aportaciones que ofrece este grupo de cantantes jóvenes es el físico. Aunque en estos últimos tiempos el “palmito” de los cantantes de ópera ha disminuido de volumen, las grandes voces tienden a mostrar ya, por edad, cierta orondez. Aquí no, lo cual ayuda a la credibilidad de los personajes.

Vistas estas dos representaciones y cambiado el “chip operístico”, hay que reconocer que el trabajo de Ópera Romántica es loable. Posee una dignidad suficiente y cubren ese espacio intermedio del género. No se explica cómo iniciativas como éstas no puedan encontrar una ayuda institucional.


(1)
ESTRENO DE LA 1ª VERSIÓN
Teatro alla Scala, Milan, 17 de Febrero de 1904
Cio-Cio-San: Rosina Storchio
Pinkerton: Giovanni Zenatello
Suzuki: Giuseppina Giaconia
Sharpless: Giuseppe de Luca
Director: Cleofonte Campanini

ESTRENO DE LA 2ª VERSIÓN
Teatro Grande, Brescia, 28 de Mayo de 1904

ESTRENO DE LA 3ª VERSIÓN
Covent Garden, London, 10 de Julio de 1905

ESTRENO DE LA 4ª VERSIÓN
Opéra-Comique, Paris, 28 de Diciembre de 1906


José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande


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Última actualización el Sábado, 15 de Mayo de 2010 16:40
 
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