LA DEL MANOJO DE ROSAS 

• Al celebrarse el centenario de La Gran Vía, pensamos que La del manojo de rosas, que tiene que ver mucho con Madrid, podría ser un título válido. Además posee una partitura muy apetitosa porque combina música sinfónica, con ritmos modernos, para la época, como era el "foxtrot" y la farruca. Hicimos una Compañía en la que se conocieran bien y buscamos la ayuda de Chevi Muraday, que es uno de los más implicados coreógrafos en la danza actual. Le pregunté ¿qué podría hacer en una zarzuela que presenta un mundo caótico de preguerra y que  combina muchos lenguajes musicales e interpretativos  y que pudiera dar la contemporaneidad? La otra pieza a encajar era el director musical. Recurrimos a Lorenzo Ramos, puesto que la música de Sorozabal es una música sinfónica.

Lorenzo Ramos (Viena) fue el último alumno de Karl Österreicher. Es licenciado en dirección de orquesta y diplomado coral por la Escuela Superior de Música de Viena. Ha desempeñado numerosos cargos: director asistente de la Joven Orquesta Nacional de España (1997/ 98); director artístico musical de la Escolanía del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (1998/02); director titular de la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid (2001/04); director  del Coro Nacional de España (2003/05) y desde 2008 asume la dirección de la temporada lírica del Teatro Cervantes de Málaga. Ha dirigido diversos Festivales de Música y paralelamente ha realizado la edición crítica de Música Clásica de Chapí (ICCMU) y del Miserere de Eslava (Tritó).

• Lorenzo ha recuperado la partitura original de El manojo de Rosas – desvela Carlos Fernández de Castro - , la cual no se ponía desde hace años. Ha sido importante dicha recuperación. La orquesta cuenta con 36 profesores, incluida el arpa.

La historia se desarrolla en 1934, por lo tanto en la cercana preguerra   española. Es un libreto que no conviene, pues, trasladar a nuestra época, porque tiene bastantes connotaciones y alusiones históricas. 

• Ese marco caótico de preguerra – añade Carlos – lo he insinuado, en la escenografía, cubriendo los edificios con telas. Y ahí pasa esa historia de amor. A lo largo de la obra se  perciben dos mundos: uno más ligero como es el de  Espasa y las músicas de chotis, y otro más denso como es el de la pareja central.

La Chulapona y La del manojo de Rosas poseen una relación especial. Emilio Sagi Barba había formado Compañía con el empresario Manuel Herrera Oria y habían reformado el Teatro Fuencarral. La temporada no fue bien y quien salvó la situación fue La del manojo de Rosas, obra que Sorozábal compuso en las partes de sus protagonistas – Joaquín y Ascensión - para el hijo de Sagi, Luis Sagi Vela y Maruja Vallojera.

• Sorozábal a partir del modelo La Chulapona arriesga más – añade Lorenzo -, pues la ambienta en su tiempo y recurre como género al sainete en dos actos, lo cual era algo insólito, porque el género del sainete era patrimonio del género chico. Tuvo un gran éxito, le dio gran fama y buenos ingresos para SGAE.

• …todo un acierto por muchos motivos. Uno de ellos es el equilibrio del libreto. Los personajes cómicos tienen gracia al hablar como en los años 30. El personaje de Espasa en su modo de hablar emula a la Enciclopedia Británica. Con respecto a la música, los números son bailables a ritmos de charlestón, foxtrot, farruca. Este aspecto bailable es propio del género chico. La partitura está muy cuidada. Tiene garbo sin caer en lo populachero, modernidad, evocaciones de Strawinsky en las melodías chocantes y acordes, bailables. El foxtrot es digno de Bernstein en la forma ejecutable. Ha sido importante el contar con una orquesta amplia.

• Al llamarme Carlos – declara Chevi – me sorprendió, pues no se suele contar con coreógrafos contemporáneos para estos menesteres de zarzuela. Me faltaba la  zarzuela y como soy madrileño pues me gustaba conocerla. El proceso ha sido muy divertido. He coreografiado el foxtrot y la farruca, que son números muy complejos musicalmente y con muchos giros. Para los cantantes – Enrique R. del Portal (Capó) y Aurora Frías (Clara) – fue un reto, pues tienen que lanzar la voz y seguir los movimientos.  Ves que la partitura lo necesitaba.

• Teatro es todo. La ópera es teatro y danza. Una y otra son acciones dramáticas. En todo este mundo del teatro hay algo que me preocupa. El teatro es algo colectivo. Yo no creo en los genios aislados, sino en genios que trabajan conjuntamente. Diariamente tiene que haber unos vasos comunicantes entre los actores y el director. Lo mismo que entre los cantantes y el director de orquesta. Esto me interesa sobremanera. Me interesan las personas y no los famosos. Con los que he trabajado ahora son gente con una capacidad extraordinaria. Estoy superagradecido a su trabajo.

Enrique R. del Portal es, ya, toda una institución en esto del mundo musical, y digo musical porque no solamente se mueve en el mundo de la zarzuela sino en las comedias musicales anglosajonas que vinieron por España. Recuerdo que cuando vi el programa de Los miserables y su nombre en él, sabiendo que provenía del mundo de la lírica –digamos zarzuela – me  esperé lo peor. Mi sorpresa fue mayúscula. Su mundo lírico no interceptaba la calidad y frescura de otro estilo. Enrique quiere precisar lo del baile en la zarzuela en estos últimos años: 

• En la zarzuela siempre se ha bailado, sobre todo los cómicos. Lo que eclosiona ahora es que se trata de coreografías muy organizadas e integradas en la propia narración. No se trata, como antes, de parcelas estancas.

Una de las soluciones es limpiar y aggiornar los libretos. Y en eso no hay escrúpulo que valga. Sin embargo se es más reticente con la partitura musical. 

• Considero que hay que limpiar las partituras – advierte Lorenzo -, para ver la intención original del autor. El público se ha acostumbrado a lo que se hizo o a lo que se corrigió. Muchas obras han sufrido la revisión por el propio autor y la que vale es la última, porque se encuentra la mano del autor. Otra mano que haga variaciones tiene que ser más prudente. Lo que no se puede convertir es en un simple musical. Es decir no podemos pensar que ya no vale el estilo del cantante lírico y lo dejamos a nivel del musical, que supone otro tipo de vocalización. Si hacemos eso nos cargamos la lírica. Cada música tiene su canto. Es un tema delicado. No basta la excusa de llenar la sala.