PASSPORT
TRAS LA PESADILLA COTIDIANA
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RESEÑA, 1993
NUM 239, pp.35 |
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Gustavo Ott fue conocido popularmente, en España, gracias a Divorciadas, Angélicas y Vegetarianas. No obstante ya había entrado con Passport. Miguel Medina Vicario, celebraa la llegada de autores jóvenes a la escena.
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Desde Venezuela nos llega la feliz noticia de que un dramaturgo de 30 años cuenta ya con pleno reconocimiento público. Los jóvenes autores caminan por ahí gozando de los espacios que aquí se les niega desde el mismísimo Juan del Encina. La observación se hace tan obligada como inútil. Nadie la escuchará, que andamos nosotros muy ocupados en averiguar las causas de la decadencia progresiva de nuestra escena, y no es cosa de entretenerse en asuntos adjetivos.El caso es que Passport pertenece, desde luego, al pulso de un autor lúcido, instalado en su época, y por tanto buen conocedor del momento. Es pieza breve en tiempo real e intensa en contenido, como corresponde a la estructura básica de la pesadilla.La historia parte de un absurdo aparente: un joven se queda dormido en el vagón del tren donde viaja y aparece en una estación sin nombre perteneciente a un país desconocido. La incomunicación comienza por el verbo y produce unas primeras situaciones incómodas, enojosas, rozando coherentemente la comicidad. Pero el desconocimiento del idioma no es más que el símbolo de un cúmulo de incomprensiones y terrores de mayor rango: insolidaridad, xenofobia, terrorismo, droga... Atmósfera reconocible donde todo humano alcanza la categoría de sospechoso. De modo que el conflicto se transforma rápidamente en un torbellino de violencia y odios hasta mostrar el más crudo drama.
Cuarta pared realiza un trabajo impecable. Comprende bien que allí se manejan pulsiones de Kafka y Beckett esgrimidas desde el desconcierto social que padecemos. Economía en la sinuosidad escenográfica, y precisión de los ritmos que se aceleran o ralentizan con justeza. Los actores logran dibujar personajes abstractos, apenas sombras manejadas por una estructura - destino social - de la que forman parte como piezas serviles. Desde la ingenuidad a la crueldad, aquellos espantajos contemporáneos, oscuros, nos advierten que el horror que provocan debe buscarse más allá de sus propias actuaciones.
La propuesta, por auténtica, contraviene los gustos actuales y en su mínima difusión reposa su máxima grandeza.
Título: Passport.
Autor: Gustavo Ott.
Intérpretes: Encarna de las Heras, Francisco García, Angel García. Escenografía y Vestuario: Cuarta Pared.
Iluminación. Alfonso Parra y J. Luis Gómez.
Dirección: Javier G. Yagüe.
Estreno en Madrid: Sala Cuarta Pared, 4 -III-93. |
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Miguel Medina Vicario
Copyright©medinavicario
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