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Un busto en el cuerpo. Crítica. PDF Imprimir E-mail
Escrito por Eduardo Pérez Rasilla.   
Domingo, 04 de Abril de 2010 18:29

UN BUSTO AL CUERPO
HUMOR DESENFADADO Y CRÍTICO

[2008-11-05]

Un busto en el cuerpo, como otras obras de Ernesto Caballero viajó al extranjero. La penúltima semana de Mayo de 2004 se ponía en escena en Nueva York su obra Un busto al cuerpo, por la compañía de habla hispana Nuevo Repertorio.


 

RESEÑA 2000
NUM. 318, pp. 32 - 33

UN BUSTO AL CUERPO
HUMOR DESENFADADO Y CRÍTICO

Un busto en el cuerpo, como otras obras de Ernesto Caballero viajó al extranjero. La penúltima semana de Mayo de 2004 se ponía en escena en Nueva York su obra Un busto al cuerpo, por la compañía de habla hispana Nuevo Repertorio.


Título: Un busto al cuerpo
Autor: Ernesto Caballero
Iluminación: Miguel Ángel Camacho.
Escenografía: Garaíalde y Sánchez Asociados.
Intérpretes: Carmen Machi,
Susana Hernández,
Raquel Cordero.
Dirección: Ernesto Caballero
Estreno en Segovia: Teatro Juan Bravo,
28 – IV - 2000.


UN BUSTO EN EL CUERPO
(Versión de Madrid,
Sala Triángulo),
Intérprete: ROSA SAVOINI

La obsesión por el cuidado del cuerpo ha llegado a convertirse en algo patético. La ansiedad que produce la insatisfacción a la hora de valorar el propio aspecto físico puede generar situaciones que resultan a la vez cómicas y desesperadas. Ernesto Caballero ha dedicado su última comedia a investigar las posibilidades dramáticas de este asunto, a partir de un posible y frecuente caso: una chica desea operarse los pechos porque está descontenta con su escaso volumen. Desde esta situación, el dramaturgo enhebra una historia sencilla en su desarrollo, pero eficaz en sus logros humorísticos y su habilidad para plantear unas cuestiones tan incómodas como absurdas.

La ya extensa producción dramática de Caballero se caracteriza precisamente por su tono crítico, que se vierte a través de unas situaciones impregnadas de humor y de ternura. En su último período parece advertirse un acercamiento más inmediato y explícito al mundo contemporáneo, y un recurso al ingenio, que en ocasiones puede propiciar un humor sarcástico, aunque no se renuncie habitualmente a la simpatía hacia sus personajes (o, al menos, a algunos de ellos). Es también patente en su escritura la preocupación técnica, que no evita el efectismo teatral, la sorpresa, aunque ésta se supedite siempre a lo que el dramaturgo quiere contar y no a la inversa. Y nunca falta en su obra un riguroso trabajo de lenguaje, habitualmente a partir de los tópicos, los eufemismos o los excesos verbales, que se parodian pero que sirven además como agudo instrumento crítico de la realidad inmediata.

Todo ello puede verse en Un busto al cuerpo, título bisémico y sugestivo, en consonancia con ese humor crítico y con esa ironía que con tanta soltura maneja el dramaturgo. La historia se cuenta de manera rápida, a veces fragmentaria, para lo cual se utiliza con precisión la elipsis, pero esto no impide el empleo del viejo recurso del aparte, parodiado o tal vez remozado, por ejemplo, en la secuencia de la cena, en la que cada uno de los personajes sale al balcón a expresar su estado de ánimo o su punto de vista. El tópico se trasciende una vez más de manera sutil, aunque en esta ocasión el dramaturgo haya renunciado a excesivas complejidades y haya preferido lo inmediato para enfrentarse con buen pulso a la obsesión por el cuerpo perfecto. La comedia es divertida, cuenta con momentos de brillantez y de ingenio, y resulta inquietante a pesar de su humor. El único reproche que puede hacerse a su escritura es la falta de un desenlace que sorprenda, que rompa con las expectativas que se han ido generando.

El espectáculo se ha montado con sencillez, incluso con ciertos aires de funcionalidad. Un amplio mueble constituye el punto central del espacio escénico: se transforma y transforma los diversos ambientes, y de él extraen los personajes los diferentes objetos empleados a lo largo de la historia. Pero la creación del espacio debe mucho a la excelente iluminación de Miguel Ángel Camacho.

Por lo demás, una comedia de  estas características sólo tiene sentido a partir de un trabajo actoral sólido. En esta función no puede decirse que se alcance habitualmente el nivel de la brillantez, pero la labor de las actrices es siempre convinccente y eficaz. Me gustaron especialmente algunos momentos del trabajo que realiza Carmen Machi, que interpreta el papel posiblemente menos agradecido y lo resuelve, sin embargo, con decisión y con una notable capacidad para que resulte atractivo.


Eduardo Pérez – Rasilla
Copyright©pérezrasilla


TEATRO JUAN BRAVO
Plaza Mayor 5
40001 - Segovia,
ESPAÑA
+34 921 460 036

 

Última actualización el Sábado, 01 de Mayo de 2010 11:27
 
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