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La Gata sobre el tejado de cinc caliente. Reseña. 1996 PDF Imprimir E-mail
Escrito por Eduardo Pérez Rasilla   
Martes, 08 de Febrero de 2011 10:28

RESEÑA. 1996
NUM. 272, pp. 20.

LA GATA SOBRE EL TEJADO DE ZINC CALIENTE

DIFÍCIL EMPEÑO

 

TONI CANTÓ, AITANA SÁNCHEZ GIJÓN
FOTO: TEATRO ESPAÑOL

La gata sobre el tejado de zinc caliente, una de las piezas más conocidas de Tennessee Williams, vuelve sobre algunas de las obsesiones dominan­tes del dramaturgo. Así, el motivo de la homoxesualidad o la presen­cia de unos personajes esencial­mente instintivos, biológicos, que se agarran decididamente a la vida, casi de una manera animal, salvaje. Pero, sobre todo, la pieza vuelve so­bre la frustración de quien anhela un ámbito de autenticidad y de pu­reza y sólo encuentra a su alrededor hipocresía y mentira. Brick ha deci­dido renunciar a vivir y entregarse a la bebida, única forma de aneste­siar su insoportable relación con el mundo. Frente a él, su mujer, Mag­gie, se aferra a la esperanza de en­gendrar un hijo como expresión de la continuidad vital, deseo que comparte el viejo abuelo, quien, pe­se a su irreprimible deseo de vivir, se encuentra condenado a muerte por una enfermedad incurable. Jun­to a ellos desfilan unos personajes marcados por la mediocridad y por el interés económico, lo que pone un contrapunto ordenancista a las dimensiones biológicas de Maggie y del abuelo, y nihilista de Brick. Todos luchan por algo que anhelan vehementemente, que necesitan de una manera imperiosa. Saben que aquello que pretenden es un impo­sible, pero no pueden dejar de lu­char decididamente por conseguir­lo. Esta actitud les lleva a combinar la acción brutal o descarada con el empleo de complejos mecanismos psicológicos.

 

En consecuencia, los tres perso­najes centrales ofrecen a los actores que los encarnan posibilidades de extraordinario lucimiento. Sin em­bargo, no puede olvidarse la extre­ma dificultad de esos papeles. Justamente esa mezcla de fuerza y de contención, de pasión y de sutileza, los hace sumamente complejos y re­quiere actores dotados de un espe­cial vigor personal y una amplia ga­ma de recursos interpretativos. Si no es así, estos papeles tan atracti­vos a priori se convierten en una trampa para quienes los desempe­ñan, en cuanto que ponen de mani­fiesto con especial transparencia la inmadurez o las carencias de los actores que los afrontan, y esto es lo que ocurre en cierto modo con Aita­na Sánchez-Gijón y Toni Cantó, in­térpretes de Maggie y de Brick, respectivamente. Los dos cuentan con una trayectoria actoral más o me­nos importante, pero su labor en es­ta ocasión no alcanza los niveles de calidad y hasta de energía que se­rían precisos para desempeñar con brillantez su cometido. En líneas generales su interpretación es co­rrecta, contenida, elegante, pero en conjunto resulta pobre. En favor de ambos ha de decirse, sin embargo, que nunca recurren a la estridencia, nunca se sirven de elementos fáci­les. Las lagunas de su interpreta­ción han de buscarse más en las ca­rencias que en los excesos.

 

Carlos Ballesteros, por el contra­rio, está convincente en un papel dominado precisamente por la energía y hasta por la brusquedad. Ballesteros ha basado la composi­ción de su personaje en unas indu­dables condiciones físicas y en una voz especialmente apropiada para la figura que encarna. Su interpreta­ción resulta en este caso eficiente e incluso brillante en muchos mo­mentos.


La dirección ha optado por ba
­nalizar la composición de los demás personajes. Se destaca la veta ridícu­la de sus conductas y se llega en al­gunos momentos incluso a la carica­tura. El resultado no es bueno, aun­que en ocasiones pueda provocar una fácil hilaridad. Tratados así, es­tos personajes pierden interés y, cuando en la última escena recae so­bre algunos de ellos el peso de la ac­ción dramática, la tensión del drama decae notablemente, justo en el ins­tante en el que se necesitaba que re­sultaran más creíbles, más huma­nos. Entonces hay que optar por una súbita transformación -que parece muy poco creíble- de los personajes del hijo mayor y de la madre. Sus intérpretes son Juan Ca­lot, no siempre afortunado, y Alicia Hermida, quien, a pesar de unas in­teresantes condiciones actorales, se enfrenta con un personaje que no ha sido trazado de manera demasiado coherente: se ha acentuado de manera innecesaria la dimensión grotesca - que innegablemente for­ma parte del personaje, pero no lo configura por completo, hay en ella otros aspectos-, lo cual hace difícil comprender la hondura y la digni­dad de los sentimientos que mani­fiesta en las escenas finales.

 

El espacio escénico, sobrio y monumental a la vez, es hermoso y está determinado por una bellísima iluminación, en la que de nuevo se advierte el exquisito gusto de Mario Gas, y por la presencia de una enor­me cama que casi lo ocupa por completo. Desde luego, la elección de este objeto no está determinada por la funcionalidad, más bien ha de pensarse en una intención sim­bólica, que casi parece de corte psi­coanalítico. La cama constituye la obsesión de Maggie en su afán de recuperar las relaciones físicas con Brick, pero el signo, así entendido, resulta excesivamente obvio.

 

La puesta en escena, por lo ge­neral, revela la mano de un creador que sabe resolver con calidad, con fluidez y con oficio los problemas que plantea el texto. Como en otros trabajos de Mario Gas, se advierte un sereno dinamismo en el desarro­llo de la acción y en la distribución de los movimientos de los persona­jes en escena. El empleo de la músi­ca para intensificar algunos momentos de las extensas escenas y las intensas conversaciones entre los personajes principales parece dis­cutible, y, en algunos momentos, puede llegar a ser tediosa.

 

Título: La gata sobre el tejado de zinc caliente.

Autor: Tennessee Williams.

Versión: Manuel Angel Conejero.

Escenografía y vestuario: Carlos Abad.

Dirección e iluminación: Mario Gas.

Intérpretes: Aitana Sánchez-Gijón, Toni Cantó, Rosa Renoll1, Alicia Hennida, Juan Caot, Carlos Ballesteros, Alberto Muyo y Javier ROll1án.

Estreno en Madrid: Teatro Español, 2-1I1-1996.

CARLOS BALLESTEROS / TONI CANTÓ
FOTO: TEATRO ESPAÑOL
 

Eduardo Pérez – Rasilla
Copyright©pérezrasilla

 

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Última actualización el Martes, 08 de Febrero de 2011 17:08
 
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