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CIRCO AÉREO ACROBÁTICO
EN EL
MATADERO DE LEGAZPI
LE SINGE DE SAUDIEU
UNA LEYENDA AFRICANA CONTADA
A TRAVÉS DEl LENGUAJE CIRCENSE
Y DE LA DANZA
Por
EL CIRCUS BAOBAB |
Título: Le singe de Saudieu
(adaptación de la versión de 2000: La légende du Singe
Tambourinaire).
Idea original: Laurent Chevalier y Telivel Diadlo.
Coreografía: Ibrahima Coumbassa
Escenografía: Jean Michel Poitreau y Philippe Moutte.
Disñeo de iluminación: Jean-Marie Prouvèze
Iluminación: Christophe Lacombe.
Vestuario: Fabienne Desflèches y Daouda Camara.
Sonido: Didier Delaine
Fotos: Philippe Cibille.
Músicos: Momo Wandel Soumah (Canto, saxofón alto y
soprano), Laye Camara (Flauta), Ibrahima Sory (Palafón), Amadou
Camara (Bolón, canto), Abdoulaye Kouyate (Kora, guitarra y
canto), Kerfalla Camara “Bakala” (Dum dum), Alhassane Camara
“Sartagnan (Djembé), Fadama Kourouma (Djembé), Ségou Sydia Sylla
(Djembé), Amadou Bangoura (Sampán).
Acróbatas y bailarines: Yamoussa Camara, Fodé Camara,
Mohamen Laye Camara, Aboubacar Bangoura, Ibrahim Kouyate, Alsény
Soumah, Morlaye Touré, Morlaye Soumah, Daouda Camara.
Bailarinas y coro: Fanta Camara, Safiatou Soumah,
Moussoukoro Bangoura, Makoura Kourouma, Nana Bangoura.
Dirección Musical: Momo Wandel Soumah.
Dirección Escénica: Kabiné Traoré.
Puesta en escena: Pierrot Bidon
Director del Circo Baobab: Pierre Bidon. |
FOTO: LEONE&VITALI-MATRIX |
Desde
hace varios el mundo del circo ha buscado otros derroteros.
Siguen existiendo los circos de siempre en que malabaristas,
trapecistas, equilibristas, fieras, payasos y todo lo que puede
surgir del mundo de la fantasía tienen cabida y sólo hay que
buscarles un hilo conductor – siempre externo – para que aquello
aparente cierta coherencia. Después viene la apoteosis final. Ha
habido años en que la fórmula pareció decaer y se buscaron
nuevos caminos. Uno de los más
celebrados ha sido le Cirque du Soleil en el que la poesía y la
lírica así como lo sorprendente y mágico son su marchamo.
El
Circus Baobab no es el de Solei – “cada uno tiene su camino”,
ha dicho el director Pierrot Bidon, “y no tratamos de seguir el
del de Soleil” -, pero tampoco es el tradicional de toda la
vida. Ha buscado otra vía. Parte de una historia narrativa y la
expresa a través de varios lenguajes, en el que el del circo -
en su rama de trapecistas, equilibristas, la cuerda fija,
malabaristas, acrobacias – tiene mayor preponderancia. Otros
modos de expresión son la danza, la música, los zancos, la
acrobacia danzada, la percusión… Debido a que los intérpretes
vuelan por los aires, se le ha denominado circo aéreo o también
circo acrobático. Posee también una ubicación muy concreta:
África, y las historias que nos cuentan son fruto de su
patrimonio cultural, remontado hasta el principio de los tiempos
de sus tribus. Lo mismo sucede con los instrumentos musicales,
que junto a los habituales – saxofón y flauta - se echa mano de
los más prístinos y autóctonos - palafón, el bolón, la
kora, el
dum dum, el djembé, el sampán - , cuyos nombres y sonidos son
desconocidos para los que somos profanos en la cultura guineana,
porque este Circus Baobab es patrimonio de Guinea.
La historia que nos cuenta es Le singe de Saudie, cuya primera
versión fue La légende du Singe Tambourinaire. Un enorme
Baobab
preside la aldea. Tradicionalmente es el lugar de encuentro de
los habitantes, para festejar los días y dirimir sobre sus
cuestiones cívicas y políticas. El que este Circus recurra a la
especificación de Baobab, tiene el mismo significaco. Un Circus
como lugar de encuentro, en palabras de Pierre Bidon.
Un buen día la aldea se ve inundada por los monos, instigados
por el mono tamborilero en lo alto del Baobab que muestra cierta
prepotencia con el sonido de su tambor, pieza sagrada e
inalcanzable para los ciudadanos. La invasión crea el desastre y
la desolación. El jefe de la aldea ofrece a su hija en
matrimonio al guerrero que consiga atrapara al mono tamborilero,
jefe de los monos. So Dyeu será el aguerrido guerrero que
llevará a buen término la hazaña y como recompensa obtendrá a
todas las hijas del jefe.
A través de todos los lenguajes mencionados se transmite esta
leyenda, recibida en la comunidad guineana por vía oral, lo
mismo que otras muchas. La irrupción de los monos se lleva acabo
por el patio de butacas, acosando a los espectadores. Saltos y
gritos imitadores de los simios hasta llegar al escenario. La
acción devastadora y juguetona, propia de ellos se expresa – y
aquí el lenguaje usado le viene como anillo al dedo – mediante
saltos en el aire, ayudados por la cama elástica y los
equilibrios, saltos de trapecio y demás virtuosismos propio de
los saltimbanquis. Sus saltos rayan casi lo insólito y el
riesgo. Lo más novedoso es que en todo momento, la acrobacia y
su entorno están al servicio de la historia, hasta el punto de
transformar ciertos movimientos ortodoxos – caídas en pie o
volanderías con
el trapecio – y ponerlos al servicio de la
configuración del personaje o de la escena. No es, pues la
historia una disculpa para que salten, canten o dancen, sino que
tales modos de expresiones son vehículos para contarnos la
historia. Hay que admirar la destreza acrobática de los
intérpretes que van más allá de la mera habilidad técnica, ya
que introyectan el personaje a través de la mencionada técnica.
El mundo de la danza – predominante en ellas – reproduce los
ritmos y contorsiones africanas al son de la percusión de demás
instrumentos y resultan subyugantes. Pero hay algo más las
“bailarinas” no se limitan a danzar o cantar, sino que también
son capaces de la acrobacia en la construcción de la torre
humana.
La música, presente desde el principio, crea eficazmente el
ambiente dramático de la historia y acompaña acrobacia y danza.
A todo esto hay que añadir la belleza colorista, sobre todo en
el jefe de la aldea y en el guerrero, del vestuario.
Hay un tema que podría ser interpretado un tanto freudianamente.
La percusión del tambor en lo alto – según declaraciones de los
responsables de la historia – viene a ser el sustituto del
golpeo de las manos del mono sobre su torax, así como la emisión
de un grito. Tal sonido y tales gritos excitan a las mujeres,
hasta llevarlas a lo que en occidente calificamos de “furor
uterino”. Explicado así aparece como la llamada a la sexualidad
y al instinto más primigenio de la selva para animales y
humanos. De hecho el premio para el guerrero no solamente será
la hija, sino todas. Quiere decir que como sucede en todas las
culturas, los mitos ancestrales poseen su raíz en el origen de
la vida.
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José Ramón Díaz Sande
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MATADERO DE LEGAZPI
Paseo de la Chopera, 10
MADRID
Tf. 010
Metro: Legazpi – Línea 6
(Linea 3 cerrada, Servicio Alternativo
Bus E3 entre Legazpi y Argüelles)
Bus diurnos:
6,8,18,22,45,47,59,62,76,78,79,85,86,88,123,148,247)
Bus nocturnos: N12,N13,N14,N15
Bus interurbanos: 414,415A,415B,421,422,426,427,447,448 |
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