EL QUIJOTE XRA TORPES
(EL QUIJOTE PARA TORPES)
INGENIO, HUMOR Y SIMPATÍA
ES ESTE PECULIAR QUIJOTE
Título:
El quijote Xra Torpes (El Quijote Para Torpes)
Autor: Juan Manuel Cifuentes.
Escenografía: Ana del Castillo Archiaga.
Figurinista: Gabriela Salaverri
Iluminación: Víctor Fernández Guerra.
Ayt. De Vestuario: Beatriz Novillo.
Realización de Atrezzo: Ana Montes.
Ayt. De Dirección: Paula Castaño.
Productora: SMEDIA (Plural Multimedia y Ocio, S.L.)
Elenco: Esperanza Pedreño, Nacho Rubio, Israel Ruiz.
Dirección: Juan Manuel Cifuentes.
Estreno en Madrid: Pequeño Teatro Gran Vía, 7 de junio
de 2005.
El
Pequeño Teatro Gran Vía 66, que de “pequeño” tiene poco, ya
que es una confortable y espaciosa salita a la italiana en los
bajos del Teatro Gran Vía 66 (antes cine), alberga obras de
pequeño formato. Ya lleva dos Rondó para dos mujeres y dos
hombres y un monólogo de J. Corrales. Su tercera obra
es un D. Qujote, lo cual no podría ser menos en este
Centenario en el que los quijotes han proliferado como setas. La
única diferencia, es que este montaje es el auténtico y el que
se acerca más a la Conmemoración del Centenario. Vamos, al menos
eso es lo que nos dicen los conferenciantes-actores. Y nosotros
nos lo creemos ¿por qué no?
El autor y director de toda esta divertida velada es Juan
Manuel Cifuentes, que los aficionados a la comedia musical
lo ubicarán pronto, porque es el Sancho de El
Hombre de la Mancha (1997) en la versión de Luis Ramírez,
estrenada en el Teatro Lope de Vega. Posiblemente el día
a día con el Hidalgo Cantarín le ha hecho rumiar el extenso tomo
que es el Quijote y toda la parafernalia, comentarios manidos y,
a veces, pretensiosos que pululan por libros, bibliotecas y
mentideros.
El primer gran alarde del texto es conseguir que en hora y media
leamos y veamos representado todo el Quijote, para paliar
aquello de que “nadie se ha leído entero el Quijote”.
Bueno, pues, tras la función, uno cree, optimísticamente,
habérselo leído.
Esperanza
Pedreño - de gran vis cómica sin forzamientos -, Nacho
Rubio e Israel Ruiz son los tres caraduras,
convertidos en conferenciantes histriónicos que apechugan con
leernos El Quijote, incluido el aparato crítico. Si el
texto ha conseguido una sorprendente capacidad de síntesis, los
tres actores consiguen una traducción cómica escénica y de
palabra que nos lleva continuamente a la sonrisa y a la
carcajada. Se trata de un inteligente humor realizado a base del
actor y de la plástica de elementos mínimos, sea en objetos,
vestuario y un gran panel de colores y figuras que giran en su
momento oportuno.
La trama del Quijote termina por convertirse en una sucesión de
alusiones irónicas a situaciones actuales sociales y políticas,
cuya virtud – rara ave en el humor español – es el uso de la
insinuación rápida evitando toda reiteración. Hay, pues, un
tratamiento crítico de la sociedad que nos rodea.
En su estructura este Quijote Xra Torpes, se acerca mucho
a la del teatro de los cómicos de la legua o pipirijaina que,
antiguamente, recorrían los pueblos con un repertorio que se
podía clasificar en varias categorías a tenor del número de
actores que llevaban en la carreta: bululú, ñaque, gangarilla,
cambaleo, garnacha, bojiganga, farándula y compañía. En sus
representaciones hay de todo un poco. No sé si de esto ha sido
consciente Juan Manuel Cifuentes, el cual además del
texto dirige la obra, pero por el modo de utilizar el preñante
vestuario y los transformables objetos me ha recordado ese
ambiente.
Los tres actores jóvenes despliegan una gran versatilidad
cómica, en un ritmo que no decae en ningún momento. Ingenio,
humor y simpatía es este peculiar Quijote para personas que solo
disponen de hora y media.
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