EL BÚFALO AMERICANO
IMPRESIONANTES ACTORES
JAVIER MAGARIÑO (DON DUBROW)
JOSÉ V. MOIRÓN (TEACH)
JUAN ANTONIO LUMBRERAS (BOB)
FOTOS: JAVIER TRABADELA |
Título: El Búfalo Americano.
Autor: David Mamet.
Versión: Fermín Cabal.
Diseño de Escenografía: Damián Galán.
Realización Escenografía: Espectáculos Ibéricos.
Estilismo y vestuario: Mayte Álvarez.
Selección Musical: Teatro del Noctámbulo.
Iluminación y sonido: Alberto T. Moreno.
Imagen y Video: Rodrigo Gómez y Juanjo Vadillo.
Producción: Teatro del Noctámbulo.
Fotografía: Javier Trabadela.
Intérpretes: Javier Magariño (Don Dubrow),
Juan Antonio
Lumbreras (Bob),
José Vicente Moirón (Teach).
Dirección: Paco
Carrillo.
Estreno en Madrid: Teatro Círculo de Bellas Artes
(Teatro Fernando de Rojas), 1 de junio de 2005
David
Mamet en 1966 aparecía con una obra, El Búfalo Americano, que
desmontaba lo que se ha dado en llamar el sueño americano.
Mamet, después en su producción, seguiría desmontando el sistema
idílico y tan deseado por los que conocíamos la vida americana a
través de Hollywood o lo que nos decían. No obstante David, no
era sino el heredero y en llevar a sus últimas consecuencias, lo
que la generación de Eugene O’Neill, Arthur Miller,
Tenesse
Williams, por citar nombres relevantes, ya habían denunciado. En
sus obras, tragedias modernas, el ciudadano burgués americano
terminaba por ser la víctima del sistema o de las intrigas
ajenas. Lo que Mamet añadía, era que en esa fabulosa América hay
seres muy a ras de suelo y en ella también existían los
perdedores. Perdedores que rayan en la estupidez y rozan el
absurdo.
La habilidad de David Mamet es el recurrir a la discreta comedia
como género para contarnos una historia que en el fondo es
triste y apropiarse, también discretamente, del teatro del
absurdo al construir unos tipos y una situación que roza lo
hilarante, en ciertos momentos. Diseña unos tipos simplones,
primitivos en su filosofía y chapuceros en la gesta – el futuro
robo – que van a emprender. La trama, historia, argumento o como
se le quiera llamar, no es sino una disculpa para entrar en el
interior de los personajes y su interrelación. De alguna manera
recuerda el tipo de films de la bina Azcona – Berlanga.
El 15 de Febrero de 1990, en versión de
Fermín Cabal, se
estrenaba en el Teatro Alfil de Madrid. Teatro del Noctámbulo,
parte de esta versión aunque - en opinión de los responsables –
con algunos retoques para acercarla a la realidad española y
cortes por cuestión de ritmo. El tal acercamiento, creo que no
importa mucho y personalmente, al menos yo, lo he notado poco o
lo he “sentido” poco. También es posible que la tal denuncia en
España no es tan sangrante, porque estamos más acostumbrados a
que nuestra gente se desparrame por las calles en busca de un
chapuza laboral con que intentar sobrevivir. En España, que yo
recuerde, nunca hubo un sueño que desmontar.
Lo que hay que destacar de este montaje, más que el impacto del
tema en sí, es la labor de dirección e interpretación. Como
decía “Jezulín”, en dos palabras: “im-presionante”. Es una feliz
vuelta al teatro de la palabra, en el que no cabe trampa. O hay
actores o no los hay. Hacía tiempo que yo no asistía a una
función en la que todos los actores – es verdad que son
solamente tres – están excelentes y con una gran variedad de
matices que van desde el tono de comedia al rasgo naturalista.
Son totalmente creíbles
en el tipo de esos tres idiotas que
planean el robo de la moneda: El Búfalo Americano. Los actores
desaparecen, generosamente, bajo la piel de los personajes, y
esto es lo mejor que un actor puede ofrecer al teatro.
Recitación del texto y movimiento fluyen sin trompicones ni
puntos muertos. A ello se añade una gran labor de dirección de
Paco Carrillo que cuenta con el ritmo rápido y que crea momentos
de tensión y de fuerza.
Una escenografía funcional y sugerente, junto a inspirada y
simple iluminación contribuyen a universalizar el texto.
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