SOBRE HORACIOS Y
CURIACIOS
Contra la guerra
Título:
Sobre Horacios y Curiacios
Autor: Bertolt Brecht
Dirección: Hernán Gené
Espacio escénico y atrezzo: Deborah Macias
Iluminación: Pedro Yagüe
Música: Wladimir Wagener
Intérpretes: Luis Bermejo, Julio Cortázar, David Luque,
Markos Marín, Ramón Merlo y Daniel Moreno
Estreno: Teatro de la Abadía, 22-IV-2004
Brecht escribió Los Horacios y los Curiacios en
colaboración con M. Steffin. Fue en 1934, en vísperas del auge
del nazismo. Su pretensión, además de alertar del peligro que se
avecinaba, era mostrar a los estudiantes, de forma sencilla, los
mecanismos de la guerra. Ocasión tuvieron sus destinatarios de
comprobar en la realidad su funcionamiento y sus consecuencias.
No sería correcto afirmar que el discurso didáctico del
dramaturgo alemán cayó en saco roto con el argumento de que, en
los setenta años transcurridos, las guerras han seguido
sucediéndose sin solución de continuidad. Lo que ocurre es que
quiénes manejan sus hilos no van al teatro y, si fueran, harían
caso omiso de lo que allí se dice, pues de ellas viven. Pedirles
que arrojen piedras contra su propio tejado sería demasiado,
pero nunca está de más afearles su conducta y estorbar sus
maniobras hasta donde sea posible. Quién sabe la influencia que
las masivas manifestaciones del pueblo español contra la guerra
de Irak han tenido en la decisión de retirar a nuestras tropas
del campo de batalla. Sean, pues, bienvenidos los alegatos que
se formulen desde los escenarios contra la guerra.
En el caso que nos ocupa, los personajes creados por Brecht y su
colaborador, se han vestido, por decisión del director del
espectáculo, Hernán Gené, de payasos. La propuesta original es
puesta patas arriba: el escenario se ha transformado en pista de
circo y lo que en ella sucede tiene un aire festivo, de inocente
y lúdico juego, aunque por debajo de la arena discurran ríos de
tristeza. Cuando el ser humano se ríe de sí mismo, la tragedia
asoma su rostro por la esquina más cercana. La trouppe que Gené
ha reunido se constituye en singular ejército cuyas armas son de
juguete y cuyo objetivo es oponer a la guerra de verdad, la
guerra burlona de los artistas. La aceptación de que ése es el
último recurso que le queda al hombre sensato para mostrar su
rechazo a la guerra puede ser interpretada como la asunción de
su derrota, pero también como la apertura de una nueva vía para
despertar, entre tanta gente que cierra los ojos ante los
desastres de esta plaga que sacude el mundo, sentimientos
pacifistas.
Ocultos sus rostros bajo las máscaras circenses, no resulta
fácil identificar a los actores, a pesar de que los personajes
que interpretan tienen rasgos propios y, por tanto,
diferenciadores. Todos realizan un excelente trabajo.
Pertenecientes al equipo artístico de La Abadía, en cuyo Centro
de Estudios han recibido o reciben formación, durante algún
tiempo han trabajado de la mano de Gené, que a su dilatada
experiencia en diversos campos de la actividad teatral, añade su
especialización en el trabajo del payaso en el marco concreto
del teatro. Este proyecto, de larga gestación, ofrece un
resultado más que satisfactorio de su labor investigadora.
Jerónimo López Mozo
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Teatro de la Abadía
(Centro de Estudios y
Creación Escénicos de la
Comunidad de Madrid)
Sala Juan dela Cruz
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