LA HIJA REBELDE
La
historia de Annie Silva
Título:
La hija
Rebelde (A filha rebelde)
Textos:
José Pedro Castanheira y Valdemar Cruz
Dramaturgia:
Helena
Pimenta
Escenografía:
José Manuel
Castanheira
Vestuario: Ana Garay
Coreografía: Nuria Castejón
Diseño de Iluminación:
José Carlos
Nascimento
Intérpretes: Ana Brandão, Eurico Lopez, Lídia
Franci, Víctor Norte, Célia Alturas, Marques D’Arede, Joana Brandão,
Manuel Coelho, Raquel Dias, Bibi Gomes, José Henrique Neto, Alexandre Ovídio,
Rui Quintas, Nádia Santos, Sérgio Silvia, Anabela Teixeira, Jaime Vishal, Amílcar Azenha
Músicos: Jaume Xavier, João Cabrita, José
Raminhos, Nuno Allan, Filipe Raposo, Ruben Alves.
Dirección musical: João Cabrita
Puesta
en escena: Helena
Pimenta
Estreno
en Madrid:
Teatro
de Madrid,
24 – V - 2007
Duración: 1hora 30 minutos |
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La hija rebelde se basa en
una historia real. Su protagonista es Annie
Silva Pais, hija del director de la represiva PIDE portuguesa y casada con
un diplomático suizo. Sobre su vida, José
Pedro Castanheira y Valdemar Cruz escribieron una novela titulada La filha
rebelde, que ha servido como referencia para este espectáculo, cuya versión
dramática ha escrito Margarida Fonseca
Santos y ha llevado al escenario Helena
Pimenta.
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El núcleo
de interés de la historia radica en el contraste entre el origen familiar de Annie y la fascinación que siente por
Cuba y por su Revolución, con motivo del viaje que realiza en compañía
de su marido a mediados de los años sesenta. Este deslumbramiento, al
que se suma el estímulo no menor que ejerce sobre ella la figura de Ché Guevara, provocará en Annie una profunda transformación a
raíz de la cual abandona a su marido y se integra en la empresa de
la Revolución
cubana, a cuyas tareas se suma con entusiasmo. Regresará más tarde al Portugal de
la Revolución de
los claveles, donde tendrá ocasión de visitar a su padre en la cárcel, y, de
nuevo en Cuba, fallecerá como consecuencia de un cáncer en 1990, apenas
cumplidos los 54 años de edad. |
Sin duda,
se trata de una biografía atractiva, que atraviesa la historia de dos países
con trayectorias apasionantes y diversas, pero que en algún momento se
entrecruzan. Sin embargo, el interés de
los hechos históricos o biográficos, como es sabido, no implica necesariamente la
posibilidad de una buena obra teatral. El espectáculo que vemos, de magnífica
factura formal y de cuidado esmero en todos los aspectos de la escenificación, no
siempre ha sido capaz de transformar en materia
dramática los problemas de Annie
Silva consigo
misma, con su marido, o con su entorno
familiar y social. Así, sólo en algunas escenas de Annie con su marido o con su madre nos percatamos de la existencia
de un conflicto de naturaleza dramática. Por lo demás, se pasa de puntillas
sobre las zonas oscuras o enigmáticas de la vida de Annie, lo que convierte a la función en algo demasiado esquemático,
que poco o nada ayuda a entender la biografía del personaje y refuerza de paso
la proclividad de tantas biografías, incluida ésta, hacia lo hagiográfico. La hija rebelde no sólo carece del más
elemental sentido crítico, sino que ni siquiera se advierte en este guión
escénico un verdadero intento de profundizar en las motivaciones y en los
problemas del personaje.
Ciertamente,
los aspectos propiamente espectaculares, y no dramáticos, de La hija rebelde han sido brillantemente
resueltos. El atractivo espacio escénico, el vestuario, la coreografía y, sobre
todo, la música, son muy superiores a la propia narración teatral de la
historia, y consiguen estampas y momentos de notable animación y belleza. A
estos elementos hay que añadir, además, la composición escénica y el movimiento de actores, aspectos en los que se advierte la sabia mano
de la directora Helena Pimenta.
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