.:: Crítica Teatro ::.

LA CONTROVERSIA DE VALLADOLID
LA PALABRA HECHA, REFLEXIONADA Y MACERADA
EN LAS BODEGAS DE LA HISTORIA

Título: La controversia de Valladolid
Autor: Jean-Claude Carrière
Traducción: Simón Morales
Escenografía e iluminación: Carles Alfaro
Vestuario: María Araujo
Caracterización: Toni Santos
Sonido: Xavier Amat
Documentación Histórica: Pere Riera
Traductor del náhualt: Lucio Carpanta
Construcción escenográfica: Jordi Castells
Ayudante de dirección: Gloria Balaña
Ayudante de Producción: Nati Sarriá
Técnico de luces: José Antonio Luque
Maquinista: Guillem Sánchez
Fotografía: David Ruano
Producción: Bitò Produccions, Festival Grec,
Esfera Espectacles

Producción ejecutiva: Bitò Produccions
Productor técnico: Sabih Masó
Intérpretes: Ferrán Rañé (Bartolomé de las Casas),
Manuel Carlos Lillo (Sepúlveda), Enric Benavet (Legado),
Carles Asquimbau (Superior), Quim Lecina (Colono),
Piero Steiner (Bufón), Raúl Cáceres (Indio),
Abril Hernández (India), Aliou Danfa (Servidor Negro).

Dirección: Carles Alfaro
Duración aproximada: 1 hora y 35 minutos
(sin intermedio)

Estreno en Madrid: Teatro de la Abadía,
Sala José Luis Alonso, 23 de febrero de 2006.



FOTOS: DAVID RUANO

A mediados del siglo XVI, todo una acontecimiento histórico-dialéctico se desarrolla en un convento de Valladolid, la cuestión es: ¿tienen alma los indios?. Este hecho y esta pregunta inspiraron al autor francés Jean-Claude Carrière a escribir una novela y posteriormente a adaptarla al teatro. Carrière es reconocido guionista y colaborador en algunas obras de Luís Buñuel, Peter Brook, Louis Malle, Volker Schlöndrff, Jean-Luc Godard, Andrzej Wajda, Nagisa Oshima o Milos Forman entre otros. Carles Alfaro, director y admirador de Carrière, con el impulso del actor Ferrán Rañé, decidió llevar esta obra a los escenarios en el Grec Barcelonés.

La obra-debate está basada en la animalidad o animidad de los indígenas del Nuevo Mundo. Tras el descubrimiento de América, los españoles se enfrentan a una cuestión sumamente controvertida, ¿tienen alma los habitantes de aquellas tierras o son una especie inferior o incluso animal? Reconocer que tienen alma supone declarar que son hijos de Dios, que tienen iguales derechos que los españoles, y como ciudadanos del imperio no podrán ser tratados como esclavos, sino como hombres libres. Esto, que hoy puede resultarnos un tanto trasnochado, lejano o incluso primitivo, en su tiempo fue todo un avance y un logro: plantear este tema a través del discernimiento de la palabra.

Esta obra, en clave polémica, está presidida y auspiciada por el Vaticano, cuyo legado habrá de decantar la cuestión a un lado o a otro. Es decir, a través de la dialéctica, la contraposición lógica y argumentada de ideas, y la rivalidad de dos concepciones antropologías se llegará a la verdad. Quizá sea la forma de discutir, más que el argumento, lo que ya no nos parezca tan trasnochado y tal vez tenga una lectura muy actual.
 


ENRIC BENAVENT/PIERO STEINER
FOTO: DAVID RUANO
En un único y aislado escenario, la sala capitular del convento dominico de San Gregorio de Valladolid, se desarrolla todo el entramado. Éste, está presidido por una gran cruz de fondo, que asiste expectante como el público al debate. El escenario flotante y giratorio, empieza moviéndose lentamente, los cuatro personajes principales se sitúan cada uno en un lado del cuadrado escénico. Si bien, el protagonismo tiene forma de triángulo cuyo vértice principal es el legado pontificio que se abre al fiscal y al defensor de indios. Al ir girando el escenario, el espectador tiene la posibilidad de situarse al lado de cada una de las líneas ideológicas, incluso físicamente; en definitiva ver desde distintas ópticas, lo que cada personaje percibe, piensa y siente. Cuando la discusión alcanza su punto álgido el escenario girará más a prisa indicando la gravedad y tensión del momento, y permitiendo demostrar como la verdad de cada actor pasa por las narices del público. ¿Tendrán los indios alma? Al final decide el legado pontificio, pero también el espectador puede sacar sus propias conclusiones pues contempla al igual que él el desarrollo de la cuestión.
 

FERRÁN RAÑÉ
FOTO: D. RUANO

 

La obra se inicia prácticamente a oscuras, con tres lámparas de aceite que dan una luz tenue y misteriosa, y nos transportan a un austero convento del s. XVI. Tras ella aparecen los personajes, fray Bartolomé de las Casas, que se coloca a la derecha bajo una de las lámparas con su atril documentado, y Juan Ginés de Sepúlveda que se coloca igualmente a la izquierda. El Prior del convento se encarga de anunciar la entrada del legado pontificio, vestido de rojo suntuoso que contrasta con el ambiente austero de los religiosos dominicos y del negro-austria del caballero español. El legado toma posesión de su sede de madera tosca, y con algunas incursiones en italiano, pero la mayoría con un castellano italianizado, da comienzo al histórico debate. Aristóteles, San Pablo, San Lucas, giran en boca de los interpretes que invocan su autoridad para llevar sus argumentos al puerto de la verdad y el reconocimiento.

Además de estos personajes, aparece en escena, para examen, una familia de indígenas traída directamente de América. Con ella pretenden comprobar si tienen alma, para lo que se les amenazará con matar al hijo, para ver si sufren, y seguidamente se les trae un bufón para ver si tienen capacidad de reír; si bien ésta más que con el bufón queda patente con la caída del clérigo vaticano. La familia amerindia tiene también la posibilidad de expresar unas palabras en su lengua materna, esto es una novedad con respecto al texto original.

Por último, un caballero colonizador español aportará su experiencia en este asunto y abrirá el debate desde un punto de vista tan real como cierto, el coste económico que supondrá que los indios tengan alma.

Bartolomé de las Casas (Ferran Rañe), es un dominico temperamental que conoce la situación de los indígenas directamente. Sus viajes y sus estancias en Nuevo Mundo le han llevado a tomar una postura a favor de los habitantes de aquellas tierras, con los que se está cometiendo verdaderas atrocidades. Su mensaje o su discurso, además de plagado de ideas, aporta documentos y datos de experiencia vivida que le lleva a una defensa vehemente y agresiva. Su físico rechoncho y de cutis rosado pero duro le dan un toque de realidad y autenticidad al experimentado fraile.
 
Ginés de Sepúlveda, filosofo, jurista, y teólogo español (Manuel Carlos Lillo), de voz grave y adusta, de languidez negra, desposeído del ímpetu vital de su contrincante, y con las solas armas de sus estudios y documentos, hace una representación notable del caballero español de este siglo, sin faltarle garra o fuerza cuando el fraile le acusa de inhumano.

El Prior dominico, (Carles Arquimbau), asume el papel con la naturalidad y ayuda de un físico perfectamente adaptable a este personaje. Su tonsura, su nariz, su altura enjuta muestran a un superior un tanto melifluo y servil, más interesado en el status quo de la cuestión que en la verdad del asunto.

RAÚL CÁCERES/ABRIL HERNÁNDEZ
FOTO: DAVID RUANO

El Legado Pontificio, (Enric Benavent), envuelto prácticamente en un rojo sangre, da solemnidad y seriedad al acto, él actúa de juez y arbitro, no exento de un toque de humor pontificio. Su italiano se mezcla con su castellano con total naturalidad, su papel distante e imparcial lo hacen el centro neutral de la historia, porque en su mano está la decisión.

Una luz tenue da una halo de misterio a la obra, los hábitos dominicos, la tosquedad de los artilugios hacen que todo nos transporte a otra época, casi a otro mundo. El público se sumerge en el tiempo para asistir a este acontecimiento histórico donde contempla como se utiliza la palabra hecha, reflexionada y macerada en las bodegas de la historia.


Francisco Javier Caballero
Copyright©javiercaballero




SALA JOSE LUIS ALONSO

Teatro de la Abadía
C/ Fernández de los Ríos, 42
28015 – Madrid
Tel.: 91 448 11 81
Fax.: 91 448 61 32
Metro: Quevedo, San Bernardo,
Argüelles, Moncloa, Canal,
IslasFilipinas
Bus: 2/16/37/61/202
Localidades: Taquilla (Tel.: 91 448 16 27)
Horario: Martes – Sábados: 17,00 – 21,00 horas
Domingos: 17,00 – 20,00 hora
Telentradas y CaixaCatalunya (Tel.: 902 10 12 12)
Pag. Web: www.teatroabadia.com
Prensa: prensa@teatroabadia.com