LA REVISTA NEGRA FIESTA Y COMPROMISO DE JÉRÔME SAVARY.   UNA DE LAS SORPRESAS MÁS AGRADABLES DE LA TEMPORADA TEATRAL MADRILEÑA

Título: La revista negra. New Orleáns for ever Guión dirección y escenografía: Jérôme Savary Coreografía: Wanjiru kamuyu y Brian Bagley Iluminación: Pascal Nöel. Vestuario: Michel Dussarrat. Sonido: Virgil Hilaire. Arreglos y dirección musical: David Boeddinghaus. Producción: Ópera Cómica y Festival Internacional de Peralada Actores: Miquel Ángel Ripeu, Michel Dussarrat, Allen Hoist, Jimmy Justice, Nicole Rochelle. Bailarines: William Abballi Pérez, Brian Bagley, Carmen Barika, Stéphanie Batten Bland, Meimouna Coffi, Santiago Herrera Quesada, Kendrick Jones, Wanjiru Kamuyu y Myorah Middleton. Músicos: James Alsanders (batería), Otis Bazoon (Saxo y clarinete), Allen Hoist (saxo soprano), Orlando Poleo (percusiones), Thomas Saunders (contrabajo y saxo bajo), Christopher Tyle (trompeta y corneta). País: Francia Idioma: Inglés Duración aproximada: 1 hora y 30 minutos (sin intermedio) Estreno en Madrid: Matadero de Legazpi, 25–VII-2006.

La revista negra ha sido una de las sorpresas más agradables de la temporada teatral madrileña. El espectáculo, imaginado y dirigido por Savary, toma como referencia la mítica estancia en París, en 1923, de Josephine Baker y el grupo de jazz que la acompañaba, pero no para reproducir íntegramente aquella “Revista Negra”, sino para contar los orígenes del jazz como una historia vinculada al proceso de adquisición de libertad para la raza negra y al mestizaje de culturas y de lenguajes. El claro mensaje de solidaridad entre los pueblos, de denuncia del racismo, la opresión y de la mentira, de crítica al colonialismo, de confianza en el papel del jazz - y de la música y el arte en general - como forma de relación y de convivencia se hace más incisivo aún con la decisión de situar la acción de la obra en los momentos inmediatamente posteriores al huracán Katrina en Nueva Orleans. El homenaje se vuelve así múltiple y elaborado, y el discurso político coherente, limpio y comprometido.

Pero, aunque no faltan aspectos sentimentales, apelaciones a la emoción directa e inmediata del espectador, informaciones precisas y documentadas sobre la historia de la esclavitud y del racismo, o digresiones sobre las analogías del jazz con otros fenómenos musicales, La Revista negra es ante todo un espectáculo gozoso, divertido y brillante, extraordinariamente cuidado en cada uno de su detalles, prodigioso en su profesionalidad y pleno de talento por parte de todo el amplio equipo que lo ejecuta. Una leve trama imagina a un productor francés que viaja a la destruida Nueva Orleans para buscar cantantes, músicos y bailarines que reproduzcan en el París de hoy la conturbadora actuación de Josephine Baker en 1923. Y este viaje da pie a evocaciones y homenajes, a guiños llenos de comicidad e ironía, a momentos de emoción y, al despliegue de un conjunto de extraordinarias coreografías, canciones e interpretaciones musicales que configuran una revista de impecable factura y de extraordinaria belleza. Un trabajo, en definitiva, ejemplar en cada uno de sus aspectos, desde la música al vestuario, desde la escenografía a la iluminación, pero ejemplar, sobre todo, en la calidad artística y profesional y en la entrega de actores, músicos y bailarines.

Para culminarlo, la intervención final del propio Savary, entrañable, irónica, lúcida, crítica, divertida y cómplice, cerró una inolvidable velada en la que sólo eché en falta un poco más de pasión por parte de un público tan poco acostumbrado a los espectáculos de calidad que acaso no supo encontrar la reacción de entusiasmo y disfrute a la invitaba a gritos La revista negra.