.:: Teatro Músical ::.

CALIXTO BIEITO
Y
LA ZARZUELA

en la

REVISTA RESEÑA


RESEÑA, 1996
NUM, 276, pp. 20

LA VERBENA DE LA PALONA (1996)

versión de

CALIXTO BIEITO

Es el primer musical que dirige Calixto Bieito

(…) Y del siglo XV (se refería a Cervantes con El retablo de la maravillas) a la España de la Restauración con una versión “brechtiana”, por decirlo de algún modo, de nuestra celebérrima Verbena de la Paloma. Voces críticas (¡) ha tenido esta visión en claroscuro naturalista del verbenesco mundo “con azucarillos” que mostraron Ricardo de la Vega y Tomás Bretón. Por mi parte creo que la propuesta es sumamente interesante, de un gran vigor escénico, de una milimétrica energía en el movimiento de masas corales – energía stanislavkiana a la rusa según Meyerhold y Liubimov – por lo que cabe felicitar al director Calixto Bieito, aun poniendo en solfa su operación actualizadora el escaso vuelo reflexivo del original, que sin embargo bien vale como modesta “tranche de vie” de aquella España lumpen y encallada con la que tantos gobiernos reformistas y progresistas hubieron de bregar hasta la gran catarsis del 36. (…)
 


Ferrán Corbella
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RESEÑA, 1998
NUM 296, pp. 47

EL BARBERILLO DE LAVAPIÉS (1998)

Versión de

CALIXTO BIEITO


(…) Aunque Barbieri y Bretón fueron enemigos declarados, El barberillo de Lavapiés ha sido la obra programada inmediatamente después de Los amantes de Teruel (Tomás Bretón). Esta zarzuela, castiza por antonomasia, ha contado con un estupendo y singular montaje firmado por Mónica Quintana (escenografía) y Calixto Bieito (dirección de escena). Se mezclan en las tablas (así como en el vestuario) elementos del XVIII, XIX y contemporáneos. Una gran maquinaria de inspiración brechtiana - en continuo juego - y una notable variedad de elementos, dinamizan la escena sin agobiada.
JESÚS CASTEJÓN Y CORO (1998)
FOTO: JESÚS ALCÁNTARA
En el último cuadro, se organiza una verdadera orgía de figurantes y espacios ambientada ya en un Madrid actual. Alabanzas pues a este desenfadado montaje que dejará estupefacto a todo aquel que piense acudir a una función tradicional de zarzuela; pero cuidado: es éste un divertimento teatral del que no se debe abusar, sino administrar siempre en dosis bajas. De lo contrario, y a fuerza de repetición, perderá su efecto sorpresa y el beneplácito del público. Excelente la actuación de los protagonistas: el Lamparilla de Jesús Castejón (¡ojalá todos los tenores se esforzasen en pronunciar con su claridad!) y la Paloma de Milagros Martín. En un nivel algo inferior Carmen Subrido y Alejandro Ray en los papeles de la Marquesita del Bierzo y Don Luis de Haro. (…)


Jorge Barraca Mairal
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