Federico
García Lorca.
La casa de Bernarda Alba.
Edición, introducción y notas
de Mª Francisca Vilches de Frutos.
Madrid, Cátedra, 2005, pp. 280
ISBN – 84-376-2245-X |
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La consideración de Federico García Lorca como uno de los
principales valores canónicos de la escena mundial nace de su
capacidad para aunar la tradición y la vanguardia a través de un
teatro poético de índole muy personal. Sus textos muestran a un
autor en constante experimentación con géneros, temas y
personajes de la tradición teatral que conocía en profundidad y
a los que pasó por el tamiz de unas modernas técnicas
expresivas, deudoras de las corrientes más renovadoras de la
vanguardia teatral del momento. No son únicamente las creaciones
de un autor dramático. Son textos de un gran hombre de teatro
que logró imprimir el sello de la modernidad en la tradición
gracias a sus conocimientos adquiridos en su dedicación a la
dirección escénica. Es bien conocida su labor al frente de La
Barraca, pero se ha escrito menos sobre su condición de fundador
e impulsor de grupos independientes y su destacada participación
en la dirección de sus propias obras estrenadas en los circuitos
comerciales. En La casa de Bernarda Alba García Lorca no siguió
los cauces expresivos del realismo social. La configuración de
temas, situaciones y personajes se realiza desde una perspectiva
literaturizada que recrea, sobre todo, elementos del teatro
griego clásico y del drama áureo español plasmados mediante
técnicas expresivas vanguardistas. No supone una vuelta hacia el
realismo, como se ha venido sosteniendo, sino una profundización
en las posibilidades connotativas de los símbolos, del ritmo y
de la prosodia, de la luz, del color y del sonido.
La edición presentada aborda también una cuestión de indudable
importancia a la hora de entender La casa de Bernarda Alba, el
compromiso de García Lorca en la construcción de la identidad
colectiva española y en la defensa de uno de sus sectores más
castigados, las mujeres. Federico fue un escritor comprometido
con la sociedad de su época y, al contrario que muchos
escritores del momento, no sólo evitó ridiculizarlas, sino que
tomó partido abiertamente por la mujer y la necesaria evolución
de la situación femenina en España. En su rechazo hacia el papel
que la sociedad más conservadora atribuía a las mujeres, La casa
de Bernarda Alba, como otras creaciones de García Lorca,
presenta un carácter precursor.
Hasta hace unos años, la mayor parte de las ediciones se basaban
en un apógrafo entregado por Margarita Xirgu, la actriz que
estrenó la obra en Buenos Aires, en 1945. Sin embargo, la
aparición del manuscrito ha hecho necesaria una nueva edición
crítica. El análisis de este autógrafo revela que, una vez
finalizada la obra, fue sometida a un proceso de corrección que
eliminó elementos reiterativos, añadió otros con el objeto de
matizar mejor la acción o los caracteres, y cambió el subgénero,
la concreción del lugar de la acción y la relación final de
personajes. Sin embargo este proceso de “acabado” no fue total.
La carencia de algunas palabras imprescindibles para la
comprensión del significado, el olvido al introducir las
modificaciones en la relación de personajes de la primera hoja o
en el texto, y algunos descuidos de carácter ortográfico, llevan
a suponer que los trágicos acontecimientos que segaron la vida
del autor en Viznar impidieron que llevara a cabo la revisión
definitiva del manuscrito, revisión que sí realizaron, con
diferentes criterios, los distintos editores que posteriormente
han dado la obra a la luz.


JERÓNIMO LÓPEZ MOZO
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